En mis primeras semanas de desempleo… porque hace un año, en estas mismas fechas, podía decir de “vacaciones” me he dedicado a poner pausa en mi vida tal vez no de una manera conciente o aprobada por mi propia voluntad y a realizar una rutina terrible y asfixiante.
Mis días se rededucen a lo mismo casi siempre, por ejemplo, el martes, desperté a las nueve y media, no más, porque como soy una desempleada vivo en casa de mi mamá y si ella lo dice, es tiempo de levantarse. Luego me bañé y desayuné, claro, dentro de la convención familiar en que debe hacerse y lo que eso implica.
Después, uno pensaría que no tengo nada que hacer, que bien podría dedicarme a conseguir un empleo, pero no puedo, ese día como otros, tuve que ir al mercado, al súper, hacer las camas, tender la ropa, hacer de comer, remilgar un montón de detallitos insignificantes como cepillar al perro, regar las plantas, sacar copias, etc.
Y ahí ya se pasó toda la mañana y dieron las 2 o las 2 y media. Luego, como estoy muy gorda, tuve que hacer ejercicio en la única hora libre antes de seguir haciendo más actividades domésticas: destender la ropa, trabajar en el negocio familiar, comer y lo que eso implica, es decir, dar de comer a la familia, recoger la cocina, limpiar la mesa y los mantelitos, desconectar el horno (por el calentamiento global) cerrar y abrir llaves (por el mal funcionamiento del sistema hidráulico t la falta de agua), doblar la ropa, sacar las toallas. Para entonces en ese lunes, ya dieron las 6.
A las 7 veo tele como una forma de evadirme del mundo y luego si es posible, dedico la noche a escribir y a ser yo porque esa es la única vez en que puedo ser yo, y eso pasa todos los días, porque seguramente, igual que el lunes, entre las 8 y las 9 tenga que bajar a cerrar la puerta a cuatro llaves, apagar las luces y llevar al perro a la azotea, luego, ya cuando todos han dormido, por ahí de las 10 puedo quedarme a escribir total y completamente y a ser yo, porque solo siento que soy yo en la noche cuando no escucho nada sino la música, cuando nadie me habla ni me pregunta quien llamó, si ya hice esto o lo otro…
La verdad me siento como esclava porque no tengo trabajo y no me quiero conformar con ninguno, porque quiero dedicarme a escribir y a hacer que todo lo que soy desemboque en algo que tenga sentido para mí, para postular a un premio a la primera novela para poder…
Pero luego escucho voces distractoras; Me preguntan dónde pusiste las toallas… y así pierdo el hilo de lo que estoy diciendo… porque en la distracción he contestado en la mesa en lugar de en la cama y se burlan de mí… y todos creen que no hago nada, que estoy en el Messenger perdiendo el tiempo, (a veces lo hago, pero no ahora, y es evidente) pero yo no pierdo el tiempo; escribir no es perder el tiempo, ver televisión es perder el tiempo. Y claro, si yo no puedo preguntar algo mientras ven tele porque recibiré un "shht" gesticular, yo espero lo mismo, que cuando escribo, me dejen ser. ¡No es posible que una persona de cuarenta y cinco no sepa que las 22 horas son las 10! ¡No es posible que lo pregunte a cada rato! Que estén todos aplastados en sus sillones y tenga que ser yo la única que se tiene que levantar a cerrar la puerta del patio.
Yo misma ya no puedo ser y ya no sé lo que dije o si lo que dije tenía sentido…
Tengo que esperar a que todos duerman, esperar a morirme, tal vez, a desaparecer.
No es fácil decir que soy una escritora y no poder pagar mis propias cuentas, no es fácil no poderme resignar aun trabajo mediocre en marketing porque tengo demasiada fe en lo que escribo, sólo necesito tiempo para que madure, no es fácil sentir que la vida se estanca…
… y hay más puntos suspensivos… y ya no quiero seguir.
Music: Long legs - The magic numbers
Quote: "Esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar en un panteón" J. Sabines
No hay comentarios.:
Publicar un comentario