No sé
A veces creo que no existimos
Tú y yo nos hemos perdido
Que lo que somos hoy es muy diferente a aquellos días perfectos en que un beso deshacía el mundo y al mismo tiempo lo creaba
Parece que el amor rondó nuestras vidas con la efímera promesa de la eternidad, la promesa de siempre, la irrealizable, la falsa.
Hemos cambiado… creo
Porque la vida no es sino un constante cambio, el movimiento de los besos, tus labios o mis labios
Ahora qué importa que nuestras manos no se toquen, o si tú o yo decidimos amar otros labios, tocar otros cuerpos
Pero ¿sí lo hemos decidido?
O es sólo la inercia que nos lleva a alejarnos para luego regresar cambiados y así ser otros y amarnos otra vez bajo el mismo cuerpo que ya no conocemos
¿Podremos amarnos de nuevo?
De ayer… el recuerdo. El hotel en el centro, la cama y las sábanas blancas, la alfombra, y tú, tus lentes en el buró y el espejo que duplicaba nuestros cuerpos enlazados.
La memoria… mi memoria, la muerte del recuerdo… ¿del amor?
Jamás hubo amor que nos uniera, tal vez fue sólo el momento, el instante… esos segundos llenos de vida, tanta vida, tan desbordantes, que llegaron demasiado rápido a la muerte
Tu cuerpo… y yo acostada sobre tu pecho, mientras platicabas de esa vez que trabajaste en el periódico, tus brazos me sostenían y tus dedos jugaban en mi piel.
Un beso, un amor, un silencio, el aroma de lo que se ha ido, la difícil percepción de lo que éramos. ¿Éramos?
El orgasmo escondido entre mis piernas al roce de tus dedos; tu palabra, sólo tu palabra que ya no recuerdo, que ya murió para nosotros
El beso… cuando siempre buscabas en mí el beso perfecto. Ya no me acuerdo…
Eso éramos… ¿si? Un instante. Un momento en que fuimos y yo con la esperanza de que volvamos a ser, ahora, ya cambiados
El recuerdo, la vida llena de recuerdos, de instantes, la memoria y el cambio. Pero quizá no cambiamos tanto como creemos. Quizá no hay posibilidad de otro encuentro. Quizá sólo hemos despertado
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