miércoles, 28 de enero de 2009

Allan Poe, 200 años de haber pisado la tierra

Doscientos años acaban de cumplirse, el pasado 19 de enero del nacimiento de Edgar Allan Poe, uno de los representantes más importantes de lo que se vendría a acuñar como narrativa policiaca y detectivesca. Poe, un hombre de vida terriblemente tortuosa, logró mediante palabras estremecer al público de su época y legó a las generaciones futuras el fruto de esa semilla plantada gracias al opio y el alcohol de que fue amante y que, según muchos, fue el detonante de sus historias alucinantes.

Narraciones extraordinarias es un libro fácil de adquirir en cualquier lugar, ha sido editado hasta por Editores Mexicanos Unidos, con la consabida mala traducción y pobre calidad de la edición. Julio Cortázar se dio a la tarea de traducir la obra completa de Poe, una labor magnífica para los hispano-hablantes, pues no sólo contiene la traducción como tal sino una introducción minuciosa y precisa en donde se conjunta la historia, la literatura y la vida de este genial autor.

Mi favorito personal, por razones oscuras e incluso místicas es “El cuervo”, el poema narra la aparición de un símbolo de la nostalgia en la forma de un “hórrido cuervo vetusto y amenazador evadido de la ribera nocturna.” La desesperación, misterio y angustia del personaje y la visión del cuervo posado en el busto de Palas aún logran erizar la piel y entristecer el alma, aún yo me pregunto cómo es que el cuervo es capaz de, a pesar de todo, “arrancar de mis tristes fantasías una sonrisa.”

El video que acompaña este escrito es una película que me pareció interesante y bien realizada sobre el cuento “El corazón delator;” vale la pena verlo y de paso escuchar la narración extraordinariamente ejecutada. Otros de mis cuentos favoritos son “El gato negro”, “Berenice” “La caída de la casa Usher” “El extraño caso del Sr. Valdemar” y “El retrato oval” sin dejar de lado el resto que no dejan de ser igualmente alucinantes, obsesivos, enfermizos y notablemente adictivos, tales como “El tonel de amontillado”, “La máscara de la muerte roja” “El pozo y el péndulo” y “El escarabajo de oro.”

Me parece importante resaltar el hecho de que los relatos siniestros y fantásticos de un hombre nacido hace doscientos años y que no gozó tampoco de una larga vida, aún logren alterarnos. Yo conocí a Poe en una afortunada clase de Español en tercero de secundaria y no podría estar más agradecida al respecto. Pienso que el legado de Poe sigue siendo trascendente y en realidad hay muchísimas cosas que decir acerca del gran genio literario y de la imaginación desbordante y perversa de la que hacía gala el autor.

Este es sólo un pequeño homenaje a uno de mis escritores no sólo favoritos por la forma y el fondo, sino apreciados por la melancolía propia de la temprana adolescencia que está, en mi caso, enmarcada por las visiones de los dientes caídos de Berenice, la angustia de ser enterrado vivo y la palidez bellísima de la muerta Madeleine. Una delicia.

Music: The man who sold the world - Nirvana
Quote: "He has made me dwell in darkness as those who have been long dead" Libro de las lamentaciones

miércoles, 21 de enero de 2009

Guiichi de Edgar Omar Avilés

Hace unas semanas terminé de leer un libro que podría catalogar de curioso y a la vez interesante. Al autor no lo conocía hasta el momento, pero me enteré que es reconocido, moderadamente, dentro del mundo literario; ha ganado varios premios y reconocimientos a nivel nacional, si es que eso puede decir algo bueno de él; su fuerte, por así decirlo, es la ficción, misma que es trabajada principalmente en cuentos, muchos de los cuales se pueden encontrar con facilidad en internet y son alucinantes y en momentos, perturbadores.

El libro que leí recientemente se llama Guiichi; su autor, Edgar Omar Avilés (Morelia, 1980) lo presentó apenas hace unos meses en Bellas Artes; es su primera novela y sigue la misma línea del relato fantástico, al tiempo que incursiona en formas literarias al narrar varias historias que suceden a través del tiempo con un personaje central que le da título a la novela.

