sábado, 19 de febrero de 2011

"Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos"

Recordarse con nostalgia es como despedirse otra vez.
Clarice Lispector



Estamos aquí, en un escenario familiar, tratando de regresar a un tiempo que ya no nos pertenece y que no se puede recrear. Mentimos, podemos caminar alegremente —de la mano, qué más da—, mirarnos con jugueteo, incluso coquetear en algún distraído instante entre la oscuridad de una sala de cine, en el ascenso al autobús, al cruzar la calle con cuidado y cerca uno del otro. Podemos hacer muchas cosas como esas, engaños mínimos para un par de segundos falsos.


Pero la realidad es que estamos como dos seres dispersos, disolutos, perdidos en la creencia de que encontrarnos el uno al otro en ese momento nos redimirá de nuestro errabundo destino. Es mentira. Regresar no significa nada, estos momentos de luz son parte de un robo al inmisericorde tiempo. Ítaca no es un destino que nos satisfaga, porque Ítaca es la misma pero nosotros ya hemos cambiado demasiado.


Nos hemos contado una verdad que vale sólo para ese día. Sabemos, en secreto, en esos mismos instantes específicos, en los mismos segundos de complicidad no declarada, que estamos formando una farsa. Invadidos por una tristeza sabemos que aquellos ya no somos lo que éramos ni seremos lo que pudimos haber sido. Sabemos que el adiós es inminente, que no hay manera de rescatarnos y que lo único que tenemos es un ansia por no dejar que el tiempo corra tan rápido, un poco de espacio para adaptarnos a esa nueva realidad en la que ya no estamos juntos, y en la que, más triste aún, tenemos la certeza de que no hay forma de estarlo de nuevo.


Tan sólo nos queda el consuelo de que podamos sobrevivir a ese nuevo estado de vida, a las sobras del amor que no fue eterno, sobrevivir de nueva cuenta sin asidero, con menor esperanza y más momentos ciegos. Tenemos que rasgar un recuerdo y prolongarlo en secreto para olvidar que esta nueva realidad tampoco promete nada y también es finita y también puede fracasar en cualquier momento.


Tomados de la mano, en un beso repugnante y casto, todo se resume, pues, a esto: no podremos estar juntos de nuevo, nunca y que somos un par de solitarios náufragos encallando en una isla que ya no nos pertenece.




Music on: Coles Corner - Richard Hawley
Quote: "Nada, nada podrá ser más amargo que el mar que llevo dentro" Xavier Villaurrutia
Reading: El sonido de la montaña - Yasunari Kawabata

No hay comentarios.: