viernes, 29 de agosto de 2008

En busca del sendero perdido

Desde hace unos años... y ya muchos años como para seguir negándolo, si es que acaso eso es una opción viable, me percaté, platicando con un amigo, de que generalmente la gente ignorante es mucho más feliz que la gente que ha llegado a un nivel más avanzado de conocimiento desde la perspectiva que se quiera considerar.

No sé qué es lo que me hace ser diferente sin remedio, por necesidad, casi. Desde niña me dediqué a ver más allá de las cosas convencionales, jamás vi telenovelas porque se me hacían unas tonterías enormes, mejor me dedicaba a evadirme del mundo en una imaginación que efectivamente me traería problemas. Era una ñoña, eso sí, porque creía demasiado en las instituciones y en las boletas de calificación pero nada de lo que estudiaba superaba el promedio, en realidad; lo que había en mí era algo un poco más complejo, más difícil de explicar.

Mfui dejando llevar por las ganas de descurbir otras cosas y eventualmente, me topé con que la verdad no es eso extraño que "libera" y que hace sentir bien, sino que es una condena terrible porque la verdad plena en sí es terrible y peor aún, una vez llegada a la conciencia es imposible huir de ella. Sin embargo, esa sed de saber nunca se apagó.

Muchas veces pensé que hubiera sido mejor no haber descubierto tanto... o conocido tanto... o pensado tanto. Tuve muchas compañeras en la preparatoria cuya meta de vida no desafiaba límites ni se cuestionaba sobre nada; actualmente tengo amigos (y muy buenos amigos) a los que no les importan las mismas cosas que a mí, que son felices viendo Otro Rollo y los realities de Televisa, que disfrutan de los programas de concursos del canal 4 y de las películas de Antonio Aguilar, que ven felices a la india María en la televisión o que idolatran a RBD. Esa gente no se cuestiona más allá de lo que ve su nariz o de lo que le han dicho que debe creer sobre el mundo... y tienen un grado de felicidad moderada y simple pero satisfactoria.

Sería muy petulante decir que mi intelecto es superior al de ellos y no creo que sea así necesariamente, es sólo que yo tengo una curiosidad incontrolable por los retos al conocimiento, amo estar con personas que me hagan pensar más allá de lo que veo a diario, que de pronto se cuestionenen seriamente sobre el sentido de la vida, o sobre la mortalidad... o no sé, sobre cualquier cosa que lleve más allá de los límites de aquello que se asume convencionalmente y que generalmente no se discute.

Los últimos meses de mi vida no he tenido gente con quién compartir mi conocimiento, pues aunque sé que el saber no es una libertad plena pues implica abrir los ojos a cosas no tan placenteras, sé que el conocimiento y el pensamiento en sí son las únicas formas en las que yo puedo construir lo que soy y lo que aún estoy tratando de ser. Extraño hablar con gente inteligente, gente que no se conforme con lo básico, con lo más simple que ofrece el mundo. Y me frustra no tenerla cerca, no ir ya a la escuela y no poder escuchar debates que siempre me hacen pensar, no escuchar nuevas cosas que me inciten a investigar.

La felicidad de estas personas, pese a lo que pueda pensarse, no es algo que me provoque envidia, porque desde hace mucho tiempo también he asumido que la verdadera felicidad no está en ignorar lo que sucede o en la negación de las cosas, sino que consiste en tener el conocimiento del mundo y aún así ser capaz de aprehenderlo para dejar lugar a la alegría.

Es bueno escapar del mundo un tiempo, creo, pues el delirio lo requiere de vez en cuando, es bueno escuchar salsas y cumbias y bailar y platicar de las películas de Disney y de Betty la fea, pero es preciso retomar el rumbo. Una vez alguien me dijo que si acaso yo estaba buscando alguien más inteligente que yo, que estaba perdida, porque eso era sumamente difícil. Yo no creo eso, para nada, porque hay un millón de personas más inteligentes que yo, con más conocimiento y con miles de cualidades que yo no poseo... El problema es que ahora no he estado cerca de ninguna y eso es definitivamente una cosa más a sumar en la lista de mis frustraciones.

Music: The Fallen - Franz Ferdinand
Quote: "Those who are dead are not dead, they're just living in my head." C. Martin

viernes, 22 de agosto de 2008

La otra casa de Asterión

Ayer vino a buscarme otra vez. No quise abrir. Nunca quiero abrir, nunca quiero ver hacia fuera. Mi casa es grande, infinita y tiene cerraduras en todos lados; aún así, no me considero un prisionero.

