jueves, 2 de diciembre de 2010

Luces ausentes de Navidad


Este es el recuerdo: un árbol grande, natural, atascado de adornos y luces; botas con los nombres de cada uno (como quince, más o menos); un nacimiento colosal y la casa con motivos navideños en cada rincón: paredes, mesas, sillones, vasos, servilletas, manteles; regalos, cena, música, baile, felicidad, gente.

Pasan los años, la gente se muda y se muere. De aquellos momentos en que cenábamos en un tablón ataviado para esa especial ocasión (en dos turnos, porque todos no cabíamos para cenar al mismo tiempo), nada queda. En casa de mi mamá, mi aún casa, hoy estamos de luto por los muertos y las malas cosas del año. Hoy hay tristeza, los renos de peluche con pilas y canciones pregrabadas se quedaron en sus cajas, en silencio; hoy somos apenas cinco conjurados a cenar en la cocina algún guisado mandado a hacer o bien un enlatado que requiere poca cocción. Hoy no hay árbol.

Contrario a lo que le sucede a mucha gente, la época navideña no me representaba ningún tipo de nostalgia, al contrario, era sinónimo de esperanza, una muy rara que si bien no estaba vinculada a las creencias religiosas, sí lograba estimularme hacia cosas positivas. Ahora es diferente, no me aqueja particularmente la muerte, porque estoy conciente de que la vida sigue y no entiendo el afán de “enlutecerse” a voluntad, pero una vez en tal situación me siento llamada a la solidaridad y me dejo contagiar por un extraño deseo de no alterar lo que se ha establecido.

Me doy cuenta que los detalles más insignificantes como las luces y el arbolito representan mucho más de lo que solía pensar. De pronto veo cómo se desmoronan esas cosas que daba por sentadas y cuánto impacto emocional tienen. Ahora sí siento esa nostalgia terrible de la que todos hablan, la encuentro más pesada aún por venir sumándose a la frustración y la tristeza contagiada. Ya no hay espacio para repetir el recuerdo y seguirlo perpetrando, aquello se ha derrumbado.

Lo que me queda es hallar la fuerza de voluntad para construir nuevos recuerdos a partir del cambio, pero tal cosa no resulta tan sencilla de realizar. Me queda, al lado de la mesa donde solían ponerse los dulces, mi eterno descontento con la finitud y mi obligado punto de partida hacia lo que no deseo. Así la oscuridad navideña, así las cosas...


Music on: Public Pervert - Interpol
Quote: "Todo lo que soñé dura un minuto y es un minuto todo lo vivido" Octavio Paz
Reading: Los versos satánicos - Salman Rushdie

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