miércoles, 15 de diciembre de 2010

Los alrededores


Finalmente hubo árbol, y nacimiento y botitas y dulces, toda la cosa. Y un río de lágrimas momentáneo inevitable. Pero ahí estamos, a unos días de la cena y los vinos. ¿Felices?, no lo sé, quizá no completamente, pero estamos juntos y eso es lo que importa.


Porque yo no necesito nada de cuestiones religiosas, ya saben lo que pienso al respecto, que es un opio del pueblo, que alimenta esperanzas vanas y que ciega a los hombres ante la verdad, porque en ninguna circunstancia, ni siquiera es bueno pensar que existe para agredirlo o cuestionarlo, eso es perder el tiempo.


A mi díganme de lo que sí importa. Meter un arbolito en casa para celebrar el nacimiento del salvador al que hay que cantarle a eso de las 12 que es cuando nació, patrañas también. Sí le sigo la corriente es por los alrededores, como si yo estuviera presenciando un performance que acarrea beneficios colaterales, que son los que yo disfruto.


Tanta lata doy con el arbolito, una pobre pieza de naturaleza asesinada que no me remite a ningún dios, en dado caso, si de eso se tratara, mejor recuerdo el origen, la tradición nórdica, el árbol del universo como centro del misticismo vital en cuya copa se halla Asgard y en las raíces Helheim. El arbolito una vez más simboliza el efecto colateral. Sé que el “niño dios” no nació en diciembre, sino en abril, así como se que el cristianismo como religión oficial respondió a una cuestión política cuando el emperador Constantino pensó que lo más conveniente era, ante el número de conversos en Europa, declarar el cristianismo como la religión oficial, ganar adeptos, terrenos y finalmente poder, como siempre. Sé que no hubo salvador, sino acaso un profeta, que no nació de manera divina y tampoco cuida de los hombres que lo crucificaron. Pero finalmente todo lo que vivimos y creemos saber por cierto está construido a partir de una mentira, y una acumulación de mentira está perfilada a crear una verdad universal y compartida.


Decoro un árbol de navidad con esferas de colores, más porque me gusta el color y el brillo, que porque me represente el regalo de Dios al hombre o la alegoría de la manzana que tentó a Adán. Le pongo luces porque es la luz es parte de los recuerdos de infancia que busco hacer perdurables, no porque ahí radique la luz de la divinidad al mundo, y doy regalos sin ningún otro simbolismo que el de dar algo auténticamente a la gente que quiero y deseo que esté a mi lado. Esos son los eventos colaterales, los alrededores y son más importantes que el performance.


Así pues, si cenaremos en navidad para celebrar la llegada de dios, yo cenaré para celebrar la unión familiar, la alegría que todavía nos da juntarnos y el h echo de que a pesar de que somos muy diferentes siempre estamos apoyando la espalda del otro cuando se necesita y conviviendo por gusto y no por obligación. Dada la taza de familias disfuncionales o de gente que ni siquiera tiene a alguien con quien contar, el ser afortunada me representa cosas más importantes y trascendentes, más dignas de celebrar que el nacimiento de un supuesto niño milagroso.


Celebremos pues. Yo celebro y me contento con tener un árbol y un nacimiento que une a la gente, por las causas que sean, pues el resultado es benéfico. Nada le agradezco a Dios sino a la gente que me rodea, si acaso debiera agradecerle, y no directamente a él, es el efecto placentero que me produce todo esto y que tan absurdo pretexto una a la gente y saca lo mejor de ella.




Music on: Human - The Killers
Quote: "un cobarde es un hombre capaz de prever el futuro. un valiente es casi siempre un hombre sin imaginación" Charles Bukowski
Reading: La máquina de follar - Charles Bukowski

jueves, 2 de diciembre de 2010

Luces ausentes de Navidad


Este es el recuerdo: un árbol grande, natural, atascado de adornos y luces; botas con los nombres de cada uno (como quince, más o menos); un nacimiento colosal y la casa con motivos navideños en cada rincón: paredes, mesas, sillones, vasos, servilletas, manteles; regalos, cena, música, baile, felicidad, gente.

Pasan los años, la gente se muda y se muere. De aquellos momentos en que cenábamos en un tablón ataviado para esa especial ocasión (en dos turnos, porque todos no cabíamos para cenar al mismo tiempo), nada queda. En casa de mi mamá, mi aún casa, hoy estamos de luto por los muertos y las malas cosas del año. Hoy hay tristeza, los renos de peluche con pilas y canciones pregrabadas se quedaron en sus cajas, en silencio; hoy somos apenas cinco conjurados a cenar en la cocina algún guisado mandado a hacer o bien un enlatado que requiere poca cocción. Hoy no hay árbol.

Contrario a lo que le sucede a mucha gente, la época navideña no me representaba ningún tipo de nostalgia, al contrario, era sinónimo de esperanza, una muy rara que si bien no estaba vinculada a las creencias religiosas, sí lograba estimularme hacia cosas positivas. Ahora es diferente, no me aqueja particularmente la muerte, porque estoy conciente de que la vida sigue y no entiendo el afán de “enlutecerse” a voluntad, pero una vez en tal situación me siento llamada a la solidaridad y me dejo contagiar por un extraño deseo de no alterar lo que se ha establecido.

Me doy cuenta que los detalles más insignificantes como las luces y el arbolito representan mucho más de lo que solía pensar. De pronto veo cómo se desmoronan esas cosas que daba por sentadas y cuánto impacto emocional tienen. Ahora sí siento esa nostalgia terrible de la que todos hablan, la encuentro más pesada aún por venir sumándose a la frustración y la tristeza contagiada. Ya no hay espacio para repetir el recuerdo y seguirlo perpetrando, aquello se ha derrumbado.

Lo que me queda es hallar la fuerza de voluntad para construir nuevos recuerdos a partir del cambio, pero tal cosa no resulta tan sencilla de realizar. Me queda, al lado de la mesa donde solían ponerse los dulces, mi eterno descontento con la finitud y mi obligado punto de partida hacia lo que no deseo. Así la oscuridad navideña, así las cosas...


Music on: Public Pervert - Interpol
Quote: "Todo lo que soñé dura un minuto y es un minuto todo lo vivido" Octavio Paz
Reading: Los versos satánicos - Salman Rushdie

viernes, 26 de noviembre de 2010

Algunas confesiones

Confieso que en esta ocasión fui yo la que abandonó. Nunca antes lo había hecho. Mi vida se había llenado de una serie de fracasos sentimentales y sufrimiento absurdo por el amor no correspondido. Es verdad, tuve que alejarme y el amor no me fue suficiente como para permanecer en la actitud estoica y que doliera más. Fui egoísta. Ahora estoy mejor. Sin embargo, hay recuerdos que se quedan anclados en la piel, tan imperceptibles y al mismo tiempo tan presentes. No es tan terrible, pues con la acumulación de ocasos se irán diluyendo del cuerpo.


