domingo, 25 de diciembre de 2011

Fin de año


Conteo de los daños: en el año que termina gané los kilos que perdí con mucho esfuerzo durante meses del anterior, hallé un par de arrugas nuevas, resequedad en el cabello, falta de chispa, de belleza, en general; cosas nimias, que les pasan a todos, no tantos daños, creo yo. Por otro lado conocí gente que me enseñó cosas, me embarqué en la aventura de la independencia de la casa familiar, reuní nuevas experiencias gratas, y gracias a las no gratas pude aprender.


Por fin eliminé a esa persona del facebook, borré sus números de todos los gadgets, y aunque siga en mi memoria, ya no lo marco, ni por nostalgia, ni para ver si de casualidad, en su casa, se encuentra y levanta la bocina. Dejé de pensar inútilmente en la gente que no se preocupa por mí y traté de voltear los ojos a aquella que sí lo hace, que lo demuestra, que lo intenta. Logré sufrir un poco menos.

Renuncié al amor, hace un año, lo recuerdo bien, me encaminaba a la desesperanzada certeza de que el amor no habría nunca de tocar mi puerto y lo sufría estoicamente; hoy ya no lo sufro, lo acepto, lo dejo ser y lo agradezco. Me concentro, mejor, en las cosas que me interesan: el arte, la literatura, la música, las amistades sinceras, las cosas que pasan en mi cabeza. Antes solía pensar que a pesar de todos los sufrimientos que el amor ocasiona, aquella batalla valía la pena librase a cambio de los momentos de satisfacción y alegría; hoy ya no creo eso, no vale la pena llorar por noches enteras, torturarse por no saber cosas, por no tener lo que uno espera del otro, sufrir constantemente por no entender nada. No vale la pena.

Fue un año de aprendizaje, si así lo puedo llamar. Entendí que lo mío, lo mío, no es la vida del académico especializado en letras que destruye y analiza las obras literarias hasta encontrarles cosas que seguramente el autor jamás pensó, ayudándose de teoría literaria de un montón de ociosos, estudiosos y expertos franceses. ¿Qué será lo mío? Todavía no lo sé, sólo disfruto leer literatura, sobre todas las cosas; no soy buena escritora, carezco de talento e inteligencia suficiente para serlo, pero, aunque ya no soy una jovencita, no me angustia no haber hallado aún mi propósito o mi vocación. Ahora estudio, y supongo que después de terminar el ciclo estudiantil del cual sólo sobrevivirá la experiencia, tendré que amoldarme a la sociedad, iré a pedir trabajo a una oficina, me vestiré como la gente decente, pagaré mis deudas, y todas las cosas que se hacen en esta vida. Cuando llegue el momento, veremos.

Los daños seguirán apareciendo, las desilusiones, los amigos que uno cree que están, pero no están, las latosas convenciones familiares, el amor ingrato que aparecerá disfrazado en verdosa aura, los encuentros, los desencuentros, las tristezas, las alegrías, cosas más, cosas menos.

Sólo puedo esperar lo mejor, en medida de lo sano, deseo simplemente que la vida no se complique demasiado, pero no todo depende de uno.

El año que termina me dejó pocos daños, me permitió hacer cosas nuevas, conocer gente y experimentar sensaciones distintas, me siento contenta y agradecida por ello. No tengo quejas grandes, sólo conflictillos mínimos que existen por mi falta de amor propio, mi incapacidad de mirarme a los espejos, mi estupidez nata; cosas nimias, insignificantes.

Prefiero quedarme con lo bueno, con el momento y la conciencia plena del instante. No puedo decir todavía que soy feliz, pero me llena una esperanza extraña, no opiácea ni futil, como siempre, sino algo similar a la contentud, si es que eso existe. En general, estoy bien. Ser feliz, bueno, quizá algún día lo sea.



Music on: Freedom road - The Divine Comedy
Quote: "Yo parezco haber nacido para no aceptar las cosas tal como me son dadas." Julio Cortázar
Reading: Aquí abajo - Francisco Tario

domingo, 18 de diciembre de 2011

Un secreto (2)


Hace tanto que ya no registro el tiempo,
se levanta un alba igual a la de otros siglos,
despierto de soñar en otro espacio,
un sitio de humo dibujado con nuestros cuerpos enlazados.

Mido mis arrugas con las tazas de café
bebidas bajo tu nombre de soledad y piedras;
revivo en el atardecer la memoria de tus pies y tus esquinas,
tu palabra provista de una promesa iluminada.

Somos rezagos de pinturas incrustadas en las camas,
nuestros destinos vigilados por las Moiras
son el fantasma de un tiempo eterno,
una bestia de fauces insaciables
que sólo calma su hambre con mentiras.

Del fulgor de una palabra de tus labios
hoy queda la materia huésped de un prado inhóspito,
la huella creciente de lo incierto,
de que hemos de perecer después del beso,
sin memoria
igual que el polvo detrás de los zapatos,
como el sueño que poco salva este mundo tan pesado.

Despertar
es alzar la cara al cielo y encontrarlo del color de la muerte,
tocar sus dedos para caer de nueva cuenta entre la vida,
y recordar que somos parte de un prístino secreto
que retumba con decoro en las ventanas.

Todavía vivimos en el mundo.

