miércoles, 15 de julio de 2015

Los muertos


Tengo una atracción especial con la muerte, estoy segura de que pienso a los muertos de una manera distinta de los demás. Me acuerdo perfecto de las personas que quise y que ahora ya no existen, como todos; pero creo que mi relación con ellos es un poco distinta.

Esta mañana revisé los recuerdos que, amablemente, Facebook ha diseñado para que los usuarios revisen exactamente qué publicaron o les publicaron hace un año o dos, o tres. No siempre lo reviso (ya tengo Timehop para eso, pienso, aunque Timehop no permite ver lo que otros han puesto en la biografía propia, sino sólo lo que uno ha puesto), entonces lo revisé y apareció una publicación de un muerto. Sí, cuando estaba vivo. De inmediato entré a la página de ese muerto y resulta que no sólo seguía activa, sino que estaba llena de publicaciones de gente que le escribe como si el muerto pudiera leer todo eso, publicaciones recientes.

Desde hace años me he preguntado qué pasa con las cuentas de Facebook de los muertos. Es evidente que quedan abiertas, por ahí leí en algún lugar que existe una suerte de cláusula en la cual los amigos o familiares pueden dar la notificación a la administración de Facebook (tipo como si se tratara de avisar por spam) y que se puede hacer algo. Pero sé de muertos que siguen con su cuenta activa. Y sé de gente que sigue escribiendo mensajes en el muro de esas cuentas activas y esa acción me resulta verdaderamente escalofriante, además de incomprensible.

Entiendo que hay gente que quiere seguir hablando con sus muertos. Sé que de vez en cuando los vivos van a las tumbas y hablan, no sé por qué, supongo que los hace sentir mejor, menos lejos, menos arrepentidos. Yo nunca he hablado con mis muertos. Los lamento, me duelen, me enoja que estén muertos, incluso, pero no les hablo. De vez en cuanto suceden cosas y me digo que hubiera sido bonito que tal o cual muerto estuviera vivo para verlo, para compartirlo, pero jamás he tratado de entablar un diálogo, tampoco he rezado, desde hace muchos años no pido nada a dios, porque sé que estoy más tranquila pensando que no existe y que las cosas las tengo que hacer bien yo, por mí, sola, no por ayuda divina que le reste valor a mis logros.

Siempre he pensado que la gente que habla con sus muertos es gente muy sola, gente a la que le hizo falta completar algo, o bien, que cree en mundos más allá de la muerte y en una presencia postmortem que pueda ayudar de alguna forma. Y creo que la gente que escribe en Facebook a los muertos está peor porque hace pública su inutilidad y sus carencias.

También he pensado si acaso la muerte no ha significado suficiente para mí, yo, que soy tan nostálgica y tan atada a las cosas y a las personas que se van. ¿Debería sentirme miserable cada que recuerdo a aquellos que se fueron? Sí entristezco, pero no busco contento en hablarles. Recuerdo a los muertos con nostalgia, y creo que es normal desear que no se hayan ido, pero no hago nada por mantenerlos aquí, tampoco espero encontrarlos en una vida después de esta vida, yo no creo en eso. Si acaso me enojo cuando la gente dice que “dios se los llevó porque era su voluntad” o que “son misteriosas las maneras de obrar de la divinidad”. La muerte es algo que todos desconocemos. Lo que pasa después de ella está vedado, ignorado. Lo único que hay son pataditas de ahogado que la gente da para sentirse menos sola. Creo que escribir en el muro de un muerto es, precisamente, una patada de ahogado que, por ser pública, apela a mayor solemnidad, pero  no la logra.

¿Qué sentirán esos que siguen buscando la comunicación? ¿Qué sentirán esos que buscan la respuesta por Facebook, escribiendo a alguien que saben que no contestará? Son personas con una evidente incapacidad de cortar, con una esperanza vana. ¿O hay algo más en eso? ¿Hay alguna magia que no puedo aprender? Yo sólo consigo ver un deseo de alumbrar cenizas, de justificarse absurdamente. Ellos no escuchan, ¿para qué habría que hablarles, escribirles?

Los muertos están lejos, quién sabe dónde, y no nos escuchan. Supongo que a cada persona le funciona algo específico. A mí no me funciona hablarles, no pierdo mi tiempo. Puedo hablar mucho de ellos pero no con ellos. Me parece mejor dejarlos a un lado, cortar. Y mientras, seguir viviendo, sabiendo que la vida sigue sin ellos. 

Music on: Keep on walking - Passenger
Quote: "Cada hombre lleva su propio desierto civilizado, la isla de sí mismo en la que ha naufragado." Henry Miller
Reading: Hombres sin mujeres - Haruki Murakami