Vivo en el centro de este sitio que contiene todos los mundos posibles; pareciera un laberinto, porque es difícil salir de él, y sí existe un laberinto, pero está más adentro, en el centro, en donde estoy yo. Me gusta moverme y jugar, no quedarme quieto porque si dejo de moverme puedo pensar, y sólo pienso en lo que no quiero, en lo que hay afuera. Lo que quiero es mi vida adentro y nada más.

Soy Asterión, también me llamo como el otro prisionero, el que dice que tampoco es prisionero y cuya casa no tiene cerraduras; él siempre puede salir pero no quiere, no es que no pueda, es que sabe, igual que yo, que afuera, no tiene nada qué hacer. Por eso tal vez es que tenemos el mismo nombre y vivimos en una casa parecida (o igual), una que está en el centro del mundo y que abarca el resto del universo, (creo, porque nunca he salido, que yo recuerde).

Hace unas horas regresó, me empezó a hablar en un lenguaje que no entendí, gritándome cada vez más y más. No quiero salir, pero no lo entiende. Las variantes que hay afuera me aterran, no sabría cuál tomar. Aquí me gusta quedarme y pensar, tal vez saber, que no hay tiempo, que las mañanas y las tardes son las mismas (el espejo las repite iguales siempre), que no hay nada que decidir ni que pensar en realidad, más que lo mismo. Aquí juego conmigo y repito el paisaje las veces que quiera, porque nunca hay posibilidad de error. Conozco el universo (este es el universo), me conozco a mí; los errores y los cambios no tienen lugar conmigo y yo soy yo y soy el centro del laberinto.

Duermo cada que quiero, cuando me da sueño, ya sea aquí o en las habitaciones infinitas que se reproducen en los espejos encontrados; todo se repite, yo me repito incansablemente hasta la eternidad. Me gusta.

Un viento frío se infiltró a través de uno de los vidrios que se rompieron la semana pasada (¿la semana pasada o hace un mes o hace una hora?). El pequeño agujero permite que el aire circule, el aire que no es el mismo, porque viene de afuera y afuera sí hay cambio, hay movimiento, estoy seguro.

Sé que vendrá a buscarme de nuevo, dicen que es mi redentor, pero no lo creo, siempre regresa, aunque yo no le abra las puertas ni quiera hablar con él; regresará tarde o temprano porque tiene más tiempo y el tiempo afuera sí existe, o eso creo; afuera las cosas también se repiten, supongo, pero no en intervalos iguales. Regresará, es la única una certeza, pase lo que pase.

Yo no quiero salir de mi laberinto, por eso no quiero que venga por mí, estoy en el centro equilibrado del universo donde no existe la duda. A veces quiero que alguien me acompañe, cierto, pero también sé que cualquier otro romperá el balance de la estabilidad creada por mí, sólo por mí, por eso ya no abro la puerta, temo el caos.

Anoche pasó algo extraño, (¿anoche?) estaba soñando con la duplicación de mi voz y cuando desperté, encontré que los espejos estaban caídos, recuerdo que los coloqué de nuevo en su lugar, no estaban rotos. Noté que el centro, mi centro, era más pequeño que antes, y no pude explicarlo. Después sucedió otra cosa, las paredes se achicaron, lo supe, porque lo vi, lo sigo viendo. Dejé de controlar lo que pasaba aquí dentro, la casa no se contraía, se expandió más allá de sus ya conocidas multiplicaciones infinitas y mi centro desapareció.

Creo que llaman a la puerta, pero ya no encuentro la puerta, ha cambiado. Ahora parece que entiendo; esta mañana, al encontrar los espejos tirados pensé en mi existencia, en la angustia de la falta de la reflexión de mi imagen repetida, en la soledad, en la confusión, todas esas cosas en las que no quería pensar; ahora entiendo. No sé si los espejos cayeron a consecuencia de lo que había estado pensando incluso en mis sueños, o si todo se trastornó al hacerme conciente de la realidad.

Dije que yo era Asterión, igual que el otro Asterión, el mismo Asterión, tal vez; pero no, a diferencia de él, de ese otro que no soy yo, sé que yo, Asterión, no tengo un propósito al estar aquí, él estaba cumpliendo un destino. No es que Asterión no quisiera salir por falta de razones para ir afuera, claro que tampoco era un prisionero, su razón estaba adentro. Pero conmigo es diferente, yo solamente estaba (estoy) huyendo a mi destino personal, encerrado en mí, en el centro donde la vida no es posible; lo trágico comenzó cuando el escalofrío que yo creía que era simple confusión, hizo que la casa se expandiera y que muriera el centro y como yo era el centro, yo mismo dejé de existir.