Ya no pronuncio nombres, porque la palabra crea y reafirma, hace que existan. Sólo recuerdo en silencio, como siempre, anclada en un barco ebrio que navega sin querer tocar tierra, sabiendo que en el puerto el sol seguirá siendo igual de frío y de solitario. Inutilidades inolvidables habitan mi cabeza y a veces estoy tan cansada de guardar recuerdos que me parece imposible seguir viviendo para crear nuevos. Pero también a veces me encuentro dispuesta a tirarlo todo por la borda y sumergirme hasta exprimir lo más que pueda de la vida.
 Dándole vueltas al asunto del amo una y otra vez, me queda claro su naturaleza caprichosa, y que uno tiene la culpa por anhelar demasiado esas cosas que no pueden ser. Pero situados en la alegre ruleta de la vida, también entiendo que a veces se puede ganar, que de vez en cuando uno siente que las cosas valen la pena y que la compañía de alguien no es circunstancial sino verdadera. Impresiones nada más, evidentemente, pero de no tener un sueño cuando menos abstracto, ¿cómo se podría seguir adelante con la vida sin enloquecer o suicidarse?


La finitud me ofusca todavía. Mi reino sí es de este mundo, aquí se busca sin cesar esa eternidad luminosa que nos guarde sin peligro. Mi reino es este, el de los que anhelan encapsular instantes y hacer que el presente, en efecto, sea perpetuo. Mi reino está plagado por una planta opiácea llamada Esperanza que me atrae a engullirla con desesperación, para pensar que cosas mejores son posibles, para soñar, para entregarme, para amar, para regresar a la finitud.


Detrás de los años erijo un altar a la memoria, como un ritual que me resulta imposible evitar. No soy extraordinaria, al contrario, mis aspiraciones oníricas decrecen, tal cual sucede para todo aquel que vive –por necesidad y constancia-, con los pies bien anclados en la realidad. No soy feliz. Pero tampoco sufro. Escribo, una vez cada semana, para explorar mi mente, eso que soy y no comprendo, y muy importante: para no olvidar.




Music on: The suburbs - The Arcade Fire
Quote: "No hay cosa más amarga para el hombre que descubrir que ha estado creyendo en un fantasma" Salman Rushdie
Reading: Los versos satánicos - Salman Rushdie

jueves, 18 de noviembre de 2010

La soledad del Twitter

Hace poco tiempo que mantengo una cuenta en Twitter, la tengo más por interés en cierta persona que twittea mucho y que, como me interesa, ando al pendiente de lo que hace; ahora que le he agarrado el modo la utilizo cada vez con mayor frecuencia. Con el paso del tiempo he agregado gente a la sección de “siguiendo” y en ocasiones ha aparecido uno que otro curioso ahora listado en la casilla de “seguidores”. A ratos le encuentro el chiste, a ratos no tanto.


Me sucede que siento que esto del Twitter es una llamada de auxilio para la gente con soledad extrema. Además, encuentro curioso que a pesar de que hay grupos de gente que se siguen mutuamente, son muy pocas las veces en hay una respuesta a la sarta de tarugadas que uno puede poner. Es un grito de soledad que repercute en más soledad; se busca una compañía que por supuesto, no aparece (y ¿cómo va a aparecer si todo es en la web, si lo único que otorga un poco de personalidad es la coqueta @ que precede a los nombres?).


Para eso, me quedo con lo clásico. Desde hace años escribo frustraciones, sueños rotos, desamores, quejas y demás bellezas en una especie de diario de vida. Lo empecé a los 15, cuando tenía ciertas cosas que decir, pero me avergonzaba confesarlas (nada fuera de lo normal, sólo me enamoré de un maestro), poco a poco las páginas se fueron llenando de ideas y manifestaciones varias, desde amorosas hasta existenciales, secretos ocultos, traumas, experiencias de vida, en fin, cosas que no podía decir abiertamente a nadie. Era más que nada, una manera de descarga de esa frustración acumulada y pensada sólo para el silencio, como si yo fuera la interlocutora de mi otro yo. Twitter es casi la misma cosa pero con espectadores fantasmas e impersonales; está acoplado a la modernidad y se limita a un número específico de caracteres, porque la vida rueda demasiado rápido y la concreción es la mejor forma de hacerse presente.


En Twitter he puesto algunas frases de mis poesías favoritas sin dar el crédito al autor (cosa curiosa, objeto de otro post, quizá), fragmentos de mis diarios y de esas cosas viejas que antaño me resultaban demasiado personales y obviamente secretas. Nadie se inmuta, ni un “Retweet” ni una respuesta. Me intriga ¿acaso es que aunque nos exterioricemos seguimos estando solos? Sí, estoy segura de que es eso. Además, ¿a quién le va a importar un pensamiento suicida subido a hora pico de Twitter, en medio de cien frases de alegres cibernautas seguidores? A nadie le importa, esa es la verdad. En silencio o no, estamos solos.


Así se resume pues, el cenit de mi experiencia con el Twitter. Personalmente, hay veces en las que prefiero regresar a lo clásico y disfruto enormemente hacerlo, es decir, escribir en el cuadernito mono, con tintas de colores, extendiéndome por hojas y hojas de divagación existencial. Me atrae bastante la idea de lo oculto, de pensar concretamente, que si no existe algo es por el secreto, no por la indiferencia. Sé que todo esto, de cualquier modo, no ayuda a reparar la soledad, esa penumbra eterna que muerde sin que nos demos cuenta.




Music on: Mediocre - Ximena Sariñana
Quote: "Creo todo lo que me dices, pero también sé que todo resultará distinto" Henry Miller
Reading: Los versos satánicos - Salman Rushdie

viernes, 12 de noviembre de 2010

Once upon a November

1. Otro 6 de noviembre detrás de nosotros, y yo sin él. De nada me sirve rememorar lo ido, sufrir por lo imposible, pensarlo una y otra vez cuando el día innombrable se acerca y acontece, de nada sirve volverle a escribir en el cuaderno que empecé hace años, agarrar su fotografía y estar imaginando que este tiempo no es este sino otro, el anterior, cuando todo, hasta la respiración, era más simple. Pienso en él, en ese día especialmente. Creo que nunca dejaré de hacerlo.