Avilés plantea distintas épocas, cada una con sus peculiaridades y en cada una de las cuales Guiichi aparece en distintos lugares del tiempo, y más allá de eso, pareciera que incluso lo hace en distintas realidades, mismas que se ven cohesionadas y entrelazadas por la presencia de ciertos elementos recurrentes que dan rigen de una o de otra manera las leyes de cada tiempo, estos elementos son: el Vudú Cósmico, la Viruela Negra y la guerra, esta no sólo es entre humanos sino que ahora los participantes que toman parte en ésta son los robots y los humanos-robots; todo lo anterior se encuentra enmarcado por la magia y por la conciencia del caos existente en la tierra tanto en épocas pasadas, que se remontan a 1821, como en un futuro bastante lejano en el año de 2790.

El libro está dividido en partes que corresponden a distintos tiempos, con Guiichi como centro de cada una de ellas. Avilés parte de la idea de que la realidad es aquello que aún está por construirse y sin embargo, enfatiza en el hecho de que las más mínimas acciones hechas por una persona en un tiempo determinado, tienen una forzosa repercusión en algún otro momento. Es por eso que Guiichi siempre aparece de manera distinta en cada una de las historias y tiene también una función diferente dentro de los universos que finalmente aparecen como realidades trastocadas y entrelazadas gracias a una fuerza más allá de la comprensión.

A través de la novela, el lector conoce a Guiichi primero desde su madre, quien trata de sacar a su hijo de su estado de zombie, al que accidentalmente, ella misma lo llevó gracias al Vudú; luego vemos a Guiichi como un viejo que a cambio de un real por persona, ofrece el espectáculo de la resurrección. En el futuro más lejano, Guiichi acompañará la travesía de unos niños que, perdidos en el bosque, buscan destruir el microprocesador para alcanzar su libertad; luego, también estará huyendo de la guerra entre fantasmas humanos y robots y conversando con su niño-fantasma Li-Po. Finalmente, Guiichi será el zar del Mundo de Papel y deberá encontrar la manera de que su pueblo deje de morir desdoblándose.

Esta novela, en principio, podría parecer más bien una serie de cuentos segmentados pues en apariencia no existe un punto de cohesión. Sin embargo me parece importante asumir que la cohesión de estos se va dando paulatinamente y que para leer a Avilés es necesario situarse en otro plano de la realidad en donde el Vudú hecho en Haití está íntimamente ligado con la invasión nazi y en donde un zar ruso gobierna un reino en el que sus sabios, hechos de papel, mueven meteoritos para regresar a su estabilidad.

El autor también experimenta al jugar con diversas voces narrativas y no olvida nunca el elemento sorpresa que es el que unirá todos los relatos de manera magistral, ya sea mediante pequeñas pistas que arroja desde el inicio de la novela y que al final adquieren toda su coherencia o bien gracias a que Guiichi siempre es el mismo pero es sólo después de algunos eventos que el lector asume plena conciencia de esto.

Hacía tiempo que no me gustaba tanto un libro de lo que se puede considerar "acabado de hacer"; honestamente, el autor es muy joven y creo que dentro de las cosas que se escriben en la actualidad, es bastante rescatable. Guiichi tiene potencial de convertirse en pieza importante para el género fantástico latinoamericano, pues conserva un estilo característico de la literatura de este tipo y al mismo tiempo lo mantiene fresco e innovador ya que conjunta más allá de la ciencia ficción, algo de magia y un poco de elementos grotescos que raramente también parecen bellos.



Music: Kiss me - Elvis Prestley
Quote: "Gin a body meet a body comin thro' the rye..." J. D. Salinger

miércoles, 14 de enero de 2009

We're all the same...

Todos los hombres son un mismo ser eterno homogéneo.
Todas las manos igualan la caricia al pasar el tiempo.
Todas las bocas saben a repetición.