Los sonidos, las llamadas constantes a la puerta tal vez me querían avisar que esto llegaría, que la repetición no era suficiente, que la renuncia a las opciones me dejaría con la única opción certera e ineludible, la muerte. Mi redentor venía a salvarme; tal vez, como el otro Asterión, tampoco me iba a defender, pero no moriría adentro, en soledad.

El laberinto se expande más y más, yo me reduzco, apenas puedo moverme de un lado al otro, no hay más aire que respirar.

Music: Lo imprescindible - Shakira
Quote: "Las estirpes condenadas a cien años de soledad no tienen una segunda oportunidad sobre la tierra" G. García Márquez

viernes, 15 de agosto de 2008

Rafaello Sanzio

En mis múltiples fases artísticas, ahora tuve la inquietud de regresar a las pinturas de Rafael que en alguna ocasión presente para un trabajo en al escuela, cosa rara porque generalmente los trabajos se enfocaban, obviamente a libros. Por eso me tomo la libertad de hablar de otro tipo de manifestación artística, nada más por el gusto de cambiar y de presentar otras cosas que no sean la angustia por el tiempo y el destrozo de burbujas rosas que presentan realidades terribles. Y también porque siempre es bueno regresar a los clásicos y preguntarse qué es lo que nos gusta de ellos o por qué están donde están.

Rafaello Sanzio, italiano, como todos sabemos, fue uno de los pintores más importantes del Renacimiento italiano y perteneció a los tres grandes creadores del Cinquecento. Sus pinturas son indudablemente bellas y muy coloridas y expresivas. Es importante señalar que Rafael conjunta varios estilos en sus composiciones debido a las influencias que tuvo de los diversos pintores y tendencias que le antecedieron. Por ejemplo, toma en sus creaciones el claroscuro de Da Vinci, los cuerpos escultóricos de Miguel Ángel, las escenas mitológicas de Botticeli y los rostros enternecedores del periodo florentino.
Asimismo, Rafael se va a interesar mucho en proyectar la personalidad de los participantes a través de los ojos y las manos principalmente, de manera que el espectador se sentirá cautivado por la luminosidad de las miradas, detalle muy específico y exclusivo de Rafael. Su otro interés será la perspectiva, el contraste armónico de los colores y el aparente movimiento de las pinturas cuya expresión y pose será casi siempre de un absoluto respeto. Es imposible hacer un análisis de todas las composiciones de Rafael, pero al menos se podrá dar un acercacmiento a aquellas que se consideran las más significativas (o que yo lo considero así).
Rafael nace en Urbino el 6 de abril de 1483, es importante saber la fecha, para ubicarnos en el tiempo y el espacio así como ciertos datos de su vida para entender el proceso evolutivo de su creación. Las primeras influencias artísticas las recibe directamente de su padre quien lo comienza a familiarizar con los colores y las formas básicas del dibujo así como en el uso de pinceles. Al morir su padre, Rafael continúa estudiando en el taller de Perugino donde amplía sus horizontes y conoce acerca de las tonalidades claras, el paisaje espacioso y la elegancia en las composiciones.

El primer retablo fechado que se conoce del primer encargo que se le hizo data del 13 de mayo de 1500; se trata del retablo de Nicolás Tolentino en Città di Castello. Este retablo no se conserva íntegro en la actualidad debido a un terremoto que lo destruyó parcialmente y lo que se conoce ha sido gracias a restauraciones posteriores.

Rafael tuvo problemas al inicio de su carrera artística debido a que constantemente estuvo compitiendo con Miguel Ángel. Después de trabajar con Perugino, Rafael decide mudarse a Florencia donde ejecuta una de sus pinturas más bellas y famosas: Los desponsorios de la virgen, composición que manifiesta los principios del renacimiento italiano. Este cuadro retrata un templo circular en el fondo de la escena, la arquitectura pintada está cuidadosamente detallada con arcos de medio punto y existe una gran accesibilidad a la luz. Existe un punto de fuga central en la puerta abierta del templo y hay un leve esbozo de la simetría al colocar a los hombres de un lado y a las mujeres de otro, aún cuando esta simetría se rompa un poco por la inclinación de la cabeza del personaje que está en el centro. Los paseantes que se ven en un segundo plano otorgan dinamismo y agilidad a la composición.

