viernes, 17 de junio de 2016

La libertad, esa utopía



Hace unos días estuve en el Anexo del Reclusorio Oriente. El programa Visitando a los lectores, que organiza la Coordinación de Literatura del INBA, me volvió a invitar. En esta ocasión les llevé un texto de Jorge Luis Borges: "La casa de Asterión". No sé por qué me gusta tanto ese cuento, creo que es, en parte, por mi afición a los mitos griegos, y porque creo que todos ellos pueden explicar mucho de nuestro comportamiento actual, ya que los dioses son humanos y comenten atrocidades humanas, pero con el poder de un dios. La historia de Teseo y el Minotauro me ha fascinado desde que un día, cuando era niña, mi mamá tuvo a bien comprarme un libro de mitología para niños, nunca he terminado de agradecer esa adquisición, por cierto.

La idea del ciclo es hablar de la obra propia, pero creía que era mejor hablar de Borges primero, aunque claro, si uno habla de Borges y luego lee un textito propio queda muy mal parado, pero bueno, no quise ser protagonista total así que llevé mis copias y leímos poco a poco, detenidamente, el cuento (en ocasiones como ésta es que pienso que debería aventurarme a dar clases de Literatura, pero esa es harina de otro costal), les gustó mucho. Sin advertirlo a toda conciencia, había elegido un texto cuyo centro era el encierro, la privación de la libertad y, sobre todo, la soledad. No inicié hablando de estas características, sino más bien de los recursos literarios de la transgresión a lo establecido, en este caso, la transgresión y "vuelta de tuerca" que ofrece Borges al dar una imagen del Minotauro no como la bestia despiadada que nos cuenta el mito, sino como este ser alienado e ignorante de su castigo, este ser que busca entretenerse de mil maneras para tratar de evadir la soledad.

Uno de los muchachos que asistieron a escucharme me preguntó mi opinión de "libertad", dijo que a ellos les habían dicho que para qué querían la libertad si no habían sabido utilizarla de manera correcta. Yo no puedo juzgar, ignoro por qué cada uno de ellos está ahí, no es cosa relevante. Sólo contesté que la libertad era una utopía, que yo misma, allá afuera, era esclava de un montón de cosas. Y es cierto, el sistema nos ha hecho creer ciertas situaciones, actuar conforme a ciertas líneas y, entre tanto, no nos damos cuenta de que somos esclavos y, aunque nos diéramos cuenta, no es tan sencillo salir huyendo como si nada, las reglas del mundo nos atrapan, nos llevan como si tuviésemos los ojos vendados o bien, como esclavos a disgusto y sin fuerzas para la rebelión.

Personalmente, me sentí muy agradecida con la invitación, esta ocasión la disfruté incluso más que la primera (no sé qué sea, pero tiendo a sentirme más a gusto entre hombres que entre mujeres). Trabajo diario en un lugar que nada tiene que ver con la literatura, sé que muchos grandísimos escritores tuvieron trabajos comunes y hasta mediocres; yo, aunque no me creo grande, sí creo que se puede tener una actividad intrascendente siempre que se trata de trabajar también por lo que sí es trascendente. Este tipo de actividades son un respiro a mi rutina. Recuerdo una frase genial de Henry Miller que me parece que se adapta perfecto a lo que trato de expresar: "Siempre hay sitio, aunque sea en nuestra propia alma, para crear un trozo de Paraíso, por demencial que pueda parecer semejante propósito". Suscribo, hay que luchar por generar esos sitios, si dejamos de crearlos estamos dejando de lado una buena parte de nosotros.

Así pues, estaré muy agradecida si me permiten realizar una actividad similar. Tengo que seguir el camino de mi pasión, es lo único que tengo seguro en mi vida.



Music on: A day in the life - The Beatles
Quote: "No sólo olvidamos cosas porque carecen de importancia, sino también porque importan demasiado". Joseph Roth
Reading: Odioso caballo - Francisco Hernández

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