2. Hoy, 12 de noviembre, se celebra el natalicio de Sor Juana, pienso en sus sonetos, los que más me gustan, aquellos que versan sobre el amor más doloroso de todos: el no correspondido; yo misma he tenido muchos de ellos, me encuentro muchas veces como el yo lírico de aquel soneto “que no me quiera Fabio al verse amado”, teniendo a un buena promesa de amor a mi lado, y llorando el desamor del que peor me trata: cito a la musa: “Si de Silvio me cansa el rendimiento, / a Fabio canso con estar rendida: / si de éste busco el agradecimiento, / a mí me busca el otro agradecida: / por activa y pasiva es mi tormento, / pues padezco en querer y ser querida.” Nunca gana la razón. Y así más pierdo.


3. Los muertos se quedan aquí siempre, no es que se vayan y vuelvan simbólicamente en la fecha que les hemos asignado. Están presentes en la vida que seguimos, en cada rincón, endureciéndose. Este año hemos puesto la ofrenda más triste de todas, llena de fotografías de los muertos viejos y los nuevos (si tal descripción es correcta). Son demasiados. Apenas tengo 25 años; imagino lo que duele (¿duele todavía?) para la abuelita de 90 años que ha visto morir a todos sus hermanos, además de sobrinos, amigos y demás familiares.


4. Escribo sobre un viaje existencial que no he realizado, se trata de escapar del lugar en que uno está, de irse a la mitad de una tormenta en una especie de aventura sin previsiones. Necesito irme, aunque el viaje sea el peor y más fatídico, aunque no encuentre puerto seguro, aunque el barco esté lleno de fantasmas y ecos que me llaman y al mismo tiempo me ignoran, aunque me vuelva loca. Irme ya porque detrás de mí hay un fantasma todavía más grande. No planeo regresar a Ítaca.


5. Y sueño (despierta y dormida) con aquellas cosas imposibles e inamovibles, con el príncipe azul que no existe, con el amor eterno que hace andar el mundo, con el romanticismo como eje de la existencia, con el tiempo liviano y alterable que permite hacer las cosas bien, con muchas otras quimeras, deseos e intentos no condenados al fracaso. Sueño, espero, busco y, lo peor, amo: ¿qué remedio?






Music on: Another world - Antony and the Johnsons
Quote: "era como una noche de invierno, con nieve para asfixiar decididamente al mundo" Arthur Rimbaud
Reading: Los versos satánicos - Salman Rushdie

jueves, 4 de noviembre de 2010

Eternidad

Una madrugada de falsas estrellas bebí la sangre de un inmortal;
es posible,
más allá de lo que cruza el umbral de la mente de los hombres.


Hoy me apela la carga de mi voluntad mal decidida,
una eternidad, monumento incierto,
esta cárcel de fuego que no daña, pero consume y mutila el paso a salvación alguna.


La tortura hallada sufre del mismo mal: lo eterno,
renazco cansada al amanecer incorruptible.


El rojo atardecer me persigue bajo la amenaza el día siguiente:
renaceré, siempre.


El destino me saltará a la cara con la crueldad de lo ineludible;
y todavía albergo en rabia vestigios de humanidad presente,
un halo de niebla que puebla el cementerio de la carne.


Hago todo lo que un mortal haría.
Incluso agradezco que el dolor exista,
intuyo oscuramente que sólo necesito a alguien como yo,
porque de nada sirve poseer todo el poder del mundo
si el alma se encuentra confinada a una indestructible soledad.


Ojalá el cielo otorgara refugio ante el níveo trajinar de la fantasía;
que los ojos se derramaran ya sin preámbulos en sangre negra
y lavaran cada centímetro de mi piel carcomida hacia dentro.


Soy absurda hasta el infinito.


También soy oscura,
un arco iris de falsa raíz.


Soy de alma tortuosa,
aún atraída a los deseos más insatisfactorios y a los placeres más lascivos;
también víctima inevitable de los encuentros más rosas,
de la realidad imposible vertida en recuerdos de agua.


Y aún, en lo más profundo del mundo,
también soy un alma que busca reinventarse,
burladora del grito, cómplice amargo del dolor primero.


Pero nada importa,
ni las horas pasadas entre los mortales felices
o los sueños grabados en mis irónicas carencias
menos aún la belleza de una flor moribunda entre mis dedos.


El hecho irreductible aquí tratado es que soy humanamente inmortal.
Me he entregado al sueño de muchos: el lugar congelado,
la música de lo eterno,
la búsqueda de la nada en los oídos de los muertos
toda la saliva que profiera estas palabras es ahora y siempre,
segura,
marmórea,
cíclica,
mi única dulcísima y perenne condena.






Music on: Hard enough - Brandon Flowers
Quote: "Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo" J. L. Borges
Reading: Los versos satánicos - Salman Rushdie

viernes, 29 de octubre de 2010

De lo importante y lo no tanto.

Dicen que en la vida hay que enfocarse a las cosas importantes. ¿Qué es importante hoy en día? El país está hecho un desastre deplorable, eso todos lo saben y bien valdría decir que tal cosa es importante; la política es una maraña de mentira y corrupción, los asesinatos aumentan, igual los robos, los desaparecidos, las víctimas del narco, los desastres naturales y un largo etcétera. Todo eso es importante, porque vivimos en ese mundo y no podemos pretender que tales cosas no existen. Pero ¿eso es lo más importante?

"El hombre es la medida de todas las cosas" dijo hace siglos Protágoras; es cierto, cada quien, personalmente, es la meedida de sus propias cosas, y respeto lo saludable de apartarse de vez en cuando de esa importancia global, para individualizarse. Personalmente me importan cosas sencillas, las mismas que me enternecen y me alegran, como por ejemplo encontrar dinero en la ropa que hacía mucho no usaba, o saber que, con todos los defectos y fallas, existe gente que, sin motivo alguno, puede arrancarme una sonrisa con un regalo inútil o un chiste malo.

A veces quisiera que el mundo entero desapareciera, o por lo menos olvidar todas esas cosas que lo hacen tan terriblemente feo, hostil, deprimente. . Es una buena terapia pensar de vez en cuando que las cosas importantes no son aquellas que salen en los periódicos o que repiten los políticos, sino más bien las que uno va construyendo día a día así como los recuerdos que se quedan para generar más vida. Es importante despertar al lado del ser amado, por ejemplo, contemplar un atardecer en éxtasis, con calma, reír hasta que duela el estómago, vivir sin ataduras sociales, ser libre.

Cada quien decide qué es importante y qué no. Yo opto por la poesía, el loco amor, el instante, lo espontáneo y esas cosas pueriles, sí, que de alguna manera parecen mucho más importantes en su pequeñez, que la condensación de eventos grandes con repercusión alrededor del mundo. Es importante recordar, sobre todo, que vale la pena soñar, porque la realidad también es frágil y nada dura para siempre.



