viernes, 16 de noviembre de 2007

Vienes a mí vestido de Apolo, pero eres Lucifer y lo sé...

A veces la poesía no es suficiente, no cuando se trata de tí. Eres como el rayo de luna de Bécquer... y te escribo aunque sé que nunca vendrás a leerme, y lo hago porque no quiero decirtelo de frente, porque de todos modos no entenderías. Pero te explico, y te digo que el rayo de luna es sólo eso, una luz efímera que se refleja en la tierra en uno u otro momento fugaz y que yo, igual que Bécquer, hubo un tiempo en que creí que ese rayo de luna no era sólo eso sino algo más real y tangible.

Y así estaba, como el amante perdido, el que perseguía el movimiento perfecto de la amada, de lo que era una simple fantasía, el rayo de luna, la ilusión, lo que no existe, o tal vez lo que existió pero no es lo que parecía ser. Todo eso eres tú, un rayo de luna, un reflejo falaz y con un toque de maldad que me sigue cautivando.

Hoy ya no te persigo, parece que vienes a mí, pero lo dudo; me he quedado en otro plano temporal, en uno en donde he congelado el instante de un recuerdo para cancelar toda posibilidad de futuro; de pronto veo que te me apareces vestido de Apolo, pero eres Lucifer y lo sé y no te detengo porque estoy condenada a la luz del infierno que sale de tus ojos tristes, muy tristes, tan tristísimos que no puedo dejar de mirarlos, de sentir compasión de ellos. Eres a veces el Lucifer hermoso, el tangible, pero el que huye y sólo de vez en cuando apareces como Apolo, un Apolo que también es bello y malvado como la luna, engañoso, intranquilo y tan irremediablemente hermoso. Esos dos en uno, en uno perfecto, uno que oscuramente sé que no existe.

Y yo no tengo otra cosa sino palabras torpes para describir el efecto que me produces, tan cerca y tan profundamente fuera de mis manos. Tus ojos, esos ojos... no sé si existes, porque la maldad es engañosa a las formas, y yo también dudo de si existo, si existen mis palabras, las que se pierden aquí y allá, en la poesía que no logro hacer, en la luna que miro y otra vez sé que eres tú y yo sólo deseo quedarme aquí, en este presente eterno que me llena de dudas pero no me lastima...

No hay comentarios.: