Pensar en la belleza de un instante que se queda adentro de
nuestras almohadas igual que de nuestros cuerpos.
Alegrarse del amor inconmensurable que flota libre hacia
todos los rincones del mundo mientras decenas de caballos blancos cabalgan
desde las comisuras de nuestros sueños.
Y creer... Creer porque el cielo nunca ha sido tan puro ni
se ha visto tan inmaculadamente abierto. Porque la luz de otoño ha transformado
a las estatuas en seres que habitan ese valle inexplicable en donde se ha
podido congelar el tiempo. Creer que todo es un milagro.
Veo tu rostro…, y en ese acto simplísimo descubro a un dios
que se ha dado por completo a tus manos; un dios sin misterio, que habla y por
todos es conocido y se manifiesta y, sobre todo, nunca lastima.
No es un sueño, nosotros somos constantes y somos eternos.
Millones de asfódelos se desploman desde el cenit hacia el corazón con la
promesa de la vida eterna. No es un sueño pero sí es algo que hemos anhelado
desde que tenemos memoria.
Paz.
Nada más que tiempo interminable de vida gozosa y limpia,
ligera, tibia y duradera. El tiempo nunca ha sido tan sagrado, tan perpetuo.
Entonces caminamos a través de estrellas y nubes y polvo
iluminado y no olvidamos y no duele. Vivimos otra vez y otra, cada día un
amanecer más limpio. El pasado es sagrado y no hay un futuro diferente, todo el
tiempo es el mismo tiempo.
Nos quedamos. Aquí permanecemos. Vivimos el eterno sueño de lo eterno. Regresamos siempre al mismo despertar sin noches ni treguas
ni miedos.
Sin muerte. Music on: Out of control - Miles Kane Quote: "I didn't want any flowers, I only wanted / to lie with my hands turned up and be utterly empty." Sylvia Plath Reading: Crónica de plata - Emily Dickinson
La espera terminó. El próximo martes 10 de febrero a las 19:00 en la Casa del Poeta Ramón López Velarde será la presentación de Entre mares alados, tendré presentadores excelentes: Diego Merino, filósofo y también autor de Ediciones y Punto, Iliana Vargas, narradora y amiga del alma y la mismísima editora Lucero García Flores; además de que el moderador es Hernán Bravo Varela, colega de letras, amante de la poesía y muy querido amigo también. El día de la presentación habrá a la venta imágenes que forman parte del libro, esta veta artística vale mucho la pena porque el muchacho que dibuja J. M. Lecumberri tiene un talento exorbitante. Leeré un poco y platicaré sobre la concepción y las ideas centrales del libro, es una muy buena oportunidad para preguntar lo que se les ocurra. Ahí nos vemos.
Music on: Blue monday - New order Quote: "El amor es idiota pero es el único medio para sentir uno la comprensión de la vida." Paul Valéry Reading: Crónica de plata - Emily Dickinson
Sé que hay cosas que jamás podré entender. Lo
sé pero no consigo contentarme con eso. Y no es que sean cosas tan
trascendentes como la vida y la muerte o el sentido de la vida; no, son cosas
insignificantes, de esas que extrañamente le dan un sazón distinto a la
existencia, que nos hacen sentir bien. Y cuando aquellas cosas se alteran o
desaparecen, escribo, pues la escritura me rescata de todos los abismos, al
menos momentáneamente.
Voy a escribir una serie de “incomprensiones”,
de “dolores”, de esos que causa lo que creo que fue amor. Hace unos meses
estaba dispuesta a enamorarme, ¿dispuesta a enamorarme? Sí, así como suena, un
poco raro, pero así era. Y no es que haya sido la primera vez que me desprecian,
pero esto fue diferente y no consigo deshacerme del pesar, sobre todo porque no
puedo entender qué fue lo que sucedió, qué hice mal, en qué momento, si estaba
actuando de manera diferente a como lo hice en mis relaciones anteriores, de
todos modos salió mal.
Escribo ahora porque hoy es su cumpleaños,
escribo porque pienso en él, porque busco comprender y repasar algunas partes
del camino andado quizá por suplicio personal… Y es que me pregunto ¿en qué
momento todo se derrumbó?, ¿por qué decía quererme como a nadie, por qué decía
admirarme y a pesar de eso decidió hacerme sentir lo más insignificante
respirando por la tierra? Y peor, ¿por qué jamás quiso venir a verme y, cuando
lo hizo, él ya tenía una novia?, ¿para qué vino a verme entonces? Todos los
años que pasamos siendo amigos ¿no valieron nada?, ¿cómo es posible que unos
meses logren derrumbar una amistad de años?
