"Vivir es una herida abierta", escribió Clarice Lispector, la vida es algo que nunca sana pero también algo que no necesariamente mata. Algo similar a la agonía de Prometeo, quizá. Esta vida se pasa día a día como si se estuviera en un limbo indescriptible del que se puede salir sólo con la muerte.
Parto de la frase de Lispector para retomar el tópico de Xavier Villaurrutia sobre lo que él llama "nostalgia de la muerte". Estamos viviendo una vida que no conocemos del todo y que no comprendemos, incluso parece que jamás encontraremos una satisfacción total y este andar absurdo nos llena de frustraciones. Quizá, como intuye Villaurrutia, existe algo previo (o posterior) que sí nos pertenece completamente.
Villaurrutia escribió un poemario maravilloso titulado precisamente así Nostalgia de la muerte. Más allá de la antítesis evidente, se podría apreciar una verdadera contradicción que de primera impresión, sobrepasa incluso cualquier pretensión poética: ¿Cómo va a ser posible tener nostalgia de algo que nos es totalmente ajeno, que jamás hemos tenido? Villaurrutia, a lo largo de los poemas de ese volumen regresa a la idea de la muerte vista desde muchos puntos, a veces está ahí a su lado, como un huésped, a veces habla con ella, en ocasiones la muerte se acerca pero es imposible precisar su esencia o el espacio que ocupa. De cualquier forma, la línea poética que maneja conduce al lector a la idea de que la vida es sólo una especie de estación robada al resto del tiempo, la muerte es entonces la única cosa que verdaderamente nos pertenece y esta vida es un accidente que nos ha alejado de nuestro estado de no existencia.
Así pues, es posible tener nostalgia de la muerte y desear el encuentro con esta más cuando nos encontramos en un mundo que no tiene ningún sentido y en el cual el trajinar es absurdo, el amor es imposible, el mutismo y el silencio es todo lo que nos llenan las venas. Esa es, a grandes resgos, la concepción de vida que retrata Villaurrutia, es también, acaso, un esbozo de lo que todos hemos llegado a pensar a cerca de la vida y de, oscuramente, también desear la muerte, quizá de la misma forma tener nostalgia de la muerte.
Vivir es una herida abierta, y el dolor acentúa quizá la nostalgia y el deseo por acercamos poco a poco a ese estado al que pertenecemos.
Aquí Nocturno de la alcoba:
La muerte toma siempre la forma de la alcoba
que nos contiene.
Es cóncava y oscura y tibia y silenciosa,
se pliega en las cortinas en que anida la sombra,
es dura en el espejo y tensa y congelada,
profunda en las almohadas y, en las sábanas, blanca.
Los dos sabemos que la muerte toma
la forma de la alcoba, y que en la alcoba
es el espacio frío que levanta
entre los dos en muro, un cristal, un silencio.
Entonces sólo yo sé que la muerte
es el hueco que dejas en el lecho
cuando de pronto y sin razón alguna
te incorporas o te pones de pie.
Y es el ruido de hojas calcinadas
que hacen tus pies desnudos al hundirse en la
alfombra.
Y es el sudor que moja nuestros muslos
que se abrazan y luchan y que, luego, se rinden.
Y es la frase que dejas caer, interrumpida.
Y la pregunta mía que no oyes,
que no comprendes o que no respondes.
Y el silencio que cae y te sepulta
cuando velo tu sueño y lo interrogo.
Y solo, sólo, yo sé que la muerte
es tu palabra trunca, tus gemidos ajenos
y tus involuntarios movimientos oscuros
cuando en el sueño luchas con el ángel del sueño.
La muerte es todo esto y más que nos circunda,
y nos une y separa alternativamente,
que nos deja confusos, atónitos, suspensos,
con una herida que no mana sangre.
Entonces, sólo entonces, los dos solos, sabemos
que no el amor sino la oscura muerte
nos precipita a vernos cara a los ojos,
y a unirnos y a estrecharnos, más que solos y
náufragos,
todavía más, y cada vez más, todavía.
Music on: 'Till there was you - The Beatles
Quote: "Todo pensamiento lanza un golpe de dados" S. Mallarmé
Reading: Caro Victrix - Efrén Rebolledo
1 comentario:
La vida se torna tan absurda la mayoria de la veces,lo unico que nos queda es exprimirle la mayoria del jugo a los pocos momentos que nos da la oportunidad de sentirnos fuera de este mundo...uno de esos momentos inevitablemente para mi,es cuando tengo el placer de leer algo de lo que usted escribe.saludos madamecita
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