Doscientos años acaban de cumplirse, el pasado 19 de enero del nacimiento de Edgar Allan Poe, uno de los representantes más importantes de lo que se vendría a acuñar como narrativa policiaca y detectivesca. Poe, un hombre de vida terriblemente tortuosa, logró mediante palabras estremecer al público de su época y legó a las generaciones futuras el fruto de esa semilla plantada gracias al opio y el alcohol de que fue amante y que, según muchos, fue el detonante de sus historias alucinantes.
Narraciones extraordinarias es un libro fácil de adquirir en cualquier lugar, ha sido editado hasta por Editores Mexicanos Unidos, con la consabida mala traducción y pobre calidad de la edición. Julio Cortázar se dio a la tarea de traducir la obra completa de Poe, una labor magnífica para los hispano-hablantes, pues no sólo contiene la traducción como tal sino una introducción minuciosa y precisa en donde se conjunta la historia, la literatura y la vida de este genial autor.
Mi favorito personal, por razones oscuras e incluso místicas es “El cuervo”, el poema narra la aparición de un símbolo de la nostalgia en la forma de un “hórrido cuervo vetusto y amenazador evadido de la ribera nocturna.” La desesperación, misterio y angustia del personaje y la visión del cuervo posado en el busto de Palas aún logran erizar la piel y entristecer el alma, aún yo me pregunto cómo es que el cuervo es capaz de, a pesar de todo, “arrancar de mis tristes fantasías una sonrisa.”
El video que acompaña este escrito es una película que me pareció interesante y bien realizada sobre el cuento “El corazón delator;” vale la pena verlo y de paso escuchar la narración extraordinariamente ejecutada. Otros de mis cuentos favoritos son “El gato negro”, “Berenice” “La caída de la casa Usher” “El extraño caso del Sr. Valdemar” y “El retrato oval” sin dejar de lado el resto que no dejan de ser igualmente alucinantes, obsesivos, enfermizos y notablemente adictivos, tales como “El tonel de amontillado”, “La máscara de la muerte roja” “El pozo y el péndulo” y “El escarabajo de oro.”
Me parece importante resaltar el hecho de que los relatos siniestros y fantásticos de un hombre nacido hace doscientos años y que no gozó tampoco de una larga vida, aún logren alterarnos. Yo conocí a Poe en una afortunada clase de Español en tercero de secundaria y no podría estar más agradecida al respecto. Pienso que el legado de Poe sigue siendo trascendente y en realidad hay muchísimas cosas que decir acerca del gran genio literario y de la imaginación desbordante y perversa de la que hacía gala el autor.
Este es sólo un pequeño homenaje a uno de mis escritores no sólo favoritos por la forma y el fondo, sino apreciados por la melancolía propia de la temprana adolescencia que está, en mi caso, enmarcada por las visiones de los dientes caídos de Berenice, la angustia de ser enterrado vivo y la palidez bellísima de la muerta Madeleine. Una delicia.
Music: The man who sold the world - Nirvana
Quote: "He has made me dwell in darkness as those who have been long dead" Libro de las lamentaciones
"La literatura es uno de los más tristes caminos que llevan a todas partes" André Breton
miércoles, 28 de enero de 2009
Allan Poe, 200 años de haber pisado la tierra
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1 comentario:
Querida, Clarice: es un placer leerte. En cuanto a Poe, yo diría que se murió sin cumplirnos la promesa: "Never more", profetizo, y se murió y nos dejó atados a la inexorable repetición de los hechos, al círculo existencial nuestro de cada día, de cada hora y cada minuto. La prisión de repeticiones infinitas que llamamos vida, destino, amor, odio, de la que el nunca más sería la única salvación. “El pasado nos vuelve a pasar, siempre el pasado nos vuelve a pasar” canta con resignación una mujer de nombre Liliana Felipe de la que no conozco más que esta canción que no sé ni cómo se llama. El nunca más es una anunciación beatífica de un pajarraco sabio que voló —en perfecta imitación de su antítesis, la paloma blanca— para olvidarnos.
Felicidades, está padre tu blog. Lo seguiré con deleite.
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