martes, 17 de diciembre de 2013

La pérdida


Hace unos días terminé de leer Kitchen de Banana Yoshimoto, pensé que se trataba de una novela, pero en realidad, el libro contiene dos noveletas, Kitchen y Moonlight Shadow. Ambas historias tratan del amor desde la pérdida. De formas diferentes, las dos cuentan cómo se construye un amor a partir de la ausencia de otro, un amor extraño, poco convencional, pero más fuerte, en ambas está presente la muerte y la pérdida de los seres queridos: ¿a dónde vamos cuando nos quedamos sin la mitad de nosotros mismos? ¿cómo nos reconstruimos después del dolor? ¿en qué momento dos soledades similares, dos seres que han sufrido pérdias parecidas pueden encontrarse para sanarse mutuamente? De eso tratan, a muy grandes rasgos, las historias de Yoshimoto.

Moonlight Shadow narra la muerte trágica de un amante, ¿qué puede hacer la novia, viva, sin él, muerto? Me parece interesante, en general en la literatura japonesa, la posibilidad de abrir puertas hacia otras dimensiones, Murakami lo hace frecuentemente, Yoshimoto lo hace en Moonlight Shadow; esta puerta funciona como una posibilidad de redención, una suerte de cierre y de paz. En la puerta, la mujer, deprimida y abandonada puede decir adiós al amante que la muerte le arrebató, es una oportunidad única y mágica, en ella realiza un cierre y se llena de paz.

Justo el fin de semana hablaba con un amigo sobre el amor y, concretamente, sobre el instante en que una relación era perfecta, sin posibilidad de hacerla mejor y donde las dos partes son en extremo felices, tanto, que no quisieran que se les terminara ese amor jamás. Él me decía que dada la certeza de que todas las relaciones cambian y no es posible dejarlas en el limbo de la perfección más allá de unos instantes, lo mejor sería que, en ese justo momento la muerte llegara a separarlos. Es una situación más cómoda que trágica, si lo miramos así, pero algo tiene de verdad. Es cierto que las relaciones cambian, que los momentos perfectos desaparecen y que, muy probablemente, todo terminará; entonces la única manera de conservarnos perfectos es dejando de existir, que viniera la muerte y nos arrebate lo perfecto, para que en nuestras mentes y nuestras vidas, sepamos que lo tuvimos todo y así nunca saber nada de los momentos posteriores en que todo, seguramente, habría de cambiar y de descomponerse.

Me quedé pensando en ese consuelo. ¿Será que es mejor renunciar a lo perfecto justo en el instante de la perfección? Culpar a la muerte resulta mucho más conveniente, mediocre, quizá, pero conveniente. ¿Será que deberíamos agradecer que la muerte nos arrebate el amor a cambio de nunca ver el deterioro de nuestro amor? Algo de esa propuesta me parece interesante, pero en esta ocasión no tengo una respuesta al respecto, todavía no.


Music on: Another world - Antony and the Johnsons
Quote: "Pienso que estaría bien que las personas a las que amo fueran más felices de lo que son ahora"
Reading: El libro del desasosiedo - Fernando Pessoa

1 comentario:

Meet me halfway dijo...

A penas justo busca libros que trataran este tema y me encontré con "La vida imaginaria" de Mara Torres y me gusta como plantea la reconstrucción ante la muerte de un ser querido, en específico de tu pareja.

Todo ese proceso de duelo-reconstrucción-renacer que hace el ser humano que no deja de ser doloroso pero a la vez es confortante.