domingo, 5 de agosto de 2007

Escribir para trascender

Si uno quisiera trascender en el mundo, probable, práctica y muy seguramente, no sería a través de las palabras, pues siendo objetivos, las palabras perecen justo en el momento inmediato al segundo en que son dichas, éstas a veces podrían parecer la verdad absoluta y no sólo eso sino una verdad absoluta guardada en libros a través del tiempo, pero lo cierto es que estas palabras, aunque busquen trascender hacia algo específico, se redefinen para cada lector y para cada momento por lo que la esencia se pierde o se cambia.

Entonces, si la palabra es tan efímera, por qué uno, como escritor que a veces se dice ser, recurre irremediablemente a las palabras, por qué, por ejemplo, lo hago yo ahora en este instante... A esa pregunta yo respondo cono sencillez porque para mí no hay más verdad que la que se externa a través de líneas sinceras; lo que yo digo ahora, bien no podrá tener valor para el futuro, pero tiene valor para el presente y significa algo para este momento.

Como siempre ha sido, el ser humano busca una forma de expresión que le permita conocer el mundo y conocerse a sí mismo. El pensamiento perece, la palabra no, la literatura no y es a través de ella que uno busca una identificación sublime con cada cosa existente o quizá, a veces, inexistente. Así que la importancia de la palabra sí es trascender, pero no como algo inmóvil; la palabra no es el resultado único y universal de una sóla cosa sino de muchas y esa versatilidad, ese movimiento creacionista, muy semejante a la creación del mundo, es el tipo de trascendencia de una línea, una frase, una idea.

John Keats entendió la verdadera razón de la literatura como arma de trascendencia, él, sufriendo de tuberculosis la mayor parte de su vida, tuvo que hacerse a la idea de renunciar a ésta antes de que cumpliera siquiera los 23 años, y aún así él buscaba trascender y lo hizo a través de su obra, de sus poemas en donde hace que las palabras hablen por él y se tornen en la huella misma de lo que él era y así trascendió y no sólo para él sino para todos los futuros lectores que encuentran en sus palabras el aliento de vida que todos necesitamos en algún momento de neustras vias.

Quizá no todas las palabras busquen tan desesperadamente la trascendencia, pero tampoco podemos negar que cada letra pretende reflejar una parte de lo que somos y así, una parte de lo que queremos dejar al mundo, para que no se nos olvide.

1 comentario:

Angel Pastrana dijo...

Uno como escritor recurre a la palabra, que es su herramienta, para preservar una idea, y que esta idea sea transmitida a pesar de su volatilidad, ya que todo ew efímero, la misma humanidad, el mundo, eluniverso un día dejaran de existir. No necesariamente se busca la trascendencia ni la inmortalidad, a veces el ser humano solo tiene la necesidad de decir algo.

Como epílogo, las tres personas más importantes de la historia trascendieron a través de la palabra: Jesús, Gautama y Mahoma.