En este mismo periodo es que Rafael pintará algunas de las madonnas más famosas, pues este fue un tema que le pidieron mucho (dada la época, es de entenderse). La madonna Connestabile es un claro ejemplo de la producción de madonnas en este periodo; aquí se puede ver una composición en un círculo donde María y el niño aparecen con unas facciones tiernas y dóciles, lo cual es puramente una característica del periodo florentino. La escena se organiza en dos ejes que se cruzan: el horizontal formado por un lago casi blanco y el vertical con el perfil de la virgen quien sobresale del paisaje de amplias perspectivas y montes nevados.

La madonna tempi es también una composición importante; fue pintada en los últimos momentos del periodo florentino aunque eso no significa que deje de ser espectacular, al contrario, es una de las más bellas. Aquí se puede ver una enorme expresividad de una virgen que se pone en el papel de madre amorosa, pues toma a su hijo con ternura y protección; hay una leve expresión de indiferencia en el niño lo cual hace pensar que no se trata más que de un niño más. Esta composición proyecta una serie de sentimientos que la colocan como una de las imágenes más representativas del humanismo.

Otra composición importante en este periodo es Las tres gracias, donde se aprecia con sencillez la inclusión del movimiento, cosa que continuará en las composiciones posteriores y con la cual abandona el estatismo de la escuela de Perugino. Los cuerpos de las tres gracias son extremadamente luminosos, lo cual acentúa su belleza así como la atención del espectador pues la luminosidad en el primer plano aumenta debido al fondo no tan brillante que hay detrás de ellas.

La Adoración de los magos recoge igualmente, el genio y respeto de Rafael; es una composición con muchos personajes, lo cual será raro en sus pinturas; se trata de una escena desarrollada al aire libre, con los Magos ataviados exóticamente y mirando al niño con admiración. A pesar del gran número de personajes, existe mucho dinamismo y vitalidad pues éstos están en diferentes posiciones, algunos hincados, otros de pie y con diversos movimientos corporales.

Una muestra más del gran talento de Rafael se aprecia la Crucifixión Mond, composición con colores matizados y brillantes que contrastan con la cruz casi negra en el centro. Arriba se puede ver la unión sobrenatural del sol y la luna; abajo están las santas mujeres mirando la crucifixión con adoración sin mostrar rostros de dolor o patetismo. Esta composición es absolutamente simétrica y hermosa.



La escuela de Atenas es, sin duda, la obra en la que Rafael alcanza la mayor sublimidad; es posiblemente la más famosa de todas las de su producción. En esta pintura Rafael regresa a la temática clásica al pintar a los grandes pensadores y científicos de la antigüedad como son: Platón, Aristóteles, Sócrates, Zenón, Epicúreo, Diógenes, Euclídes, Zoroastro y Ptolomeo. Esto se debe a que Rafael buscaba representar el “Trivium” y el “Quadrivium”. La pintura tiene una gran perspectiva reforzada por las estatuas de Apolo y Minerva, cada una en un lado y las bóvedas de casetones y los espacios abiertos. También hay un estupendo manejo de planos así como muchos detalles en la arquitectura y en el manejo de la luz. Los colores son variados y brillantes para reforzar la personalidad de las figuras y la variedad y monumentalidad del conjunto.

La rivalidad entre Rafael y Miguel Ángel continuó durante todo el periodo florentino; Rafael no encontraba forma de ejecutar algo realmente grande y se encontraba siempre bajo la sombra de las creaciones de Miguel Ángel. Después de unos años en Florencia es que decide trasladarse a Roma, donde pretende encontrar el reconocimiento que estaba buscando. Sin embargo, a su llegada a Roma se entera que Miguel Ángel acaba de obtener el encargo de decorar la capilla sixtina, con lo cual la competencia entre ambos artistas crece aún más.
El primer encargo oficial durante su estancia en Roma es el de la “Stanza della Signatura” con la cual Julio II lo declara pintor oficial de la corte el 4 de octubre de 1509.

Después de esto viene su momento de mayor fama lo cual lo lleva a decorar la Villa Farnesina, asimismo tuvo muchos encargos por lo que le fue necesario adquirir un taller para trabajar.

El fresco de La transfiguración es uno de los últimos que pinta. En él logra plasmar algunas de las inquietudes que se estaban gestando en ese momento en el mundo católico, anticipando la renovación iconográfica que supondría la contrarreforma. Este fresco se considera una de las obras más complejas del artista ya que desarrolla efectos dramáticos y expresivos con una gran técnica basada en el estilo clasicista. Une dos secuencias bíblicas que generalmente no se ven unidas, tales son Cristo acompañado en el cielo de Moisés y Elías. Hay mucha tensión en las diversas personas que se encuentran en la parte de abajo quienes elevan sus miradas hacia el cielo. Es interesante el hecho de que en esta pintura hay dos puntos de fuga, uno para cada escena y que las figuras son muy escultóricas lo cual recuerda a Miguel Ángel.

