lunes, 9 de diciembre de 2013

Sor Juana también habla del amor



Sor Juana Inés de la Cruz afirma en la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz que el único escrito auténticamente suyo y hecho a voluntad era el Primero Sueño. Pero habría que ser bastante ingenuos si creemos que nada del resto era sólo escrito por encargo. Los sonetos amorosos demuestran una clara experiencia en el tema; la monja, estando enclaustrada, entendió a la perfección una de las vicisitudes más fundamentales en las relaciones amorosas, es decir, el viejo adagio de amar y buscar a quien no nos ama y despreciar e ignorar a quien nos busca y nos quiere. Ella lo escribió así:

Feliciano me adora y le aborrezco;
Lisardo me aborrece y yo le adoro;
por quien no me apetece ingrato, lloro,
y al que me llora tierno, no apetezco:
a quien más me desdora, el alma ofrezco;
a quien me ofrece víctimas, desdoro;
desprecio al que enriquece mi decoro
y al que le hace desprecios enriquezco;
si con mi ofensa al uno reconvengo,
me reconviene el otro a mí ofendido
y al padecer de todos modos vengo;
pues ambos atormentan mi sentido;
aquéste con pedir lo que no tengo
y aquél con no tener lo que le pido.

Y es la misma cantaleta de siempre, terriblemente actual. Sor Juana se dio cuenta de que así funcionaban, en buena medida, las relaciones humanas. No es que me sorprenda que seamos los mismos hace 500 años que ahora, a pesar de los renovados acuerdos sociales y culturales; no me sorprende, pero sí me intriga que nuestra naturaleza sea así de simple y de primitiva. Parece que no somos capaces de amar sino lo que no tenemos y por estar empecinados en lo que no tenemos, despreciamos a la gente que nos procura, nos cuida, nos llama, nos busca y hasta nos quiere.

En este momento, lo que escribo con pretexto de Sor Juana, se torna totalmente personal. Es cierto que quiero a alguien, que tengo, pues, mi Lisardo, alguien que si bien no me aborrece, sí me roba buena parte de mis esfuerzos y no  me da lo que yo quiero. Por otro lado tengo varios Felicianos, gente que me busca, que quiere estar conmigo, que me llama, que me pregunta cómo estoy y qué voy a hacer, que quiere verme. Y yo, como la monja, los hago a un lado. Me he dado cuenta de que este no es, para nada, un caso aislado, sino que forma parte de la vida. Supongo que sucede que, de pronto, uno encuentra exactamente lo que está buscando, o no lo encuentra y sigue en la deriva de lo que cree que quiere.  Pasa como a Summer y Tom, de 500 days of Summer, pasa que uno encuentra al amor de su vida, mientras el otro, no. Y así nos la vamos llevando, hundidos siempre en este tipo de contradicciones, sufriendo algunas veces por no lograr lo que queremos –por no ser suficiente para el otro-  y sí, es tormentoso de los dos lados. Uno se dice a sí mismo “no soy una mala persona” pero en el camino, por propio enamoramiento (o empecinamiento) ya hemos despreciado y quizá lastimado gente por perseguir lo que creemos que hemos encontrado, por no dejarlo ir jamás.

Así somos y nos creemos el cuento de que hacemos lo correcto, pero ¿habría que esperar a encontrar exactamente lo que uno quiere? ¿Y mientras qué? Aquí Sor Juana ofrece un giro interesante a la situación, tangible a través de otro de sus sonetos amorosos, en el cual se encuentra finalmente resignada al dilema, donde se dice derrotada y conforme en la mediocridad. Escribe:

Al que ingrato me deja, busco amante;
al que amante me sigue, dejo ingrata;
constante adoro a quien mi amor maltrata;
maltrato a quien mi amor busca constante.
Al que trato de amor, hallo diamante,
y soy diamante al que de amor me trata;
triunfante quiero ver al que me mata,
y mato al que me quiere ver triunfante.
Si a éste pago, padece mi deseo;
si ruego a aquél, mi pundonor enojo:
de entrambos modos infeliz me veo.
Pero yo, por mejor partido, escojo
de quien no quiero, ser violento empleo,
que, de quien no me quiere, vil despojo.

Por ahí he leído y escuchado de bocas de la gente que es mejor buscar emparejarse con alguien que te quiera y te procure y te busque y así, sin importar que no sientas lo mismo. Sor Juana termina aceptando esto: quédate con quien te quiere, en lugar de ser la sobra del que no. Así lo entiendo, en mis parafraseos tropicalizados de la excelsa poeta. Y no estoy de acuerdo. De todos modos se sufre, eso sí, pero no por aceptar ser ese “violento empleo” de quien nos quiere, alcanzaremos más felicidad. La mediocridad, en esta situación, no la acepto. Prefiero seguir penando por quien no me quiere que resignarme a estar con quien no quiero pero sí me quiere. Sor Juana eligió, todos tenemos la opción de elegir. Una vez elegí la mediocridad y tampoco tuve buenos resultados, quizá vale la pena buscar más, quizá.

