sábado, 18 de agosto de 2007

La verdad de la Historia

La frase que dicta "la Historia la hacen los ganadores de las guerras" es ya bastante conocida y al parecer no necesita gran explicación; sin embargo, a pesar de saber que la historia se puede manipular a conveniencia, aún la gente cree que lo que se llama "historia oficial" es la que se debe creer, como si fuera ésta una especie de dogma incuestionable y certero.

Creo que a estas alturas es justo analizar más a fondo el curso de la historia y cuestionar objetivamente las posibles causas y los fines para los cuales una mentira se dice con la consigna de que se convierta en verdad.

Nadie tiene la verdad absoluta, eso ni ingenuamente puede ser tomado en serio, creo yo, pero aún así la educación impartida a los niños (hablo de México en especial, aunque en muchos países sucede la misma cosa) se sigue basando en deificar a los personajes históricos y a gestar montones de mentiras sobre ellos.

Para ejemplos, hay demasiados, ahí tenemos a Don Miguel Hidalgo o a Don Benito Juárez, personas que en realidad han dejado de ser personas y que se han convertido en personajes, en héroes ya etéreos e inexistentes, no seres humanos. La historia oficial nos enseña a respetar los valores morales de estos dos hombres, su valentía, inteligencia (y demás virtudes bonitas que se le puedan ocurrir a uno), todo sin abrir la posibilidad a pensar que quizá estas personas no eran nada de lo que nos dijeron (quizá sí, pero aún es bueno tener las posibilidad de pensar lo contrario ¿o no?).

Y no sólo se trata de personajes concretos, sino también de hechos, guerras, eventos cruciales en la historia y construcción de las naciones, y todo es fácilmente manipulado a conveniencia de quien lo quiera contar. Una mentira dicha con frecuencia y regularidad poco a poco se torna en verdad, pues no hay nadie que sepa ya lo contrario y uno se predispone a creer en lo que le dicen pues todos lo creen de esa manera así que, así debió ser ¿no?

Un caso concreto: la conquista de México; dado que el señor Hernán Cortés (buen estratega, sí, pero un ser sanguinario y enfermo) fue testigo de una de las matanzas más terribles en la historia humana, claro que, actualmente, no se ve a Hernán Cortés como una figura terrible y odiada, razón simple: él ganó la guerra. En cambio Hitler, (nótese que no justifico a Hitler como persona, sino como la víctima de los hechos posteriores a él), el señor estuvo al frente de una de las matanzas más crueles de la historia, sí, pero objetivamente, no se pueden comparar los millones de judíos asesinados frente a los millones más que perecieron durante la conquista de América y no sólo eso, sino la explotación y muerte que existió durante los 300 años de la colonia. La razón se infiere, a Hitler le tocó perder la guerra.

No digo que mis datos sean los más acertados posibles, eso, como aclaré en el inicio, no es posible, sin embargo lo que trato de demostrar es la falta de decisión que se tiene para atreverse a pensar en otras cosas diferentes a las que se nos han enseñado en las escuelas.

Otro caso: la Revolución Mexicana; después de acabada, el gobierno se encargó de callar a todos aquellos que se atrevieran a hablar mal de la revolución, puesto que la figura del gobierno no estaba en una posición conveniente para aceptar que después de tantísimos muertos y heridos, el país seguía en la misma miseria, entre otras cosas.

Entonces la historia en sí puede muy bien ser vista como una serie de engaños, casi como la literatura, pues en realidad la diferencia entre una y otra es sólo que la literatura acepta desde el inicio que lo que cuenta es de una o de otra forma, en mayor o menor medida, una ficción.

No importa saber que la historia se hace por los ganadores de guerras si no entendemos el verdadero significado de esta frase y tampoco basta con quedarnos con la idea de lo que nos cuenta la historia oficial, pues, aunque la verdad sea imposible de encontrar totalmente, sí vale la pena querer la oportunidad de pensar diferente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bien dicen que "cada cabeza es un mundo", y si consideramos que cada uno de estos mundos por curiosidad, excepticismo o cualquier otra razón, no ha recurrido precisamente a la misma fuente de información para así formarse su propio concepto y opinión de nuestro sistema, pues es lógico que se llegue a cuestionar la versión oficial de nuestra historia y muchos otras verdades impuestas. Sin embargo, ahi tenemos a Galileo muriendo por atreverse a cuestionar una versión oficial de su época. Sin ir tan lejos al mencionar las versiones oficiales de nuestros gobiernos, religiones, científicos, historiadores, etc., nosotros como simples y comunes miembros de una sociedad, no toleramos que alguien discrepe con nuestra propia versión, nos sentimos dueños de la verdad y casi pretendemos que el que tiene una opinión distinta acabe como Galileo.

Creo que la única manera de avanzar es otorgándonos el derecho de expresar porqué no tenemos la misma opinión, de esta manera nos demostramos a través de la evidencia suficiente y competente quién estaba equivocado.

Desafortunadamente aún en estos tiempos es cierto, la verdad sigue siendo de quien tiene el poder.

Sin querer llegué a tu blog. Me gusta bastante.

Un saludo,
Marianne.