Music on: Man of a thousand faces - Regina Spektor
Quote: "La soledad no te enseña a estar solo, sino a ser único" Cioran
Reading: Los versos satánicos - Salman Rushdie

viernes, 22 de octubre de 2010

Recuerdos de imaginación extrema

Yo fui una niña con mucha imaginación, de dónde saqué tanta cosa, no lo sé, simplemente hubo una vez un detonante inexplicable que hizo que mi cabeza generara una historia alterna frente a casi cualquier cosa que veía o escuchaba. A todos los niños los orillan a estimular la imaginación, parece ser una parte saludable en el juego y la convivencia con los otros. Para mí no fue así.

Tenía 9 años. Me decían en la escuela que tenía que creer en Dios y hablar con Jesús en cada ocasión que tuviera. Pero Jesús no era dueño de una armadura ni ostentaba un enorme tatuaje en la espalda, sus mayores milagros, convertir agua en vino o caminar por el agua, se quedaban cortos al hecho de utilizar siete sentidos, cambiar el curso de una cascada o poder recibir millones de golpes sin morir. Así pues, mi devoción estaba concentrada en una caricatura, un dragón de carne que aparecía en la televisión y que por mucho, me resultaba más real y más valeroso que el póster que adornaba el salón de clase o el crucifijo doliente. Se llamaba Shiryu, y yo estaba convencida de amarlo, de que era algo así como mi novio; salíamos de paseo, le guardaba comida en secreto y hablaba con él cada noche (¿cómo no? era la única persona que me entendía).

A los 9 años, también, me di el lujo de afirmar que mi verdadero hogar era el planeta Marte, mi vida estaba eclipsada por el recuerdo del hogar perdido; en mi cabeza existía mi supuesta madre y dos hermanos cuyos nombres los había tomado de las estrellas de la constelación de Orión y el Can Menor. Yo también tenía un nombre proveniente de los registros astrológicos trazados en un libro sobre la bóveda celeste que mi mamá tuvo a bien comprar, así pues, yo era Jenny Alnitak Adhara (nombres comprobados que se han otorgado a estrellas reales). Curiosamente mi existencia, a pesar de ser imaginada, estaba confinada a un halo eternamente triste: era una desterrada, extranjera, ajena al mundo en que vivía, rodeada de un montón de gente que no entendía que el sonido de los fuegos artificiales o incluso de los globos de cumpleaños me remitían al recuerdo del planeta deshecho.

Me quedé sin amigos (reales, pues) jugaba en el patio escolar sola, comiendo lento el sándwich que me hacía mi mamá, esperando el momento en que se me acabara la soledad declarada y pudiera regresar al aula a seguir haciendo sumas y restas. Mis amigas me tildaban de mentirosa, obviamente yo creía mis propias mentiras como verdades y me rehusaba a traicionar mi convicción, era una mentirosa, pero la mentira resultaba tan agradable que no tardé mucho en dejarla. Aprendí entonces una valiosa lección sobre sinceridad e hipocresía, falsedad y apariencia, que se aplica tanto a lugares reales como imaginarios.

Una maestra sugirió que me llevaran al psicólogo. Mi mamá nunca lo hizo, si bien ella tampoco tenía muy en claro el asunto del desborde de imaginación, creo que sabía que lo que sucedía no iba a ser tan grave, quizá confiaba en mi inteligencia, quizá nunca entendió nada de nada. No importa. Al final el resultado no fue tan malo, creo.

Crecí, el tiempo transcurrió rápido sin mayores contratiempos, nada trascendente, además de ese episodio de los 9 años, pervive en mi memoria, sólo pasaron cosas normales, circunstanciales y aburridas. La imaginación se me quedó por mucho tiempo más. Hasta hace unos años el único confidente de mis ratos de desesperación seguía siendo una caricatura, un destinatario inexistente, una especie de otredad frente a la cual desnudarme y organizar los pensamientos. Le escribía directamente, con su nombre, aunque él callara siempre.

Sigo imaginando, volando, escapando a voluntad, sé que escapar eternamente no es posible. Quizá algo hubiera sido distinto si desde niña me hubieran advertido que de nada sirve imaginar un mundo alterno si éste va a ocurrir en soledad. Nunca me dijeron lo que era la soledad. Sigo ideando otros mundos posibles, de vez en cuando, porque es lindo, pero he aprendido a callarlos o bien, guardarlos para los cuentos y las poesías, donde toda ficción es válida y no hay riesgos de que alguien te quiera mandar al psicólogo. De vez en cuando me acuerdo de Shiryu y le escribo unas cuantas líneas, sólo para no olvidarlo por completo. Es la mejor terapia performativa que he encontrado.



Music on: Writingo to reach you
Quote: "En vez de lágrimas, lloro moscas" Francisco Hernández
Reading: Los versos satánicos - Salman Rushdie