En las noches limpio mis almohadas con la brisa del instante;
visitas mi cuerpo ávido del tuyo, nos juntamos en deseo por unos momentos, robándole una estación al resto del tiempo.
Desapareces al punto de la siguiente hora, como si tu presencia fuese títere del limbo.
Sé que ningún minuto es capaz de guardarnos
y que el reloj en tu muñeca es la guadaña que se acerca lentamente a nuestros cuellos.

La verdad más fría del mundo no es la muerte, sino lo eterno.
Hoy tenemos un miedo más antiguo que el tiempo que también tememos,
en nuestras espaldas se eriza el infinito: es el terror por la vigilia que se apila poco a poco en ahogados suspiros.

Habremos de sobrevivir a ese absorber simultáneo de deseo.
Dormir será un tumulto de agonía, preámbulo a la luz que nos destroce los ojos para siempre.
No moriremos todavía.

Necesitamos más delirio,
deseamos menos silencio anidándose en la garganta propia,
menos verdad y más sueños compartidos,
más amor de felicidad vestido.

Viviremos un día más, en el mismo palpitar incierto
sostenidos por una clepsidra en pausa
y un secreto.



Music on: Sonata IX - John Cage
Quote: "el mundo desgraciadamente es real" Jorge Luis Borges
Reading: Casa de campo - José Donoso

martes, 6 de diciembre de 2011

Eterno Retorno

Sé que todo es mutable. Pero también sé que a mí la vaciedad no me abandona. A veces es sólo el engaño de que estoy plena, o es que la plenitud es tan fugaz que parece ilusoria, igual que la felicidad, no así la nostalgia. Cada quien tiene sus retornos a lo mismo, inevitables.

Me detesto por ese regreso, por escribir las mismas sandeces. Concluyo que no tengo talento para nada, que esto de escribir es sólo una fuga que ni siquiera tiene pretensiones artísticas que la justifique (pero si hablamos de las mil cosas para las que no tengo talento, nunca paramos pues son demasiadas, cada una saltando a la cara en el peor momento). Me pierdo.

No puedo escribir nada mejor, lo he aceptado, no se trata de talento, a veces creo que ni de disciplina; es ya como una mala costumbre esto de agarrar el blog (o el cuaderno que según es para las cosas privadas, da igual, al final nadie lee y mi pobrecito blog se llena sólo de spam). El problema es que me esfuerzo, me esfuerzo para escribir cosas mejores, en leer a los grandes e inspirarme con ellos, pero la mayoría de las veces sólo termino plagiando alguna de sus excelentes frases y las vuelvo un chiste, un pretexto más para mis depresiones, vacíos, faltas y tristezas.

Así soy, primordialmente, con faltas acumuladas y esfuerzos echados a perder. Con todo, he aprendido algunas cosas, una de ellas, muy importante: no esperar nada de los demás, dejar que den lo que me puedan dar… y listo. Me creo el cuento de que es mejor "que me de igual" y sencillamente opto por adaptarme a lo que el otro puede ofrecerme (porque yo siempre doy más y eso ya se demostró que no lleva a nada bueno) y me mantengo en ese standard que ha establecido la otredad. Pero de alguna manera que nunca sé anunciar, aquel otro se aburre, se fastidia, algo se le funde, deja de interesarse. Y yo me quedo en el mismo estado en que inicié, tratando, ya no de obtener más, sino de conservar eso poco que existía. Y de todos modos no sirve de nada.

Me regresa el vacío, el esfuerzo que no tiene ningún fruto. Sé que todo tiene que llegar a un fin, y es terrible, porque trato de que el fin tarde más en aparecer y devorarlo todo. Sé que no podemos soñar en conjunto eternamente, pero siempre es el otro el que decide despertar primero y yo me quedo ahí suspendida, en la falta de entendimiento general.

Entonces escribo, porque no puedo hablar, porque no sabría qué decir, pues no entiendo al otro y porque decir o no decir ya da igual ante las cosas que se perdieron en algún momento y que no se pueden recuperar. Por eso escribo y callo, pues no hay otra manera de sufrir lo que no se entiende.

Y lo peor, soy ridículamente igual a Sísifo, me da asco no poder evitar ese destino. Un final tremendo que dará inicio a otro que tendrá un final tremendo y así y así. Me da asco decir las mismas cosas siempre, y no es porque esté por acabarse el año o porque tenga una crisis del apocalipsis, no, siempre es así, otras formas, otros cuerpos, otras palabras, pero siempre igual, no logro cambiar mi discurso… pero ¿cómo cambiarlo si me siguen pasando las mismas cosas siempre? Una esperanza rota, una desilusión crónica, un espacio onírico fragmentado, un desaliento general por la vida.

Es mi culpa y no hallo cómo resurcir los hechos. No puedo desalienarme de la verdosa esperanza, no consigo dejar de creer. ¿Qué se le va a hacer? Carezco de talento para tantas cosas, mis relaciones afectivas se tornan en un gran signo de interrogación, tampoco escribo bien, así pues, no tengo una fuga que me justifique, no sé llorar como lo hace el resto de la gente. Y aun así soy una romántica incurable y una existencialista fallida, pésima combinación.

Music on: Ara bátur - Sigur Rós
Quote: “Mi palabra está unida al gemido de un espacio desierto" Díaz-Casanueva
Reading: Casa de campo - José Donoso