lunes, 10 de julio de 2017

Casi tres años

Hola,
hace tiempo no te escribo
(te pienso pero no te escribo, uno deja de hacer el esfuerzo cuando sabe los resultados).

Sin embargo aquí estoy.
Y sólo tú sabes que todas estas letras son para ti, por eso te cuento:
hace ya casi tres años que apareciste a mi puerta, ¿te acuerdas?
fue un milagro,
era de noche, casi madrugada,
¿puedes creer que recuerdo el vestido que traía puesto?
En ese momento todo me pareció perfecto;
y sin embargo no lo fue...
no sólo porque entonces ya había sido demasiado tarde
sino por las cosas que noté, ¿en qué momento ibas a realmente escucharme si no me dejabas escoger aunque fuera una canción?
Ay, eso lo recuerdo muy bien, yo siempre sería mejor callada y aceptando todo lo que dijeras.
Ay, qué equivocados hubiéramos estado de habernos tratado de juntar.

Pero regresemos a lo perfecto,
al ideal, al sueño, al aroma, a las risas nerviosas y las miradas esquivas.
Aunque de nuevo no...
un roce de mi mano en tu pierna y hubo tensión,
¿qué hacías ahí en la casi madrugada si no pasaría nada de lo que yo esperaba?
Y sin embargo, recuerda...
dijiste que querías mis libros firmados y no desististe en lo que querías,
pon que soy tu vida entera,
algo así dijiste,
y vaya, igual que con el radio, se hizo lo que tú quisiste.

En fin, tan bonito que fue, a pesar de todo, y al mismo tiempo significó la señal de partida.
Ya no vivo ahí, no tienes forma de encontrarme...
yo he tratado de verte y como siempre es imposible
(voy a leer pronto, quiero invitarte, puedes buscarme, sé que no lo harás).
Ay, un sueño nada más, la ilusión de lo perfecto, de todo lo que imaginé que podíamos ser.
Ay, el desencanto.

Entonces no te escribo mucho porque sé que todo es un teatro,
sé que a las cosas importantes no las tomas en cuenta,
no creo en todos los halagos que me haces, ¿por qué tanto halago si nunca quisiste estar conmigo?
Nada, me alejo de lo que no comprendo, porque me quita mucho tiempo.

Sin embargo, me acuerdo, a ratos, de ti, de todo lo que yo quería que existiera.
Te escribo aquí, de vez en cuando,
ignoro si existe una razón válida.
Hoy decidí escribirte porque recordé esa noche,
habían pasado años sin vernos, nos topamos entonces unas horas, y después de eso, nada.
No sé si entiendas que todo eso no me hace ningún sentido.

Te digo, no coincidimos en las cosas importantes... la música se desvanece, no es suficiente.
Y de todos modos sigo preguntándome si algún día te volveré a ver.
Mienten los que dicen que es mejor no saber.


Music on: Velvet gloves & split - Timber Timbre
Quote: "Por nada cambiaría mi destino de sauce solitario extasiado en la orilla". Rosario Castellanos
Reading: Balun Canan - Rosario Castellanos

sábado, 1 de julio de 2017

Llorar los sábados

¿Cuándo es el momento de resignarse a haber perdido? Que hay que echarle ganas, dicen, que se trata de luchar por lo que quieres, aunque haya fracasos y dolores. Tal vez sea cierto, tal vez yo no tengo lo que se necesita para perseverar.

La realidad es que soy ordinaria y mediocre. He fracasado lo suficiente, tengo grandes fracasos que son suficientes para amargarme la vida. Lloro generalmente los sábados, porque el resto de los días tengo cosas que hacer por las mañanas, así que no me queda tiempo para llorar. Lloro los sábados y recuerdo todos mis fracasos, todas esas cosas que no puedo arreglar ni superar.

Estoy muy cansada de intentar; y sin embargo no quiero dejar de hacerlo. Estoy muy cansada de ser yo, de no tener disciplina ni inteligencia ni fortaleza ni ninguna de las cosas que son importantes en este mundo.

Dicen que ayuda mucho saber lo que quieres. Pero ¿qué pasa cuando uno sabe lo que quiere y simplemente no tiene lo necesario para obtenerlo? Sería  mejor conformarse con lo que hay, y ya. Ay, todo sería tan sencillo.

Nada... Balbuceos de la estúpida que soy, la que no vale nada, la que piensa pero no puede hacer nada bueno con lo que piensa, esta mediocre y tonta soy yo. Esta personita obesa que llora los sábados el llanto que se le junta toda la semana, el llanto de la incomprensión y del no poder, del fracaso y la verdad. Esta tontita, pobrecita, que, ay, escribe.