jueves, 14 de octubre de 2010

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos

"esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche"
Cesare Pavese

Estaba sentado detrás de ellos dos, en una esquina del cuarto. También he soñado con la muerte, igual que ellos, pero trato de no pensar en eso. Éramos nosotros tres nada más desde hacía un tiempo en una habitación de la que apenas podíamos percibir las paredes pues había poca luz. Pedro se llama uno, el que usa sombrero y tiene barba larga; el otro, creo que se llama Lázaro, él nunca habla conmigo. Están allá, platicando, los escucho bien desde mi lugar igual de oscuro; siempre regresan a la misma conversación sobre la muerte, como si no pudiesen dejarla atrás nunca. 
Pedro se acomodó el sombrero y miró hacia arriba, donde hay una ventana pequeña e inalcanzable.
—Sueño mucho con la muerte —dice Lázaro, mientras se lleva las manos a la cintura.
— Todos lo hacemos… todavía.
—La veo incluso cuando no duermo.
Pedro apenas lo voltea a ver y le contesta secamente:
—Es lógico.
En esa respuesta se resume toda la sabiduría que acaso reina en este cuarto de incertidumbre y tinieblas. ¿Qué es lo lógico? Aún me lo sigo preguntando.
—Me acuerdo que antes la había visto, mucho antes —Lázaro hace una pausa como si su argumento siguiente le fuese a doler. —No sabía que era ella.
Pedro, aún un poco indiferente, le dice:
—Sí, los ojos seguro. —Pedro busca algo en que subirse y así alcanzar la ventana. Sin embargo, sabe que aún de alcanzar a ver lo que había afuera, no le servirá de mucho pues la oscuridad de afuera indica que aún es de noche y no hay tampoco alguna luz en el cuarto de junto.
Lázaro sigue hablando con la mirada hundida en un horizonte imperceptible y el vacío del cuarto se deposita en sus ojos enteros.
—Es que uno no se pone a mirarle las manos a la gente, —dice.
—Sí, yo sí, de vez en cuando, bueno, ya lo sabía. —Contesta Pedro.
—¿Cómo?
—Mi abuelo la vio justo antes de morir y me lo dijo, dejó de ver por un instante y luego abrió los ojos y con una luz distinta, más clara, le alcanzó a ver las manos, tenía sus ojos en la mano, por eso supo que era ella.
—Yo nunca la vi en el momento de morir, fue hasta después y no sentí que me hubiera quedado ciego.
—No sé cómo es, sólo sé que mi abuelo vio sus propios ojos en la mano fría de la muerte, tan helada que de verla a distancia contagiaba el frío, ahí fue que supo que no había remedio; gritó desde la cama del hospital, yo estaba ahí justo cuando pasó, me dijo en un susurro que ella había llegado y también me dijo que si alguna vez la veía, aún en vida, que me fijara siempre en sus manos, que no tuviera mis ojos en las manos.
Estoy escuchando la misma historia, sé lo que vendrá después, pero parece que en este lugar la memoria no es un requisito y ninguno la comparte, acaso yo, un poco y tampoco termino de comprenderlo. Incluso me sucede que no sé bien qué sigue o cuántas veces se ha dicho lo mismo, por eso sigo escuchándolos atento cada que retornan a lo mismo que quizá no es en realidad lo mismo.
—¿Qué más dijo? —Pregunta, impaciente, Lázaro.
Afuera se escucha un ruido, ambos voltean a ver lo que parece ser una puerta, el ruido, parecido a unos pasos cesa de pronto.
—Nada —contesta Pedro y luego vuelve los ojos hacia mí pero no me mira, sino que busca algo a través de la pared que tengo detrás. —Nada —repitió de nuevo, —Mi abuelo dio un respiro muy largo antes de morir, se estremeció ligeramente y luego otra vez nada, dormido, y tieso. Así es la muerte para los vivos; mientras que para nosotros es un espasmo, para ellos es un gran evento.
—Aún da miedo, eso, morir pues, verla frente a ti.
—Terror. Uno piensa que es sólo miedo pero es un miedo muy antiguo. Si, terror, deseo de escapar y saber que no hay salida. Yo tampoco me acuerdo bien cómo morí, sólo sé que me vino a la mente la imagen de mi abuelo pero no pude gritar, ni tampoco dejé de ver, era como haber visto a la muerte ya desde muerto no desde vivo como le pasó a él.
—Yo también la he visto, la veo mucho, a cada rato y a veces hasta puedo ver mis ojos que cuelgan de sus dedos y desde ahí veo todo lo demás, sigo el movimiento de sus pasos desde mi posición, y veo el piso, la gente, toda esa gente que la ve y la ignora, veo desde ella, desde su mano nada más, como si yo ya no estuviera en mí.
Luego se hace un silencio en que intercambian miradas de profunda angustia como si en ellas encontraran la verdad que tanto anhelan conocer. Pedro se frota los brazos, parece que tiene frío. Lázaro, se ha ido hacia la pared de atrás, hacia donde estoy yo.
—Entonces, ¿cómo fue la vez en que de pronto la viste y supiste que ese era el momento? Aparte de los ojos, ¿hubo algo más?
—Creo que la hora se conoce cuando la verdad es demasiado evidente. A mí me pasó eso. Aunque no sé, ya te dije que no me acuerdo bien.
—La verdad es muy pesada.
—La verdad es perder los ojos ante la muerte, así me gusta pensarlo porque ella está en todos lados, desde que estamos vivos pero no lo sabemos y es sólo cuando la verdad es muy fuerte que podemos verla y entonces, lo irremediable: morir.
—Es un silencio muy grande, la verdad.
—Si, por eso este es un secreto muy bien guardado, porque pertenece a los muertos. Creo que si a mi abuelo se le alcanzaron a escapar esas palabras fue tal vez por un error. Ya ves, nada es perfecto, ni lo incomprensible lo es.
—Oye, escucha, parece que por la escalera baja alguien.
—Sí, ahí viene otro.
La escalera de la que hablan está lejos de nosotros, en el otro cuarto que se cierra por afuera y que sólo cuando se abre se distingue el óxido de sus peldaños desvencijados y viejos. Entonces se abrió la puerta y en el espacio mínimo que separa la puerta de los escalones cae un hombre, se revuelca y luego se queda quieto. Tiene los ojos abiertos pero parece no ver nada.
—¡Despierta! —le grita Pedro.
El hombre ha despertado, mira hacia todos lados con angustia, tiembla y tiene miedo.
—Todavía no ve nada —.
—Despierta bien, anda —.
Luego de unos segundos, el hombre aún tirado en el suelo, más tranquilo y con menos espasmos grita:
—¿Mis ojos? apenas puedo ver lo que hay aquí pero la vi, era ella. Su mano se acercaba a mi rostro y luego la volví a ver ya más lejos, y mis ojos como unas bolas heladas igual que sus manos, colgaban de sus dedos.



Music on: Sprawl II - Arcade Fire
Quote: "Todo hombre es como la luna: tiene una cara oscura que a nadie enseña" Mark Twain
Reading: Los versos satánicos - Salman Rushdie

domingo, 10 de octubre de 2010

Sed

estoy sedienta de instante


sedienta insaciablemente
de ti
y el sonido del silencio que abarca tu presencia
de ti
sedienta eternamente de un beso que abrace la luz, el amor y el deseo


sedienta siempre


tengo sed de eternizar el prístino momento en que tomas mi mano y me deseas
sed de otro tiempo adentro del tiempo
de una caricia tuya escondida entre mi piel,
sed de un sueño compartido y grande
sed del agua que regresa a saciar sin descanso


estoy sedienta del día en que la perfección existió
del futuro imposible
y del pasado feliz, ansioso desdoblándose en placer


tengo sed
mucha sed de vida...
sed de ti.






Music on: Open your eyes - Snow Patrol
Quote: "la gloria que es ser hombres / y compartir el pan, el sol, la muerte, / el olvidado asombro de estar vivos" Octavio Paz
Reading: La caverna - José Saramago

jueves, 30 de septiembre de 2010

Llegó la muerte

Me preguntan (la gente, en general, que no sabe bien a bien cómo acercarse al tema) que si pienso en él, sí, incluso olvido que está muerto; se me aparece en sueños y ahí no soy realmente consciente de que ha muerto, es sólo cuando despierto que todo regresa y tengo en el pecho un dolor manso, solitario, indescriptible. Murió mientras yo estaba en una fiesta, el celular se llenaba de llamadas perdidas mientras yo, segura y tranquilamente, me bebía una cerveza y reía con mis amigos.