No fue mi culpa decirle que no me iba a
conformar con las sobras, y no me arrepiento de haberlo dicho, no, porque él
era una persona que jamás contestaba mis llamadas, una persona a la que le
estuve rogando por meses para que nos viéramos, recuerdo perfecto que era
diciembre y le dije “veámonos, platiquemos, vamos por un café o algo así,
sencillo” y él dijo amablemente que esperara todo diciembre pues tenía mucho
trabajo y pendientes que arreglar. Yo acepté, pero terminó diciembre y también
terminó enero… llegó febrero y lo invité a mi cumpleaños y no le importó,
prefirió trabajar o hacer quién sabe qué cosas, en lugar de gastar un par de
horas conmigo.
Y así fue sucediendo, jamás nos veíamos, él
era feliz con un mensaje, con hablar por Whatsapp y mandarme poemas y
canciones. A mí no me fue suficiente. Ah, pero claro, cuando le comenté que
había aplicado para una beca en Alemania enloqueció y dijo que él no quería
estar con alguien que estuviera constantemente huyendo. Y yo no entendí nada,
pero terminé lastimada porque estaba despreciándome por querer hacer algo que a
mí me entusiasmaba hacer, la sola idea, la posibilidad de irme unos meses lejos
me hacía feliz, pero para él era como estar con alguien que sólo busca la
manera de alejarse ¿y qué no se estaba alejando él con su imposibilidad de verme?
Le dije que de todos modos él no tenía tiempo para mí, que daba igual que yo
estuviera en México, en Alemania o en Timbuctú siempre que hubiera conexión de
internet para mandarnos cursilerías vía Twitter. Para él eso parecía
suficiente, sin embargo enfureció con la simple posibilidad de que pudiera
alejarme. No entiendo, nunca entendí, creo que nunca podré hacerlo.
Se molestaba porque salía con otras personas,
pero él nunca quiso salir conmigo, lo que quería era que yo lo esperara
paciente y estoicamente, enamorada y entregada, a pesar de que nunca tenía una
hora siquiera para que nos viéramos para tomar café. Y sin embargo, lo quería,
sí, lo quería pero el querer, ni siquiera el amar, es suficiente cuando no
viene de la misma manera de las dos partes.
Él se consiguió una novia, yo, eventualmente,
acepté de lleno salir con alguien más, renunciando a él por completo. Y todavía
seguimos hablando algún tiempo, tiempo en que invariablemente salía a colación
el dolor, el haberme lastimado y despreciado, yo nunca le pude perdonar que me
hubiera despreciado y pisoteado de esa manera, que, aun sabiendo lo importante
que era para mí que me acompañara a presentar mi libro, él decidió otra cosa,
fue incapaz de mover sus actividades un par de horas para verme y sabía que era
importante para mí y no le importó. Quizá estaba exigiendo demasiado pero no
podía repetir el mismo patrón otra vez. Después dejamos de hablar porque él
dijo que prefería evitarme pues ya no hablábamos de cosas chidas sino que mi
conversación se centraba en lo maravilloso que era mi novio, me decía que ya no
podíamos conversar sobre poesía o sobre música pues yo siempre mencionaba lo
feliz que ahora era con mi nueva vida. Y yo tampoco entendí, si él me
despreció, si nunca tuvo tiempo de verme, por qué le molesta que sea feliz, por
qué le molesta que haya decidido entregarme con todo a este hombre con el cual
me siento a gusto, quien es capaz de organizar su tiempo para darme tiempo,
quien me busca constantemente y me entiende.
Siempre que hablo con él me lastimo. Me
lastima y lo lastimo, al parecer, me ha hecho llorar y sufrir como nadie antes
en el mundo, lo cual es irónico pues él, más que nadie en el mundo sabía mi
historia personal, sabía de algunos patanes de los que me enamoré y me trataron
como basura, sabía mi asquerosa sensibilidad y mi declarada manera de soñar
despierta. Y, sin embargo, me lastimó más que todos juntos, me hizo llorar por
días preguntándome qué demonios había yo hecho mal, cómo podía siempre echarlo
todo a perder, hiciera lo que hiciera.
En fin. Hace dos meses que no hablo con él, es
poco, pero me parece que es demasiado, el tiempo se distorsionó durante un año
en que pretendimos –o pretendí- construir algo más de lo que éramos, un año en
que le rogué que nos viéramos. Y ese año no se puede comparar con los 10 que ya
llevábamos siendo amigos, mas el caso es que gracias a ese año de dolor, todo
el tiempo anterior se fue directo a la basura.
