jueves, 16 de abril de 2009

Todo es un rayo de luna

Nada más inasible que un rayo de luna, efectivamente, pero ¿acaso puede ser tortuoso creer que tal luminosidad no es sino una falsedad que la mente o el corazón están creando a partir de un hecho inasible pero aún presente como deseo?

El rayo de luna se titula una de las famosísimas leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer. Se trata de un joven noble amante de la soledad (clásico modelo romántico) que durante la noche, en los árboles y las aguas cree ver a una doncella hermosa que se escabulle magistralmente de su contacto. Eventualmente, con una gran desilusión, el joven, llamado simplemente Manrique, descubre que aquéllo que estaba persiguiendo con tantísima devoción no era sino un rayo de luna que, reflejado en diferentes lugares del paisaje le parecía semejante a la luminosidad de una mujer.

Si bien la anécdota puede ser tonta (nótese el contexto romántico y el autor de la misma, antes de juzgarla completamente) creo que sirve como metáfora para ejemplificar otras cosas que en este momento son pertinentes: el amor (sólo por dar un ejemplo y seguir la línea de Bécquer), de acuerdo a como lo he experimentado, es sólo eso: un rayo de luna, un falso reflejo de algo que se cree que es real, pero que no lo es, ni remotamente. Me resulta curioso cómo a pesar del anacronismo de la situación planteada, todo aún resulta siendo igual: el amor y la gloria son un rayo de luna, concluye el joven Manrique, completamente devastado.

La cuestión no es que lo sea, eso se evidencía eventualmente, sino que, a veces, a pesar de tener la conciencia de que tal cosa es esto o lo otro, la mente se sigue engañando pensando que quizá existen más opciones de las que se muestran. El joven de la leyenda termina como un loco, aunque, como bien apunta Bécquer, quizá fue sólo que había recuperado el juicio.

Todo es un rayo de luna, una efímero momento que parece que es pero que no es y estoy convencida de que la única manera de jugar con esos rayos engañosos sin caer en la depresión es entregándose a la locura, para así no ver de frente la terrible realidad.


Music on: Revelry - Kings of Leon
Quote: "O, wilt thou leave me so unsatisfied?" W. Shakespeare
Reading: La insoportable levedad del ser - Milan Kundera

2 comentarios:

Anónimo dijo...

si bien estoy convencido(sin tocar a becquer que me gusta mucho)de que la vida esta hecha de momentos efimeros(de acuerdo con usted)tambien, queridisima madame creo en la intensa realidad de los mismos,por lo menos por parte del que en uno u otro momento siente,desde un amor de esos que te elevan(y que de acuerdo muchas veces te dejan caer)hasta el dolor que sientes en la caida...creo que lo que le da un sentido de inexistencia,es que cada quien lo interpreta en funcion de lo que su realidad le dicta...en fin talvez esto tambien sea falso.un abrazo madame.

FB dijo...

"El amor es un rayo de Luna"... sabes, en primer lugar, la maravilla que me parecen las leyendas de Bequer (y a quien esta en particular le parezca tonta no es nada más que un palurdo); por otro lado, tmb sabes pq en especial esta es mi favorita, y pq entiendo perfectamente lo que expresas en esta entrada.

Supongo que existimos quienes, aun errando con la espalda atravesada por la hoja helada de la realidad, dejamos aun vivir al vestigio de deliciosa locura en diversos recovecos de nuestra mente, amalgamando lo funesto del "es" con lo tristemente bello del "jamás".