Tengo una atracción especial con la muerte, estoy segura de
que pienso a los muertos de una manera distinta de los demás. Me acuerdo
perfecto de las personas que quise y que ahora ya no existen, como todos; pero
creo que mi relación con ellos es un poco distinta.
Esta mañana revisé los recuerdos que, amablemente, Facebook ha
diseñado para que los usuarios revisen exactamente qué publicaron o les
publicaron hace un año o dos, o tres. No siempre lo reviso (ya tengo Timehop
para eso, pienso, aunque Timehop no permite ver lo que otros han puesto en la
biografía propia, sino sólo lo que uno ha puesto), entonces lo revisé y
apareció una publicación de un muerto. Sí, cuando estaba vivo. De inmediato
entré a la página de ese muerto y resulta que no sólo seguía activa, sino que estaba
llena de publicaciones de gente que le escribe como si el muerto pudiera leer
todo eso, publicaciones recientes.
Desde hace años me he preguntado qué pasa con las cuentas de
Facebook de los muertos. Es evidente que quedan abiertas, por ahí leí en algún
lugar que existe una suerte de cláusula en la cual los amigos o familiares
pueden dar la notificación a la administración de Facebook (tipo como si se
tratara de avisar por spam) y que se puede hacer algo. Pero sé de muertos que
siguen con su cuenta activa. Y sé de gente que sigue escribiendo mensajes en el
muro de esas cuentas activas y esa acción me resulta verdaderamente
escalofriante, además de incomprensible.
Entiendo que hay gente que quiere seguir hablando con sus
muertos. Sé que de vez en cuando los vivos van a las tumbas y hablan, no sé por
qué, supongo que los hace sentir mejor, menos lejos, menos arrepentidos. Yo
nunca he hablado con mis muertos. Los lamento, me duelen, me enoja que estén
muertos, incluso, pero no les hablo. De vez en cuanto suceden cosas y me digo
que hubiera sido bonito que tal o cual muerto estuviera vivo para verlo, para
compartirlo, pero jamás he tratado de entablar un diálogo, tampoco he rezado,
desde hace muchos años no pido nada a dios, porque sé que estoy más tranquila
pensando que no existe y que las cosas las tengo que hacer bien yo, por mí,
sola, no por ayuda divina que le reste valor a mis logros.
Siempre he pensado que la gente que habla con sus muertos es
gente muy sola, gente a la que le hizo falta completar algo, o
bien, que cree en mundos más allá de la muerte y en una presencia postmortem que pueda
ayudar de alguna forma. Y creo que la gente que escribe en Facebook a los
muertos está peor porque hace pública su inutilidad y sus carencias.
También he pensado si acaso la muerte no ha significado
suficiente para mí, yo, que soy tan nostálgica y tan atada a las cosas y a las
personas que se van. ¿Debería sentirme miserable cada que recuerdo a aquellos
que se fueron? Sí entristezco, pero no busco contento en hablarles. Recuerdo a
los muertos con nostalgia, y creo que es normal desear que no se hayan ido,
pero no hago nada por mantenerlos aquí, tampoco espero encontrarlos en una vida
después de esta vida, yo no creo en eso. Si acaso me enojo cuando la gente dice
que “dios se los llevó porque era su voluntad” o que “son misteriosas las
maneras de obrar de la divinidad”. La muerte es algo que todos desconocemos. Lo que
pasa después de ella está vedado, ignorado. Lo único que hay son pataditas de
ahogado que la gente da para sentirse menos sola. Creo que escribir en el muro
de un muerto es, precisamente, una patada de ahogado que, por ser pública,
apela a mayor solemnidad, pero no la
logra.
¿Qué sentirán esos que siguen buscando la comunicación? ¿Qué
sentirán esos que buscan la respuesta por Facebook, escribiendo a alguien que saben que no contestará? Son personas con una evidente
incapacidad de cortar, con una esperanza vana. ¿O hay algo más en eso? ¿Hay
alguna magia que no puedo aprender? Yo sólo consigo ver un deseo de alumbrar
cenizas, de justificarse absurdamente. Ellos no escuchan, ¿para qué habría que
hablarles, escribirles?
Los muertos están lejos, quién sabe dónde, y no nos
escuchan. Supongo que a cada persona le funciona algo específico. A mí no me
funciona hablarles, no pierdo mi tiempo. Puedo hablar mucho de ellos pero no
con ellos. Me parece mejor dejarlos a un lado, cortar. Y mientras, seguir viviendo,
sabiendo que la vida sigue sin ellos.
Quote: "Cada hombre lleva su propio desierto civilizado, la isla de sí mismo en la que ha naufragado." Henry Miller
Reading: Hombres sin mujeres - Haruki Murakami