domingo, 18 de diciembre de 2011

Un secreto (2)


Hace tanto que ya no registro el tiempo,
se levanta un alba igual a la de otros siglos,
despierto de soñar en otro espacio,
un sitio de humo dibujado con nuestros cuerpos enlazados.

Mido mis arrugas con las tazas de café
bebidas bajo tu nombre de soledad y piedras;
revivo en el atardecer la memoria de tus pies y tus esquinas,
tu palabra provista de una promesa iluminada.

Somos rezagos de pinturas incrustadas en las camas,
nuestros destinos vigilados por las Moiras
son el fantasma de un tiempo eterno,
una bestia de fauces insaciables
que sólo calma su hambre con mentiras.

Del fulgor de una palabra de tus labios
hoy queda la materia huésped de un prado inhóspito,
la huella creciente de lo incierto,
de que hemos de perecer después del beso,
sin memoria
igual que el polvo detrás de los zapatos,
como el sueño que poco salva este mundo tan pesado.

Despertar
es alzar la cara al cielo y encontrarlo del color de la muerte,
tocar sus dedos para caer de nueva cuenta entre la vida,
y recordar que somos parte de un prístino secreto
que retumba con decoro en las ventanas.

Todavía vivimos en el mundo.

En las noches limpio mis almohadas con la brisa del instante;
visitas mi cuerpo ávido del tuyo, nos juntamos en deseo por unos momentos, robándole una estación al resto del tiempo.
Desapareces al punto de la siguiente hora, como si tu presencia fuese títere del limbo.
Sé que ningún minuto es capaz de guardarnos
y que el reloj en tu muñeca es la guadaña que se acerca lentamente a nuestros cuellos.

La verdad más fría del mundo no es la muerte, sino lo eterno.
Hoy tenemos un miedo más antiguo que el tiempo que también tememos,
en nuestras espaldas se eriza el infinito: es el terror por la vigilia que se apila poco a poco en ahogados suspiros.

Habremos de sobrevivir a ese absorber simultáneo de deseo.
Dormir será un tumulto de agonía, preámbulo a la luz que nos destroce los ojos para siempre.
No moriremos todavía.

Necesitamos más delirio,
deseamos menos silencio anidándose en la garganta propia,
menos verdad y más sueños compartidos,
más amor de felicidad vestido.

Viviremos un día más, en el mismo palpitar incierto
sostenidos por una clepsidra en pausa
y un secreto.



Music on: Sonata IX - John Cage
Quote: "el mundo desgraciadamente es real" Jorge Luis Borges
Reading: Casa de campo - José Donoso

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Mido mis arrugas con las tazas de café
bebidas bajo tu nombre de soledad y piedras"
¿puedo utilizar este verso alguna vez? (citando la autoría, por supuesto?
Es de lo mejor que he leído en mucho tiempo.
Saludos

Adriana Dorantes Moreno dijo...

Hola! claro que puedes citarlo, me da gusto que te guste.
Saludos!