El ser humano, como sea, no deja de ser primitivo: si tiene algo perfecto lo desprecia, si tiene algo seguro, no lo cuida; en cambio busca con fervor lo que no le dan en bandeja de plata. Así somos. Pero ese ya es otro asunto, y, tomando la frase de Michael Ende en La historia interminable: “esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.”

Music on: Us and them - Pink Floyd
Quote: "Es tan lejos pedir. Tan cerca saber que no hay". Alejandra Pizarnik
Reading: El libro del desasosiego - Fernando Pessoa

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola nuevamente:

Por segunda ocasión, tu texto me parece bastante interesante, sólo me quedan algunos hilos sueltos.

Es cierto que duele bastante saber cuando alguien no te quiere, pero...
¿por qué nos volvemos necios?
¿por qué deseamos tener algo que muy posiblemente ni nos conviene?
¿por que creemos que es "amor" verdadero el que sentimos cuando tal vez es pura vanidad y orgullo?

Conozco "tipetes" que dicen ser muy racionales y lógicos, pero cuando se les prende "la mechita", toda su "racionalidad" y "lógica" la mandan por el caño y terminan jugando a Don Juan "todasmias".

También conozco de esas gentes que tienen corazón de hotel y a cada rato juran que encontraron al amor de su vida pero en realidad solo buscan "auto-complacerse" o resolver sus "gases psicológicos" de infancia, adolescencia u lo que sea"

Ahora, la pregunta principal...

Si es preferible "seguir penando por alguien que no te quiere"
¿hasta qué punto es "sana" esta situación?

Entiendo que cada quien busca su cebollita para llorar y el gusto se rompe en géneros pero, si ya se conoce la realidad, entonce ¿por qué no buscar algo que esté fuera de los patrones? ¿qué no se trata también todo ésto de "echar una moneda al aire"?

Saludos desde la Ciudad de México

Adriana Dorantes Moreno dijo...

¡Hola! Yo misma no he podido resolver algunas de las preguntas que haces. ¿Por qué nos volvemos necios? No lo sé, pero he observado que sólo nos estimula lo que no tenemos con facilidad, aunque no nos convenga, aunque ni siquiera se trate de amor; ¿sabemos realmente qué es el amor? ¿cómo podríamos describirlo o englobarlo?

También me he dado cuenta de que las personas, en general, somos bastante egoístas, si aparecen por ahí tipejos que de buenas a primeras deciden enamorarse de otra persona, es sólo porque son seres humanos y finalmente, en todas las situaciones, los seres humanos tendemos a realizar las acciones que en tal momento consideramos las mejores para nuestro beneficio, sin importar si en esas decisiones nos estemos llevando a alguien en el camino o estemos lastimando a alguien. Eso del "amor de mi vida" es un asunto que el mundo nos vende como posible, pero considero que no existe tal cosa, no hay nadie que nos pueda satisfacer por completo, nunca, es cuestión de cada quien trabajar emocional y racionalmente para construir a ese "amor de mi vida" porque no existe como tal, así como así.

Tu pregunta final me hace dar cuenta de que no me expresé bien, no es que sea preferible estar penando por quien no te quiere, el énfasis lo pongo en no conformarse con quien no te quiere sólo porque uno mismo está siendo rechazado, prefiero seguir sin nadie, aunque yo quiera al que no me quiere y sufra porque no me puede dar aquello que yo quiero a tratar de buscarlo con alguien que quizá sí me lo puede dar pero finalmente no va a satisfacerme. Por eso precisamente cuestiono la decisión de Sor Juana, pues ella cede, ella acepta estar con alguien que la quiera, aunque también sabe que así tampoco estará plena. Yo no optaría por eso.

Y finalmente creo que sí, todo se trata de lanzar una moneda. La vida es cuestión de decisiones y afortunada, o desafortunadamente, ninguna es la correcta. Yo me aventuré en una ocasión a buscar y tratar de satisfacerme con una relación que no estaba dentro de los patrones, elegí eso y salió mal, en el futuro elegiré otra cosa, iré probando. Quisiera tener la verdad universal y de una vez por todas hacer lo mejor, lo que no duela, etc., pero esas certezas creo que nadie las tiene, y quizá es bueno que así sea.

Agradezco tu lectura.

Saludos, igual, desde la caótica ciudad de México.