martes, 15 de noviembre de 2011

Silencio



El silencio es esa respiración del mundo que no hemos entendido pero sí escuchado, algunas veces, hace tanto… cuando este mismo mundo parecía más sincero, más aprehensible, más abierto. El silencio se quedó conmigo después de un adiós no dicho, es esa sensación que yo sigo teniendo y que tú perdiste hace mucho. Creo que es lo que me hace ser yo, todavía yo, ese yo que muchas veces está luchando por no confundirse con el resto.

No es que me haya arrepentido, no. Pero es difícil convertirse en silencioso espectador de lo inasequible. Es complicado quedarse anclado en un mismo punto, poder ver el fin a unos metros de distancia y luego estar en el fin, y cuando digo es estar es eso, estar, quedarse ahí, nada más. Y todavía más difícil es ver y ver y no poder cerrar los ojos, ver cómo estoy yo sola en el fin mientras tú ya estás inaugurando otro principio.

Me engaño a mi misma todos los días, ya sabes, tal vez para no enloquecer y para no tener que ver lo que no he acabado de comprender y que nunca comprenderé. Me engaño y muchas veces tengo éxito al creer esas mentiras, verdades inventadas que vienen a convertirse en todo lo que puedo ser y tengo que ser para seguir adelante (adelante, siempre, porque aunque quiera, el atrás tampoco es posible, porque el mundo, desgraciadamente, es real).

El fin es eso que debería conocer muy bien, pues ya he estado ahí mucho tiempo; sin embargo no deja de lastimarme mi pasividad y mi falta de acción. Cierto que no soy capaz de luchar, de gritar, de moverme. Es una sensación extraña, como un escalofrío eterno, algo que si pudiera nombrar lo llamaría “nostalgia absurda”, es como llorar no por un tiempo ido que no volverá sino por uno que sigue transcurriendo pero se sabe insalvable desde siempre, desde antes de acontecido.

Por eso regreso al silencio, mi refugio, guarida, principio y fin; ahí me escucho ser al lado del mundo que recuerdo, en el instante de la respiración inmóvil soy todavía lo que quiero y no existen más cosas que las cosas propias, pensadas por mi cerebro, órgano precioso que si todavía existe es porque no lo he dejado salir de este espacio. Hablar no sirve de nada, escribir es sólo una terapia que ayuda a sosegar el grito y prolonga la mentira, bendita mentira.

Esta noche respiro con el mundo, me debo a la falta de palabras, reduzco el recuerdo a un paisaje impresionista, desvanecido, de lo que no existe pero es bello. Callo. El silencio prescinde de absurdos (no te contiene); tampoco necesita entendimientos ni requiere de la luz.



Music on: Field below - Regina Spektor
Quote: "porque nosotros no fuimos hechos sino para el pequeño silencio" Clarice Lispector
Reading: Un soplo de vida - Clarice Lispector

1 comentario:

José Mejia Gomez dijo...

Me ha gustado tu comentario. Gracias. Esto es una explicacion al adagio "La elocuencia del silencio"....