Rafael también tuvo una faceta como arquitecto aún cuando en este rubro no fue muy reconocido. Murió a la edad de 37 años, curiosamente, el mismo día en que nació, dejando un gran legado a la posteridad pues fue, sin duda, un gran genio de la pintura que combinó varios estilos e hizo que sus pinturas fueran tan sublimes y bellas que sirvieron de base para artistas posteriores desde su inmediato Tiziano hasta artistas del Neoclasicismo.

La evolución de Rafael es fácil de apreciar si vemos sus composiciones a través del tiempo y de cómo este modifica ciertos aspectos y los mejora. No hay duda de que es un genio pues dentro de sus talentos sobresale el hecho de la expresividad de las personas pintadas pues las obras de arte deben tener la capacidad de hablar por sí mismas y Rafael logra esto en todas sus composiciones.

El tratamiento de los rostros es demasiado humanista aún en los momenots en que existe un marcado contraste entre el cielo y la tierra; aparte, siempre existe una gran comunicación con el espectador, al grado de que la representación tan fidedigna de la realidad desatará posteriormente varias crisis en el arte en donde la realidad será cuestionada terriblemente.

De esto y más se puede decir de un genio, uno que a pesar de haber vivido hace tantos años, no se puede dejar a un lado.


Music: Xoloitzcuintle Chicloso - Porter
Quote: "He pensado en Dios y en ti. Y no distingo ninguna diferencia." G.H. Porcayo

viernes, 8 de agosto de 2008

Leopold Bloom y yo

Después de un tiempo (ese tiempo inasible y borgeano) me pregunto de pronto, en uno de esos momentos de reflexión que algunos llaman filosófica: ¿a quién sino a mí importa acaso lo que se escribe en este blog? en verdad, ¿a quién sino a mí? Eso pienso repetidamente, a veces oscuramente, cuando reviso que no hay ningún comentario de nadie... y creo que esto es sólo por mí y por mi ego.

Mi vida es verdaderamente absurda, igual a la de todos, quizá, (o tal vez eso es lo que quiero creer para no sentirme peor); me doy demasiada importancia y escribo pidiendo compasión, como lo dijera Monterroso y para clamar una adicción, porque necesito ser escuchada.

Pero también creo, o quizá sólo intuyo, que el hecho de escribir bosquejos de lo que es mi vida, mi aburrida vida, tiene una leve importancia dentro de las demás personas. Mi ejemplo es Leopold Bloom; ¿a quién sino a Joyce le podría importar el trajinar patético de Bloom, ese hombre que se sale de su casa porque sabe que su mujer tiene un amante y que simplemente no lo quiere ver?; honestamente, ¿a quién le ha de importar lo que le pasa en un día de su vida?

Y sin embargo es interesante, desde las nimiedades en las que Joyce se detiene al escuchar maullar al gato y no sólo eso sino al reproduir sus maullidos como parte de los diálogos; incluyendo también el monólogo eterno de Molly Bloom que bien pareciera una muestra desquiciada de ociociodad potenciada. En realidad, de la manera más objetiva posible ¿qué puede tener todo esto de interesante?

Mi vida es aburrida, ordinaria, normal, común, simple... y a nadie interesa (a veces ni a mi misma). No hasta que se pone en papel o hasta que otro la mira. Lo cierto es que las vidas humanas no están llenas de aventuras ni de eventos increíbles; como dijera Zola, la existencia humana es aburrida, sin mayores riesgos y al contrario, llenas de monotonía que acaso es rota por mínimos segundos de originalidad.

¿Por qué interesa entonces? Mi respuesta puede ser ingenua como el resto del tiempo vivido pero es real y lo es porque estas vidas, la de Bloom y la mía, si bien son tontas y sencillas, también son lo suficientemente interesantes por el hecho de que son nuestras y porque aquellos que las leen saben que no son las propias, es decir, porque cualquier vida que no sea la propia, por más patética que sea, a través de las letras (y a veces sin ellas) se puede convertir en algo interesante, tal vez incluso en una obra de arte.

Y por eso ligeramente, todo adquiere un nuevo sentido.

Music: Angie - The Rolling Stones
Quote: "Pronto no sabré dónde acaba mi piel y empieza la del mundo." G.H. Porcayo