viernes, 29 de abril de 2011

Creer sus mentiras implícitamente

No había soñado con él en meses, y de pronto, aquella noche de abril se me apareció intempestivamente durante la noche. En el sueño había una escalera y un edificio colindante, un cielo raso pintado de azul y entre la distancia, él. Una imagen muy clara, la de aquel día en que nos reunimos saliendo de trabajar, día que sería el último en que lo vería: camisa azul, mezclilla, tennis rojos, suéter gris en una mano, libro de José Revueltas en la otra, cabello largo sin peinar y armazones de pasta negra.

Así apareció. Raro que recuerde tantos detalles en un sueño. Él corrió hacia el edificio, lo perdí. De angustia, creo, desperté a eso de las cuatro de la mañana.

El problema aquí, sí señor, es creer sus mentiras implícitamente, creer que de su boca podría salir algo que no fuera un sin-sentido, una realidad alterada y una constante evasión a la verdad. El otro problema, menos grave, pues, es quererlo, amarlo a pesar de todo y desearlo como algo eterno, algo que no es. ¿Menos grave, dije? También mentí, el amor es el problema más grande de todos, el error por excelencia, la cerrazón, el desasosiego, la angustia.

Si me llama, cosa que hará en algún momento, porque sólo queremos lo que no tenemos, le diré a todo que sí. Lo que él no sabe es que lo he estado esperando, que mis negativas fueron un intento por sacármelo de la cabeza, dejar de necear, dejar de buscar una idea de él. Ya he sido muy fuerte por meses, diciendo que no y que no. De cualquier modo, no lo tengo, sería simplemente una feliz ilusión, una promesa destinada a caducar. De cualquier modo, no estoy a gusto. Le diría que sí a todo porque conozco su mentira y su finitud. Finalmente ¿no es mejor saber el destino terrible de las cosas? ¿no es menos tortuoso entender de una buena vez que esto o aquello no tiene miras a durar más allá de unos días, algunas semanas, cuando mucho?

Hemos intercambiado absurdos mensajes por el celular. De pronto me torno seria y le digo que nada de esto tiene sentido, que no nos debemos ver más. Después llega mi lado bipolar y le digo que pienso en él. Pero bueno, él anda igual. No tenemos remedio. Adopta uno de los personajes fabricados que tiene y me contesta pura tontería que me hace reír. De repente me pide que le diga qué hacer para que estemos juntos. Pero en el momento en que busco seriedad en las cosas, se me va por la tangente. Además no hay nada que hacer, eso le digo, o le escribo que estoy confundida y necesito pensar, a lo que él responde que muere de ganas por verme y yo digo que lo quiero y él que piensa en mí y así…

Después del sueño, no sé, pero ahora pienso más en él, por alguna razón se renueva la esperanza de encontrarnos y ser y estar, en un robo al tiempo, en una estación feliz. Lo amo sólo en la medida en que no me ama, sé que sólo lo difícil es estimulante, que la búsqueda por la simpleza comienza por estrangular el corazón lentamente, que tal vez, sin entenderlo conscientemente, también deseo lo que no puedo ni podré tener.

Temo recorrer los mismos caminos y añoro la incertidumbre del primer encuentro. Todo se torna viejo y amargo con mayor rapidez. Y temo más, sobre todas las cosas, que haberlo soñado sea uno de esos indeseables comienzos.


Music on: Sun is shining - Bob Marley
Quote: "No lamento haberte conocido. Me da pena porque no fuimos sabios con el tiempo." Alejandro Páez Varela
Reading: Sexus - Henry Miller

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