Me preguntan también que si se han deshecho de sus pertenencias, yo digo que sí, bueno, yo me quedé sus calcetines y el desodorante guardado en el closet (aun sin abrir) y lo he usado a pesar de estar diseñado para hombre, a mí me da lo mismo. Mi mamá tiró la cama con todo y sábanas y el ropero con todo y ropa. Dice que no quiere tener más recuerdos del cuarto que también mató a sus padres y a otra de sus tías (¿pero qué podíamos hacer sino reciclar los cuartos?)


Esa noche llegué a casa para encontrarlo en pleno rigor mortis, las paredes del cuarto parecían haberse oscurecido un tono arriba del azul celeste que lo revisten, estaba tendido sobre aquella cama llena de recuerdos y sábanas a rayas. Eran las 7 de la noche y esa mañana aún me había despedido de él con la perturbada sensación de que sus ojos ya no me habían visto, con la certeza extraña de que él mismo estaba presintiendo su muerte o quizá viendo cara a cara a muerte a través de nosotros. Sus ojos no hicieron contacto con los míos. Y aún así me fui rápidamente bajando la escalera buscando el dinero exacto para el camión, los lentes, la bolsa, el agua, los cigarros, la comida. Me fui.


Todavía sus cenizas descansan sobre el piano donde mi mamá ha hecho una especie de altar con fotografías, flores, velas y agua. Si no las ha ido a llevar a la cripta es por culpa de la burocracia, porque la iglesia demanda una serie de papeles que la clínica de afiliación no ha podido proporcionar. Mi familia le sigue rezando (acción inútil, por supuesto), no hay manera da resucitar con un rezo y la realidad es que todos ignoramos si existe un alma que debamos salvar del limbo. En fin, difícil resulta de todos modos abstraer que la vida, cuerpo y memoria de una persona quepa íntegra en una minúscula urna que un niño puede cargar sin problema. La vida se burla de nosotros siempre, habría que darnos cuenta de eso.


Dice mi hermana que se murió en el consultorio del doctor, ya casi para regresar a casa, que vomitó una última vez y se estiró sobre la camilla, dice que el médico no quiso hacerse responsable, y que ella y su esposo lo sacaron en silla de ruedas haciendo de cuenta que seguía vivo, dormido, pero vivo. No me imagino cómo habrán hecho para hacerlo entrar en la camioneta y atravesar la ciudad de sur a norte con el cuerpo desvencijándose y tensándose en raras posiciones al mismo tiempo.


No nos ponemos a pensar en cuánto nos afecta la muerte ni cómo nos llega a cada uno. Mi mamá llora por las esquinas, literalmente, tratando que nadie la vea. Los demás no hacen nada, solamente callan. A veces rezan. Yo me conformo con no verlo apareciéndose en mis sueños, y ya poniéndome exigente, deseo poder olvidar, simplemente ir olvidando todo lo que fue para que no duela más.


Te acuerdas dónde guardaba los cheques, cuándo le pagó al contador, a quién hizo el último pedido de mercancía, cuántas deudas había por pagar. No. Nadie se acuerda, nadie sabe, tampoco, cómo cambiar la llave del lavadero que ha estado goteando desde hace días (mi hermana lo intentó y al contrario la dejó con una fuga incontrolable para el agua caliente; la fría, por otra parte, tiene que abrirse para el lado contrario al normal, si no, no funciona). Nadie sabe.


Los muertos no se van solamente con ellos mismos, se llevan una parte inconmensurable de nosotros, una parte íntima y a la vez desconocida. Aun pienso encontrarlo en el sofá frente a la televisión, en el patio o en la oficina. El olvido, como la vida, son un par de bastardos desgraciados; se me olvida que ha muerto, esa es la verdad, pero realmente no puedo olvidar lo que sí importa, lo que sí es real: que ya no está y que su no estar pesa mucho.


Pero habrá que seguir, tomar la vida menos en serio y sonreír. Ya no reciclaremos ese cuarto. Mi mamá ha mudado sus cosas a mi habitación, no he podido negarme. Estamos tristes, de una tristeza que no se cura. Y actuamos en el escenario de la vida en un profundo silencio. Hoy también me puse un par calcetines que le pertenecieron, tenía muchos; también usé su desodorante, porque alguien tenía que usarlo.




Music on: Betrayal/Forgiveness - Apocalyptica
Quote: "La ciencia no nos ha enseñado todavía si la locura es o no lo más sublime de la inteligencia" E. A. Poe
Reading: La Caverna - José Saramago

jueves, 23 de septiembre de 2010

Ulises otra vez...

Este cándido exégeta supone
que el signo de Odiseo es el viaje.
          Todo chofer de taxi,
todo camionero
resulta así un Ulises
          Pero el signo de Odiseo,
de Juan, de Ulises
no es el viaje:
es el regreso.
          La cosa es regresar
contra el espacio
y contra el tiempo
hacia algún punto
que los sicoanalistas desconocen.
Eduardo Lizalde
.




A veces regresan, sí, pero no es tan simple como eso. Esta tarde, mi amor, has vuelto, dijiste -ah la palabra, esa putilla creadora del mundo- que todo se renovaría, supe que te adoraba con la misma devoción de antaño, con la esperanza opiácea de los ideales futuros, con el latido desbocado y la piel en pausa. He creído algo que sé que no puede ser verdad. A veces, quiero pensar, a veces la gente regresa y ya no se va. A veces, sin embargo, abro los ojos y tu esencia se me resbala fundiéndose levemente con el halo de la realidad. Tu estancia no es duradera.

Ya sabes, corazón, que lo difícil no está en el viaje sino en el regreso. Un retorno de tus pasos hacia los míos siembra anhelos que luego me resulta imposible destrozar, un camino trazado por tus pies hacia mis pies es una muerte dolorosa que me abstrae de la tierra pero me impide la eternidad celeste. Tu regreso es un limbo sostenido por angustia, miedo y desasosiego.

Nada hay que puedas arreglar entre tiempo y espacio si a final de cuentas te irás. Has vuelto hoy, tu presencia es un todo trazado por un par de manos enlazadas con anillos -grilletes piensoyo- de fantasía. Me pierdo más contigo aquí, has hecho que yo misma regrese a adorarte. Tengo la certeza de que concientemente y pronto, sin remedio, te irás de nuevo, ¿qué penas de otras vidas estoy pagando? ¿cuándo estarás de vuelta a mí todo completo?

Nunca, el silencio compartido en compañía es cómplice del robo que le hacemos al tiempo, a la verdad; no estamos para estar juntos, corazón mío, y mientras más pronto lo sepamos, mejor haremos en distanciarnos definitivamente. Nunca, he dicho nunca, tú lo sabes también. Así que no vuelvas, en mí no hay punto al cual volver y en mi alma residen solamente un montón de sicoanalistas chiflados que te expulsarán a gritos y golpes cada que intentes entrar...