La última vez que dejamos de hablarnos yo tomé
la iniciativa y le escribí, lo hice porque subió a Twitter una canción de la
cual me enamoré al instante de escucharla. Le escribí y él dijo, lo recuerdo
bien, que pensó que jamás le volvería a escribir. Lo hice, no sé por qué, pero
ahora, desde hace dos meses, he sido demasiado fuerte y no he hecho nada para
que siquiera sepa que existo, reviso su estado de conexión al Whatsapp y como
un ritual que necesito para no dejarme de envenenar el pensamiento, leo sus tweets
y veo si, acaso, me ha aceptado de nuevo como su amiga en el Facebook.
Hace dos
meses que no hablamos, irónico, después de días, semanas y meses de hablar
todos los días por Whatsapp –claro, pues el teléfono nunca lo contestó- ahora
nada. Es tan cierto lo que escribió Sabines, de que en una semana se pueden
reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se
les puede prender fuego. Y la poesía, eso… eso teníamos en común, versos
infinitos de Sabines, de Cortázar, de poetas desconocidos del siglo XIX, acompañados
de canciones memorables y hermosas de Pearl Jam, Snow Patrol y Radiohead. Éramos
simples, antes de que deseara más que esa simpleza. Quise más, no deseaba
satisfacerme con las sobras –ya lo había hecho una vez y no deseaba hacerlo de
nuevo- y, finalmente él se consiguió una novia, yo fui insuficiente a sus
deseos, me desechó; y yo, estúpida, lloré por él y lloro por todo lo perdido.
Hoy es su cumpleaños y como estoy enferma le
regalo este repaso del dolor, disfrazado de una muy sutil esperanza de que
vendrá, en algún momento, a revisar este sitio, que es el único que podría
unirnos, de manera impersonal. Quiero pensar que si algo sigue queriendo de mí,
es esto, las letras, lo que nos acercó en un principio. Sé que es paradójico
cómo me pidió que le dedicara mis libros de manera ultra especial, me pidió que
escribiera “soy tuya” y lo hice, porque así me sentía, paradójico cómo me dijo
“tienes poesía hasta en la risa” y luego decidió no saber nada más de mí. Sé
que me leerá, eventualmente. Yo no volveré a hablarle. Debo asumir que murió, que
perdí no sólo a un posible amor sino a un amigo de años, a causa del amor, maldito amor
que no terminó de quemarme, que me dejó parcialmente mutilada y con recuerdos
demasiado tangibles.
Aunque si lee, ¿qué más da? Sé que vive porque
escribe frases de Sabina en su cuenta de Twitter, pero también sé que en
cualquier momento podría intentar suicidarse de nuevo y quién sabe, podría
tener éxito. Sé que quizá sólo estoy escribiendo esto deseando que yo pueda decirle algo con estas letras, darle un mensaje muy
ambiguo que básicamente quiere decir que aún lo pienso pero no volveré a
buscarlo. Por ahí leí el otro día en el internet una frase que decía: “no sé qué
me da más miedo, si verte otra vez o no volver a verte nunca”; no lo sé,
sinceramente no lo sé, por mi parte, el episodio está cerrado, y mientras, escribo.
Music on: One - Ed Sheeran Quote: "We have ligered int he chambers of the sea." - T. S. Eliot Reading: Poesía reunida - Amparo Dávila
Octavio
Paz nació en 1914, en el barrio de Mixcoac de la ciudad de México. Desde su
infancia hasta la adolescencia encontró en la biblioteca de su padre, Octavio
Paz Solórzano abogado y periodista, una fuente literaria vastísima en la cual
halló alimento por varios años. Sin embargo, Paz no se dedicó únicamente a asuntos
literarios, en el grueso de su obra se refleja su interés por temas artísticos
muy diversos. Además de escribir poesía fue ensayista, hizo periodismo, teatro,
crítica y política; fungió como editor y diplomático hasta llegar a convertirse
en una figura internacional de la cultura y el pensamiento.
Desde
sus primeras letras, las líneas poéticas de Paz estaban ya establecidas, en su
obra abunda una preocupación por la palabra y su relación con la realidad y con
el poeta mismo; aborda constantemente temas como el instante, lo simultáneo, el
sueño, el eterno retorno y la vuelta al origen, sin dejar de lado el
cuestionamiento por el lenguaje y sus alcances metafísicos. Entre sus primeras
compilaciones poéticas destaca, sin duda, Bajo
tu clara sombra (1937) y A la orilla
del mundo (1942) en donde comienzan a marcarse estas inquietudes
artísticas.
