jueves, 25 de junio de 2009

La nada sí importa

"Para ti, Tania, canto. Quisiera cantar más melodioso,
pero entonces quizá no hubieras accedido nunca a escucharme.”
Henry Miller


Él es común y corriente, sin embargo, para algunas, es simplemente genial y maravilloso, inteligente, divertido, original, único. Su nombre no importa. Anoche durmió poco. Hacía demasiado calor. Está sentado frente a la computadora, su mente está en blanco, se ha quedado estático, sólo de vez en cuando pasa su mano con el cigarro encendido y fuma; es domingo por la tarde. Posa su mirada perdida en recuerdos. Mañana morirá, pero no lo sabe. Su muerte, por supuesto, tampoco importa.

Dios y Satanás son amigos, es mentira que han sido antagonistas ancestrales. Ambos se discuten la vida de los hombres como si jugaran al ajedrez. Luego, el perdedor se levanta y va a reclutar otra víctima. No importa, es una entre millones, mañana quizá pueda
ganar frente a los reyes y los alfiles.


Lo que hace ahora es pensar en ella. No se la puede quitar de la cabeza a pesar de la distancia y el tiempo. Ha estado triste, o acaso, algo muy similar a la tristeza; su nombre regresa a atravesar irremediablemente el umbral de su existencia y no hay modo de olvidarla. No es que no salga con nadie más, que no haya intentado enamorarse de nuevo. Es absurdo, eso lo sabe, pero no logra entregarse a nadie ni a nada. A cada respiro aún retumba el eco de su nombre: Tania. Quiere a alguien que la sustituya, o que supla cuando menos la idea que tiene de ella. No lo logra.

Existe una helada certeza en la mente de los hombres cuando por casualidad llegan a profundizar en su propio pensamiento, cuando la soledad les permite escuchar su voz y su verdad. Estos momentos son breves y fortuitos. Pero cuando suceden, los hombres se asustan
ante la conciencia de su finitud y rápidamente regresan el pensamiento a banalidades menos escalofriantes.


Hace unos días salió con otra mujer, el nombre de ella, no es importante tampoco. Se vieron en el centro, compraron cerveza y secretamente se dirigieron a un hotel sin haber pronunciado palabra alguna, sólo respondiendo a un plan previo discutido unas noches antes. Parece que él se entusiasma con el leve interés que le despierta, con su aroma fresco, sus piernas largas y la forma en que hunde sus manos en su cabello. Parece que tienen algo importante en común, que puede haber algo más allá del gusto por el reggae, las hamburguesas y Sabines. Pero es mentira. Cuando ella dice “te quiero” él contesta “gracias.” Después le reitera que sólo son amigos. Lo único que los une es que ambos están anclados a un fantasma.

La esperanza es una gotera que nace en lo más profundo del corazón, poco a poco va permeando la vida, poco a poco, el corazón se hace más húmedo y más insensible, hasta que el latido es imperceptible. Es sólo la verdad la que trastoca los sentimientos, es un simple preámbulo a la muerte. Luego todo se vuelve más nítido, la esperanza crece y el hombre traspasa en vida la puerta del infierno.


Mañana morirá. Será víctima de una bala perdida afuera de la estación La raza. Morirá casi al instante, sin nadie que lo acompañe mas que la nada, la única compañera que lo frecuenta realmente. Esto, por supuesto, lo ignora, mientras sigue fumando, sufre un poco todavía, está perdido. Mañana, a eso de las diez de la noche será liberado de su pueril tortura.

Qué felicidad sería saber que no somos sino un accidente de materia atrapado en siglos de infinito. Qué felicidad aprender a vivir con la verdad. Pero qué tristeza ser tan necios. Qué
tristeza no darnos verdaderamente cuenta de lo efímero e irrelevante de la existencia
.




Music on: Nude - Radiohead
Quote: Después del amor, ¿no viene una cierta melancolía? la de la plenitud. C. Lispector
Reading: Nada cruel - José Ramón Ruisánchez

1 comentario:

Karla dijo...

Me gustó mucho. Felicidades.

Posdata: Ruisánches es rechispa en persona, pero nunca lo he leído. ¿Qué tal es?