Music on: Fade into you - Mazzy Star 
Quote: "El poema es una contribución a la realidad" - Dylan Thomas
Reading: La caverna - José Saramago

sábado, 18 de septiembre de 2010

El mundo es un lugar

A Severino Salazar

Yo también quisiera amarrarme un espejo a la quijada y hacer de cuenta que voy caminando por las nubes
aunque mis pies se vayan ahogando más y más en el fango.


Conocería la realidad pero podría negarla por un tiempo.


Mi cuerpo sería como una cebolla y no arrancaría jamás ninguna de sus capas;
pegaría la oreja a un caracol para escuchar el sonido de la nada,
regresaría a ahogar el canto de mis pájaros,
—antes ciegos por mis manos—
luego abriría sus jaulas para que salieran a estrellarse con los árboles,
o quizá ahorcaría sus pequeños pescuezos para ahorrarles la pesadumbre de existir
y tiraría sus huevecillos al suelo para que se estrellaran en un caos amarillo.


Yo también quisiera llevar un barril de chapopote hasta la cuesta de un monte
para seguir construyendo la misma empresa,
sin desgastes mayores.


Sabría con certeza que al rodar el mismo peso
me ahorraría las variantes del fracaso.


Sentiría la alegría inaudita de existir sin esperanza y sin sentido.


Sería feliz.




Music on: Only the young - Brandon Flowers
Quote: "También el llanto sirve de almohada" Octavio Paz
Reading: Revista Los suicidas Núm. 5

viernes, 10 de septiembre de 2010

Buscar



Buscar
el lugar perfecto lleno de horas de dicha
la palabra liberadora, el reino que no es de este mundo,


Buscar
ese amanecer en que no necesitemos a los muertos,
el halo transparente del alba calma donde no pensemos tampoco en los vivos que si no es su presencia lejana y el recuerdo, también están muertos,
el remilgo de aquellos fantasmas familiares y nuestros que involuntariamente nos tejen nostalgia en la cabeza con sus dedos muertos.


Buscar otro argumento,
dejar de pensar en que la muerte es la única salida,
desear también otra puerta de salida y gritar hacia dentro para que en un último alarido nos estallen las venas y podamos renacer simbólicamente con más fuerza para seguir en una vida que nunca entenderemos.


Buscar otra vez
el sonido peculiar de la lluvia sobre el parabrisas del auto y el vacío perenne en el alma por siempre niña,
el destino al que nos lleva el auto y la ignorancia del paradero que nos espera al otro lado de la carretera donde nadie sabe de nosotros,
el desprecio manso de la soledad y el asesinato dulce del lugar de pesadez y amarga bruma.


Lograr el amor sin consecuencias ni entregas, matar el anhelo por el otro que siempre parte entre el silencio,
recordar el eco de las voces que dicen que hay que dejar pasar, dejar hacer para hallar un camino de luz entre el parpadeo de un sueño y otro.


Soñar otra vez desde la cama pintada de noche y angustia y acariciar el alba sin ataduras.


Amar de nuevo.


Buscar sin dolor el silencio de la madrugada y coincidir un cuerpo y otro en el instante en que la realidad no es ésta sino aquella que se produce a la medida en que el deseo lo quiere.


Olvidar un poco -muy importante- entre una hora y la siguiente en la cantidad mínima necesaria para no enloquecer.


Y buscar sin cesar hasta perder los ojos y las uñas, la conciencia y la razón, el latido y la piel.


Amar un poco más sin aplastar el corazón en el intento, soñar tres veces al día y renacer y seguir siendo y dejar de ser.


Y buscar
buscar siempre...








Music on: Lady solitude - Richard Hawley
Quote: "One short sleep past, we wake eternally, and death shall be no more, Death, thou shalt die" John Donne
Reading: La inmortalidad - Milan Kundera

jueves, 2 de septiembre de 2010

The Arcade Fire



Originario de Canadá, este grupo, clasificado dentro del recientemente designado "indie", ofrece una propuesta por demás versátil y original. Con tres álbumes de estudio en su carrera artística, ý con motivo del lanzamiento del tercero, la agrupación incluyó a México como parte de su gira de promoción.

Peculiaridades como la tétrica historia de sus integrantes al momento de grabar Funeral (el título del álbum fue elegido debido a las numerosas muertes de parientes de los miembros del grupo durante la grabación, acontecimientos que influyeron en la temática de canciones como "Une année sans lumière", "In the Backseat" y "Haiti"; esta última está dedicada al país caribeño del que es originaria Régine Chassagne); o la introducción de instrumentos no convencionales para una banda de rock (violín, viola, piano, mandolina, ukulele, acordeón, xilófono y hasta reliquias medievales como la zanfona) son aspectos que de entrada despiertan el interés en ellos, luego de escuchar la música, el público se va conectando con letras extrañas y surrealistas a la vez que completamente humanas y existenciales.

Además, es una banda de verdaderos artistas, pues aún con la mezcla tan interesante de instrumentos musicales, más sorprende que varios de sus integrantes interpretan sin problema más de uno, lo cual se aprecia en sus shows en vivo. En el pasado mes de agosto, salió a la venta su nuevo álbum: The Suburbs, en el cual presentan de nuevo una interesante mezcla de ionstrumentos y una serie de canciones distribuidas de manera que conforman un universo orgánico y estructurado que estuvo inspirado en los lugares de infancia de dos de sus integrantes: Win y Will Butler; este nuevo material presenta a una banda que conserva el aire independiente de antes (cabe mencionar que el disco fue grabado en au mayoría en casa de Win Butler y Regine Chassagne en Montreal) y al mismo tiempo demuestra una madurez musical y lírica.

A resumidas cuentas, una banda totalmente recomendable, fresca y diferente. Mi humilde predicción para el futuro concierto es que, primero que nada, será difícil conseguir boletos pues en realidad la demanda que tienen en México es grande, no por nada han sido clasificados como la primer gran banda del siglo XXI y una de las que mayor éxito han alcanzado; además, la expectativa es elevada pues nunca han venido a nuestro país y las críticas de sus conciertos no son sino favorables.

El 10 de octubre se encontrarán tocando en el Palacio de los Deportes, la venta de boletos aún no inicia pero estamos al pendiente. Y cuando el plazo se cumpla estaré felizmente escuchando magistrales piezas como "Wake up", "Neighborhood #1" "Intervention" y "Wasted hours" (en el mejor de los casos, pues son mis favoritas).