Los
años que Paz permaneció en París por el inicio de su vida diplomática fueron de
intenso aprendizaje y culminaron en 1949 con la publicación de Libertad bajo palabra (1960), compilación
de su poesía hasta ese momento. Iniciando su veta ensayística, un año más tarde
publicó El laberinto de la soledad, en
el cual descubre el “ninguneo” del que somos víctimas los mexicanos y analiza
los rasgos de la personalidad del mexicano, los cuales, afirma, tienen una
factura histórica que todavía no se reconcilia con la modernidad. Cabe
mencionar que la experiencia de la soledad es importante en la obra de Paz; en
este ensayo define la soledad como “nostalgia de espacio” en tanto que el
espacio nos entrega la sustancia de las cosas. Aquí, Paz aterriza en conceptos
lo que en poesía desarrolla en emociones.
En
1956 concluye El arco y la lira,
texto que sigue siendo referencia no sólo para el entendimiento de su propia
creación sino para el acercamiento a la poesía en general y donde, además,
desarrolla diversos conceptos tales como la métrica, el ritmo, el mito, la
diferencia entre poesía y prosa. Paz dedicó buena parte de su obra al desciframiento
de la palabra poética en relación con el mundo y el lenguaje en tanto que éste
era o no una herramienta mágica o una manera de designar una nueva
realidad. Este ensayo también ubica el
papel de la poesía y del poeta en la modernidad así como a la poesía
hispanoamericana dentro de la literatura mundial. Quizá producto de sus
experiencias en India y oriente, Paz se adentra a la concepción de lo
simultáneo como fundamento de la creación poética e incluso de la existencia
humana; cuestiona las formulaciones clásicas occidentales sobre la verdad y
llega a afirmar que “para la tradición oriental la verdad es una experiencia
personal. Por tanto, en sentido estricto, es incomunicable”, con lo que el
autor da entrada a una nueva concepción del mundo, no sólo para lo verdadero,
sino para lo poético pues el lenguaje, siempre que se toca por la poesía cambia
de forma y, por lo tanto, construye una nueva verdad.
En
1957 Paz publicó uno de sus poemas más importantes: “Piedra de Sol”. Aquí
retoma algunos de los temas que ya había trabajado: lo simultáneo, el instante,
el tiempo cíclico y la poesía como sueño. Los primeros versos, que también son
los últimos del poema, dan cuenta de esta preocupación:
Un sauce de cristal, un chopo de agua,
un alto
surtidor que el viento arquea,
un árbol bien plantado mas danzante,
un caminar de río que se curva,
avanza, retrocede, da un rodeo
y llega siempre:
Paz
enuncia, a manera de visiones, una serie de elementos de la naturaleza que
aparecen tal cual son, mas en ellos existe no la contradicción sino lo que
acontece al mismo tiempo: un árbol bien plantado, pero que también danza; un
río que mientras fluye hacia adelante, está igualmente formando un círculo.
Además de lo simultáneo, el poeta ya había establecido en su obra una
correspondencia intrínseca de la vida a partir de la fugacidad del instante; pensaba
que entre el devenir irremediable de la existencia había dos maneras
particulares de salir de su cauce imparable, una de ellas era la poesía, otra
el amor, lo cual se percibe en varias estrofas de “Piedra de Sol”:
amar es combatir, si dos se besan
el mundo cambia, encarnan los deseos,
el pensamiento encarna, brotan las alas
en las espaldas del esclavo, el mundo
es real y tangible, el vino es vino,
el pan vuelve a saber, el agua es agua,
amar es combatir, es abrir puertas.
En
1958, editó La estación violenta, su
segunda compilación poética. Con el nombramiento de embajador de México en
India, en 1962, Paz se encontró en un destino que implicaría un avance importante
en su producción literaria, desarrollo intelectual y personal. Los años de
estancia en India coinciden con la escritura de “Blanco” (1966), otro poema
representativo pero distinto y más apegada a la talla vanguardista. El poema
tiene una clara huella del proyecto hecho por Mallarmé a través de Un golpe de dados. En “Blanco”, el poeta
habla de la dispersión del ser en tanto que dicha dispersión es la única forma
de presencia. “Blanco” es un poema que sintetiza el poema como acto y como
proyecto, nunca como culminación. Asimismo, Paz regresa a la idea de la
simultaneidad; vacío y plenitud no son contrarios sino términos que existen al
mismo tiempo en una dialéctica que permite una nueva significación. La nueva
significación, cabe mencionar, estaba ligada a la problemática de la palabra.
