Y para qué volver atrás en paraísos falsos
si la realidad matará las ilusiones;
como haber amado y perdido todo,
otra vez,
amar y formar otro,
ese que no es
y querer que todo, absolutamente todo,
cambie su forma de rojo tormento.
Y para qué regresar los brazos cansados
a rodear estatuas demasiado alertas,
besar sus muslos tibios igual que el día,
prisión húmeda,
dulce de medianoche;
su boca de arena deshecha en humo,
en volcanes breves calcinados.
Y para qué regresar...
lo pregunto al cielo,
a los mártires, mis iguales,
al destino, espejo desierto,
al mar nocturno de sombras informes
pedazos de aire del color del tiempo.
Y para qué volver…
a coser del corazón los trozos desgarrados
del agua fría el mismo nombre
grabado en mi piel de estantes vacíos.
Para qué regresar
los pasos perdidos hacia cuevas de ilusiones,
verdosas esperanzas
absurdas de reflejos
de inocua riqueza bañada,
luz de limbos condenados,
párpados duros,
dolor inacabado.
Pero volvemos,
volvemos al sitio que el aire ya ha mecido
sobre cuerpos memorados y tristes.
Volvemos como el buitre a las entrañas
de Prometeo encadenado,
nueva carne,
tortura idéntica.
Volveremos porque los ojos,
duros cristales salados,
no distinguen los lamentos
incrustados en niebla de alegría,
ni recuerdan tampoco
bajo oníricas rosas
el desenlace trágico
de incontables verdades acumuladas.
Volvemos y volveremos
cual la piedra que se lleva a la montaña,
antigua carga segura a derrumbarse en su cima.
Volvemos y volveremos
a retorcer las mismas aguas espejos,
a acariciar la piel primera, desierta llaga,
a circular susurros, ahogados ecos
en el viejo laberinto la oreja sorda,
en las manos, blanco hierro.
Volveremos del paraíso al infierno
en amarillas nostalgias,
cólera ignorada hecha fuego
que recorre las arterias y tensa los nervios.
Volveremos, fiebre helada.
Volveremos, voces mudas;
de piedra la boca
de eternidad la muerte
de cierto el regreso.
Volveremos, sí, con la frente en alto
a destrozar cascadas
y pintar océanos y nubes.
El peso de la verdad nos cegará los ojos
más, un poco más,
siempre más.
Y sin embargo volveremos
sabiendo la condena sin tregua,
anhelando la paz sin dueño.
Volveremos los brazos llenos de otras piedras
elevando la mirada hacia nuevas cimas.
Volveremos, seguramente, volveremos.
Music: My immortal - Evanescence
Quote: "Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca, y entonces jugamos al cíclope." J. Cortázar.
2 comentarios:
No sé si es mi propia lectura o no, pero percibo cierta alusión a Sísifo en el poema, con el asunto del retorno eterno y hasta algo absurdo.
Un poco mas doloroso que el tormento de Sísifo... bastante más, de hecho... al menos dentro de sus penurias el no se enamoró... de haber sido así, hasta cuando hubiera soportado su jornada con la roca sobre la montaña? Podía con el peso de la roca, pero dudo que hubiera sido capaz de leventar tantas veces su corazón... después de todo, quien puede?
Absurdo... no sabes cuanto... y que no el amor es la delicia del absurdo? No fingimos obstinadamente mientras lo paladeamos para ignorar el hecho de que, el día de mañana, tendremos tierra en la boca en lugar de pétalos de rosas?
Ahhh, pero eso es lo que deseamos vivir, que no... no es esa la jornada del romántico errante, del amante de amor, del perseguidor de la decepción... no buscamos arrojarnos de cabeza hacia ese oceáno violento una y otra vez hasta el día de nuestra muerte, para darnos cuenta que enmedio del hielo y del fuego de ese intenso jugueteo, jamás hallamos al sueño encarnado que tanto tiempo añoramos?
Como sea... sabes lo que siento al respecto hehe... excelente forma de plasmarlo, querida mia.
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