Music on: Neighborhood #1 (tunnels) - The Arcade Fire
Quote: "Con cierta parte de nuestro ser vivimos todos fuera del tiempo" Milan Kundera
Reading: La inmortalidad - Milan Kundera

jueves, 26 de agosto de 2010

Adán tampoco está conforme

De Eduardo Lizalde, pertenenciente a La zorra enferma (1974):
¿Quién, si yo clamara, me escucharía
entre los ángeles…?
RILKE, Elegías




Supremos ángeles,
sombrías y refulgentes deidades
de la tierra y el cielo,
altos enigmas,
rojos y crueles hados del silencio
y de las brumas perpetuas,
gigantescos fantasmas lunares
que envenenan el mundo con su tóxica luz,
descomunales bestias que devoran
bestias ya de por sí descomunales
y de ellas se alimentan como de mosquitos,
dioses carnívoros,
dioses que comen dioses
y sólo crean la carne
para satisfacer su ilimitada, enferma gula,
      ¿qué hago yo aquí entre flores y reptiles?
      ¿en qué jardín maldito me han plantado?
      ¿por qué humillar a una criatura
      creándola tan mísera?
      ¿qué ganancia o placer hay en tan poco
      para seres tan grandes, oh benignos
      pero sangrientamente hermosos ángeles cimeros?
No, dioses. No, espectros. No, señores.
Devuélmanme la muerte
que yo tenía al nacer,
cuando era sólo una escudilla
limpia incluso de forma y de materia.
ay ángeles y nieblas perfectísimas
que sólo en la degradación se nos revelan:
      no haberme creado, era tan fácil…


Así pues, resulta que Adán es el primero de todos los hombres y el momento en el que nos habla en este poema es anterior a la expulsión del paraíso, a haber creído en Eva y haber mordido el tentador fruto prohibido: ¿tan pronto está inconforme?

Trasgresor, Adán como el primer hombre no quiere el resultado de lo que es, “no haberme creado era tan fácil”, reta a los dioses “dioses carnívoros”, seres repugnantes no exentos de pecado y eso sí, llenos de un ocio que desemboca en la creación de la vida. Trasgresor, Lizalde como la voz poética insulta a los dioses dirigiéndose a ellos en un lenguaje que más se asemeja a una oración que a un insulto; la apelación inicial de “supremos ángeles” identifica al lector con un ruego, pero en esta ocasión se ruega por la muerte, no por aquella que se debe acontecer al final de una vida sino a aquella que siempre estuvo ahí, palpitante, antes del nacimiento, como la posibilidad de no nacer; “devuélvanme la muerte que yo tenía al nacer” dice Adán, derrotado, con la única fuerza de su palabra, impotente ante los dioses que “sólo crean la carne para satisfacer su ilimitada, enferma gula”.

Pero Adán no es escuchado nunca. El primer hombre se transforma, dentro del contexto del poema, en la voz de todos los hombres que olvidados de la mano de dios están viviendo una existencia que no quieren, que no pidieron, que no necesitan, una existencia engorrosa, absurda, repugnante; los hombres están concientes de que la inteligencia los ha proveído de la capacidad de darse cuenta de que su paso por el mundo, —un mundo igualmente terrible a pesar de estar disfrazado de paraíso—, es un castigo cruel y despiadado.

Adán está en el paraíso, sí, pero ¿qué es el paraíso en realidad? ¿en dónde se esconden los ángeles que “sólo en la degradación se nos revelan”? ¿qué clase de paraíso ha sido creado por “sombrías y refulgentes deidades”? Lizalde suelta al papel un paisaje desolador y cruelmente cierto, terminado con la voz trunca de Adán que se va desvaneciendo irremediablemente.

El hombre lanza gritos en busca de atención recibiendo la terrible desolación de la verdad, de que ha sido arrojado a un lugar en el que se encuentra solo, desprotegido, siempre a punto de ahogarse en la inmundicia de la vida y sin nadie, ni su creador siquiera, que pueda escuchar su ruego. Finalmente, como bien lo anticipa Rilke en las Elegías, "¿Quién si yo clamara, me escucharía entre los ángeles?"




Music on: The poet acts - Philip Glass
Quote: "jamas decir 'te amo' en serio, al contrincante" Eduardo Lizalde
Reading: La inmortalidad - Milan Kundera

jueves, 19 de agosto de 2010

La caja en el abismo

Un despertar más amargo me dice que es tiempo de cambiar, que el fantasma que me acecha por las noches debe irse y dejar de tornar mis sueños en desesperadas pesadillas. Como el olvido no es una opción y la nada no existe en la memoria, pienso que habría que hacer un ritual alegórico que funcione como purga espiritual y placebo ante el dolor crónico.


Así pues, abstraigo una metáfora mental: hay un profundo abismo con nada sino oscuridad aparente, abajo habitan cajas y botellas con fórmulas dañinas. Entro con una lámpara para hallar un rincón donde acumular más cosas, sin reparar en el resto de ellas; en un hueco dejo una caja más, tiene su nombre en la tapa, aquel que ya no será pronunciado por mi corazón hacia los oídos del viento. Hago esto de vez en cuando, no es casualidad, cambia la caja y su contenido pero sospecho que es un ritual sagrado y antiguo que realizo cada que el fin me lastima y desequilibra en demasía, cada que el tiempo hace que en la memoria se acumule dolorosamente el fracaso del futuro imposible y el pasado sin olvido.


Estando en esa oscuridad no veo más allá de lo que quiero hacer en este momento, la caja sigue llenándose, ya he puesto recuerdos y promesas, palabras dichas y también calladas que flotaban en el aire como partículas emponzoñadas. Repaso mentalmente algunas de las cosas encerradas ahí: el libro de Céline que llegó a mis manos en mi último cumpleaños, la película que vimos el día en que me besó por primera vez, el post-it donde escribió que me quería, el llavero que le regalé y el paraguas que ya no me devolvió. Trato de cerrar un ciclo deseando encarecidamente que eso fuese tan sencillo como cerrar una caja y aventarla a un abismo.


Olvidar es imposible, habría que, sin embargo, dejar a un lado todo eso que ya no sirve, que ya no puede ser. Habría que cancelar la espera y voltear la cara hacia otros horizontes, con el tiempo sucederá que los despertares y las noches no estarán pobladas por su recuerdo y su nombre, con el tiempo será que el amor y el deseo disminuyan paulatinamente y la caja pueda abrirse sin que el contenido cause más dolor. No estoy segura de que sirva de algo fabricar una alegoría, pero algo habrá que hacerse para no morir de locura, habría que hacerlo y tratar de no sufrir más.


Aún es temprano… seguiré guardando cosas hasta el siguiente amanecer.


Music on: Angie - The Rolling Stones
Quote: "Quisiera estar sepultado en el aire, envuelto como una momia por el desamor de alguien" Francisco Hernández
Reading: Ya no te necesito - Arthur Miller