Ya desde Libertad bajo palabra (1949),
donde el poeta dice: “contra el silencio y el bullicio invento la Palabra,
libertad que se inventa y me inventa cada día” se gestaba la voz del poeta como
descubridor de un mundo. Esta idea continuó en Semillas para un himno (1954) pues Paz decidió usar “semillas” para
significar “palabras” en tanto que serían estas las gestoras del mundo, además
de ser símbolo del origen y del lenguaje primigenio que Paz buscaba
constantemente, del tiempo cíclico y la fugacidad de los instantes. Así lo
expresan algunos versos de “Semillas para un himno”:
En una
tierra condenada a repetirse sin tregua Todos somos indignos Hasta los muertos enrojecen Hasta los ciegos deletrean la escritura del
látigo Racimos de mendigos cuelgan de las ciudades Casas de ira torres de frente obtusa Infrecuentes Instantáneas No llegan siempre en forma de palabras Brota una espiga de unos labios Una forma veloz abre las alas Imprevistas Instantáneas
Desde
¿Águila o sol? (1951) Paz estaba
apostando por la mezcla de géneros, entre prosa poética o cuentos líricos
escribió enfatizando en el lenguaje en tanto puede bifurcar tiempos y cuerpos.
Resultado de sus viajes a India y el Oriente, queda la también difícil de clasificar
obra El mono gramático (1974), en donde
continúa su digresión por el lenguaje y recupera la idea de la simultaneidad:
“la sabiduría no está ni en la fijeza ni en el cambio, sino en la dialéctica
entre ellos.” Más adelante escribe: “no obstante, en cada caso la figura (la
palabra) posee una significación distinta. Distinta y la misma”. En esta obra,
Paz inserta abiertamente la concepción de la escritura como un proyecto
interminable que vuelve sobre sí mismo, idea que ya había esbozado desde El arco y la lira. No es tanto el
resultado del escribir sino el proceso, el proyecto constante e inacabado de la
escritura, que también es un ritual y un mito. Así lo expresa en El mono gramático: “esto que escribo es
una ceremonia, girar de una palabra que aparece y desaparece en sus giros”.
No
sólo por sus letras sino por su actividad diplomática y de crítica social, en
los años sesenta se consolidó el prestigio nacional e internacional de Octavio
Paz, recibió galardones múltiples e impartió cátedra en universidades
prestigiosas; también ingresó al Colegio Nacional de México. Además, continúa
proliferando su obra ensayística. Son los años en que aparece Cuadrivio (1965), Los signos de rotación (1965), Puertas
al campo (1966), Corriente alterna
(1967), entre otros. En estos libros Paz continúa poniendo interés en el
desarrollo de la vanguardia en México y consolida su forma peculiar de entender
la creación.
En
1968, con su renuncia al puesto de embajador en India, se convirtió en símbolo
de la rebeldía y su personalidad incursionó abiertamente en el debate público.
Paz abogaba por la revolución estética y moral, si desde joven se había
posicionado a favor de la izquierda, ahora criticaba abiertamente los vacíos
del liberalismo, los vicios del capitalismo y desconfiaba de los nihilismos
intelectuales. En 1971 retomó su actividad como editor, iniciada en Taller, para dirigir Plural, revista que se convirtió en un
foro de crítica que reunía a los principales intelectuales de la época. Su obra
seguía creciendo, publicó Posdata
(1971) y El ogro filantrópico (1979);
su último ensayo poemario fue Árbol
Adentro (1987). La década de los 80 le merece numerosos reconocimientos,
los cuales culminan en 1990 con la entrega del premio Nobel de Literatura. Tras
el premio, Paz continuó con una activa agenda cultural manteniéndose presente
con comentarios y publicaciones, la última de ellas es Visiones de la India (1995). El 19 de abril de 1998, Paz falleció
en la Ciudad de México.
Las
vueltas sobre los mismos temas le han valido a Paz estudios desde diversas
perspectivas. La palabra poética que Paz buscaba expresar era una palabra
primigenia y la poesía siempre era una revelación de la palabra original. Él
creía en la recíproca relación entre poeta y lenguaje, pero sabía que siempre
ganaba el lenguaje mismo, el lenguaje, ciertamente, habla desde el poeta pero
lo hace con libertad y esa libertad es consecuencia de un orden natural que desemboca
en una libertad que se inventa. Para Paz el mundo es una inminencia, el poeta
tiene la misión de que esa inminencia se revele o se convierta en presencia por
un instante, la poesía hará que ese instante también se vuelva permanencia.
Music on: One - Ed Sheeran Quote: "La hoz del tiempo mutila lentamente vigilia y sueño". Amparo Dávila Reading: Poesía Reunida - Amparo Dávila