Latir pausado en arterias frías,
muerte del aire en las alcobas.

Tu cuerpo tiene la brisa de un recuerdo
es un astro encendido de luz roja;
el mío está hecho de instante
como un ápice de memoria y pena.

Los dos enlazados en piernas y brazos
son destello de noche acabada en nostalgia
susurros de lápidas, cáliz callado.

Todas las lágrimas se pierden en la boca.
Todos los labios se visten de azul.
Todas las palabras se mueren pronunciadas.

El cenit del tiempo desciende,
la llama se extingue.

Tu cuerpo es la estatua de un fantasma
inerte plasmado en cóncavas distancias;
mis ojos duros de hielo se han deshecho
el ácido corroe los prados silvestres.

La luna conoce el sabor del engaño,
el fuego cautivo en mi piel desplazada
que circula en la sangre con su sed insaciable.

Todas las aguas contaminan su cauce.
Todos los hombres sufren y mueren.
Todos los sueños aún terminan.

Las sirenas cantan sólo para sí mismas.

Music: "A song for you" - Ray Charles
Quote: "en mis ojos rresiste el imperio de tu forma, la sonrisa suprema, el tiempo desnudo de dos cuerpos en vavién de brumas." B. Barajas.

miércoles, 7 de enero de 2009

Volveremos

Y para qué volver atrás en paraísos falsos

si la realidad matará las ilusiones;

como haber amado y perdido todo,

otra vez,

amar y formar otro,

ese que no es

y querer que todo, absolutamente todo,

cambie su forma de rojo tormento.

Y para qué regresar los brazos cansados

a rodear estatuas demasiado alertas,

besar sus muslos tibios igual que el día,

prisión húmeda,

dulce de medianoche;

su boca de arena deshecha en humo,

en volcanes breves calcinados.

Y para qué regresar...

lo pregunto al cielo,

a los mártires, mis iguales,

al destino, espejo desierto,

al mar nocturno de sombras informes

pedazos de aire del color del tiempo.

Y para qué volver…

a coser del corazón los trozos desgarrados

del agua fría el mismo nombre

grabado en mi piel de estantes vacíos.

Para qué regresar

los pasos perdidos hacia cuevas de ilusiones,

verdosas esperanzas

absurdas de reflejos

de inocua riqueza bañada,

luz de limbos condenados,

párpados duros,

dolor inacabado.


Pero volvemos,

volvemos al sitio que el aire ya ha mecido

sobre cuerpos memorados y tristes.

Volvemos como el buitre a las entrañas

de Prometeo encadenado,

nueva carne,

tortura idéntica.

Volveremos porque los ojos,

duros cristales salados,

no distinguen los lamentos

incrustados en niebla de alegría,

ni recuerdan tampoco

bajo oníricas rosas

el desenlace trágico

de incontables verdades acumuladas.

Volvemos y volveremos

cual la piedra que se lleva a la montaña,

antigua carga segura a derrumbarse en su cima.

Volvemos y volveremos

a retorcer las mismas aguas espejos,

a acariciar la piel primera, desierta llaga,

a circular susurros, ahogados ecos

en el viejo laberinto la oreja sorda,

en las manos, blanco hierro.

Volveremos del paraíso al infierno

en amarillas nostalgias,

cólera ignorada hecha fuego

que recorre las arterias y tensa los nervios.

Volveremos, fiebre helada.

Volveremos, voces mudas;

de piedra la boca

de eternidad la muerte

de cierto el regreso.

Volveremos, sí, con la frente en alto

a destrozar cascadas

y pintar océanos y nubes.

El peso de la verdad nos cegará los ojos

más, un poco más,

siempre más.

Y sin embargo volveremos

sabiendo la condena sin tregua,

anhelando la paz sin dueño.

Volveremos los brazos llenos de otras piedras

elevando la mirada hacia nuevas cimas.

Volveremos, seguramente, volveremos.




Music: My immortal - Evanescence
Quote: "Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca, y entonces jugamos al cíclope." J. Cortázar.