viernes, 23 de marzo de 2012

DavAnEd (fragmento)


Siento que pasé años buscando algo que ya conocía. Soy juez indulgente con mi vida, no huyo de ella. Descubrí que tenía alas y que ahora podía utilizarlas. Siempre supe que escribir no era complicado, sin embargo requiere cierto grado de verdad que no a todos agrada. Esto que escribo ahora no tiene relación con el arte, ¿cómo hacer un arte trascendental si no puedo encontrar una razón que trascienda mi propio umbral? Estoy buscando esa verdad totalizadora que redima incluso a las almas condenadas, pero esa verdad, si acaso la encuentre quizá no será un anclaje para nada, sino, al contrario, revelará cuán terrible es que la verdad sea la portadora de la más absoluta libertad o que, al contrario, no haga otra cosa sino generar más ataduras a cosas igualmente inasibles. De cualquier modo, busco.

Y si encuentro sé que esa parte la podré tomar, podré asirla porque será como una esfera brillante, una especie de aleph borgeano que contenga todas las cosas. Ahí estará, pensando metafóricamente, situada en el horizonte del mundo, lista para revelarse y expandir su totalidad. La cuestión con la verdad es que nadie la toma, sólo algunos fingen atarse a ella a través de ideas falsas y entonces esa no es la verdad, la fuerza universal que lo hace todo. La verdad produce un cambio evidente en el alma. Con esa verdad que decidí tomar supe que había traspasado el límite de lo que sería puramente humano. Ahora soy como un héroe pero sin la perfección ni el altruismo; me siento como algo más allá del hombre, como un ángel que vuela en lo alto y aún se debate si debe ir con dios o con Satanás.

¿Mentir?, dicen que mentir es lo más divertido que uno puede hacer, con la ropa puesta. Si he decidido tomar la verdad del mundo que me descubrió las alas, es porque con ella llegó el suceso determinante en mi vida: el desencanto. Y sin embargo dentro de la verdad aún a veces amanezco con el deseo de mentir, porque sé que lo que haga o deje de hacer no tendrá mayor impacto sobre la tierra. La vida entera es un juego en el que la misión de cada uno es concentrarse para ganar, sin importar nada.

El amor es una de las pocas líneas que mantienen el interés del ser humano hacia tales o cuales cosas, más que cualquier cosa, el amor es capaz de trastocarlo todo, absolutamente todo, por eso no puede quedarse cerca de las personas por mucho tiempo. ¿Quién está en busca del amor? ¿Qué necesidad de ahogarse en mares salados dentro de uno mismo? El amor es caprichoso y se va; el amor espera una reciprocidad imposible, absurda. Antes esperaba a que llegara, irremediablemente, esperaba como se espera que el día se acabe y, cuando se acaba, sólo se desea que empiece de nuevo, porque ningún estado es satisfactorio. El amor llegará y se irá con un sigilo cruel, morirá de manera trágica entre un suspiro robado y un recuerdo que pesará más que la muerte.

Hoy tengo que hablar, porque hablar salva, si, hablar siempre un poco más y todavía más, porque lo único que me salvará auténticamente de mí misma es la palabra que no dije pero que no ha muerto. Necesito hablar de mí misma, más allá de los recuerdos obnubilados por abrazos y la certeza de lo finito de todas las cosas. Tengo que hablar para acallar el grito de una memoria que se recrea al amanecer, llena de un dolor más agudo y más claro. Hablar y dejar en las palabras esa parte de mí que no es totalmente mía sino que ya es de otros y que aún duele pero no asesina... hablar un poco, esperando que sea suficiente.Pero hoy no es hoy, hoy, como todo, es sólo una palabra.
Music on: Going home -  Leonard Cohen
Quote: "Ah, pero morimos cada día, unos para los otros. Lo que sabemos de los demás no es más que la memoria de aquellos momentos en que los conocimos" T.S. Eliot.
Reading: Homenaje a Girondo - Jorge Schwartz

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