jueves, 2 de agosto de 2012

Como Orfeo y Eurídice




Atrás de mí está todo lo que soy, lo que me hace seguir adelante. Esta es la paradoja, el miedo, el terror de sentir que puedo abandonarlo todo por él, el terror de saber que mi manera de amar y de desprenderme de mí, por él, es tan grande que él mismo no lo podrá aceptar.

Hoy camina detrás de mí, no me toma de la mano porque también teme, no me dice las cosas que siente, porque la palabra es muy grande y él conoce la magnitud de un verbo, un sustantivo, una frase; no habla pero en sus ojos veo todo lo que siente y lo que piensa. Aún con eso sé que yo espero más y temo romper el precioso equilibrio que lo sostiene a mi espalda. Somos un par de descarriados saliendo lentamente del infierno, y yo no quiero voltear, porque mi propia luz develaría todo el poder de lo que siento y ese mismo poder sería capaz de aniquilarlo. La paradoja.

Yo quiero decirle todo mi amor, mi entrega, decirle que no duermo si él no está bien, que sueño terribles pesadillas sólo por una noche en la que no sé de su existencia, por una noche en que no me sé la dueña de sus pensamientos. Porque amar me convierte en un monstruo camino hacia adelante dejándolo atrás, como Orfeo, condenada a seguir adelante sin poderlo tocar como quiero, sin contemplar el objeto de mi deseo, mi anhelo perfecto.

Él esto todo lo que amo, lo que necesito. Por miedo estoy ahora en este castigo, me he impuesto a no voltear, porque mi fatalidad es tan grande que aquello que me antecede, mi Eurídice personal, puede desaparecer en cuanto me muestre como soy. Así  será: andaré siempre hacia adelante, sin poder voltear hacia lo que amo, para no destruirlo.


Music on: Rachmaninov - Sinfonía 2
Quote: "Amar a alguien y poco a poco ya no amarlo. El único dolor que me permito". Jorge Volpi
Reading: La hora de la estrella - Clarice Lispector