domingo, 1 de noviembre de 2009

El amor... ¿pueril?

-No sabes... me han pasado cosas bien raras- dijo ella después de tomar un trago de su café capuchino frío-, y bien tristes también.

Se llama Amanda y ese día se encontraba tomando un café con un viejo amigo, suerte que lo había visto en el metro, y más suerte que él la alcanzó a ver y que lograron concertar una breve reunión en un café cerca de sus casas.

-Pues sí-contestó él-, tanto sin vernos, ¿cómo te ha ido?

Hablaron de la escuela, de la familia, del mundo y de sus amigos, que qué se hizo éste o aquél, que si el Javier había entrado por fin en la UAM, que por qué Lucero se había salido de la facultad de medicina, que cuándo había nacido el bebé de Cynthia, que qué había pasado con el negocio de Toño, etc.; que si tus papás, que si los míos, que si tú o yo.

-Y entonces, Amandita, ¿sigues con tu novio?
-Si, algo así.
-¿Cómo que algo así?
-Sí, es complicado...

Ella jugaba con la chantilly sobre el café mientras veía las pulseras con picos que usaba su amigo; él fumaba un cigarrillo y se acomodaba los lentes que se le resbalaban.

-¿Y esas pulseras? ¿No te arañas a cada rato con tantos picos? Porque sí están como muy filosos ¿no?
-Nel, me las quito pa’ dormir y en el día tengo cuidado, luego llego a arañar a la demás gente pero pus sí me fijo.
-Qué loco.
-Sí, luego no es conveniente, pero ni pedo, están bien chingonas todas. La más grande me la compré apenas la semana pasada en el Chopo.

Ella pidió otro café igual y a él le sirvieron el tercer americano de la noche.

-Y ¿qué mas has hecho?
-Nada...
-¿No me vas a platicar qué onda con tu novio?
-Pues si... digamos que no sé si sea el amor lo que nos une ya, si es la costumbre, la aburrición, o el miedo de no tener nada... pero extrañamente, es como si supiera que no hay nada más para mí, que no tengo a donde buscar, ni quiero hacerlo. Es complicado...
-¿Y lo quieres?-
-Ya no importa, creo que sí... me he dado cuenta de que uno se deja llevar por la rutina y que el amor no dura para nada, en realidad ya no me importan un montón de cosas que tienen que ver con el amor, es absurdo... Sí, ya sé que vas a decir que yo no era así, pero es algo que no puedo remediar.
-Si, de hecho... ¿qué pasó con la niña ilusionada por la vida?
-Parece de risa, ya sé, pero la niña decidió aterrizar a la realidad. Ya no creo en nada. El amor como tú lo ves se me hace algo muy pueril, como una creencia que les dan a los niños cuando les dicen que existen los reyes magos y eventualmente se dan cuenta de que no es cierto; así es el amor, te crees una idea pero luego tienes que abrir los ojos y ver que eso no existe, que era una cosa de niños.

Se hizo un silencio breve, donde se cruzaron sus miradas.

-Oye ¿y el maestro ese del que estabas enamorada? El “sonrisas”- dijo él riéndose- ¿no lo has visto?
-No te rías... pobre tipo. Pero pues ahora que lo mencionas sí tengo noticias de él, lo vi hace poco; puta... un desmadre para encontrarlo en el teléfono de su casa; ya casi había desistido cuando un día de churro que lo encuentro, nos fuimos a tomar un café a un Sanborns del centro. Todo acabó mal también, puras ilusiones rotas, me cae. Nos besamos un buen y pues buena onda la cosa, pero después de unos meses él desapareció, luego me mandó un mensaje diciéndome que ya se iba a ir a Canadá a vivir con su hermana y ya, ni una palabra más de él; claro que después de un tiempo me enteré que eran puras mentiras, una amiga lo vio en el metro, bendito metro, todo pasa ahí, y me contó que él ya estaba trabajando en una prepa por Lindavista y pues ya de ahí decidí no volverlo a buscar.
-Qué desgraciado.

Ella tosió y volteó hacia la calle, luego volvió sus ojos al café y a sus dedos húmedos por el vaso.

-Pues si, qué se le va a hacer. Y la neta hasta ahorita lo quiero un chingo pero ni modos. También, me enamoré de él cuando estaba bien chica, tenía yo quince años y no sé, supongo que ese amor pueril sí pega muy cabrón.
-Ay Amandita, pues él se lo pierde. Oye pero cuando lo viste ya andabas con Ángel ¿no? O sea, ¿también te vale ponerle el cuerno?
-Sí, es que básicamente no creo en la fidelidad... si te platicara todo... bueno, algún día lo haré pero digamos que no me remuerde la conciencia ponerle el cuerno así, Ángel también me pone el cuerno, y la verdad me vale. Así es la gente.
-Chale.
-Sí, pero bueno ¿y tú?

Él suspiró calladamente, denotando un hastío silencioso.

-Ahhh, pues puro desmadre, corté con Laura hace como un año, luego anduve con una vieja que se vino a vivir acá desde Cozumel, tenía un depa bien chingón en Coyoacán, pero tampoco duró y ahora estoy ahí tomando lo que sea que se presente, pero sin emocionarme bien con nadie, me da hueva, no te creas que sigo pensando igual sobre el amor, también he cambiado. Aparte, tienes razón, ya a la gente le vale la fidelidad y eso a mí sí me importa, entonces mejor no me comprometo con nadie.
-Y sí da como hueva ¿no? Me cae que ahorita nada me importa, como tú dices, ni ganas tengo de buscar algo chido con alguien, nada más ando como divirtiéndome con lo que pasa, ahí con los chavos de la escuela o lo que venga. El otro día, no manches, hice algo bien loco; iba para la escuela y el metro estaba hasta la madre, y vi a un tipo, nada feo, treintón, que se me queda viendo y me quiere dar el asiento, nos empezamos a mandar sonrisas y ya te imaginarás, yo que me dejo consentir; total que le ganan el asiento que me iba a dar y quedamos bien pegaditos en la puerta.
-¿Y? Ya me estoy imaginando, pero a ver, cuenta.
-Y yo ya me iba a bajar, y así, casi para salir que le doy un beso bien dado, ya sabes, por puro gusto y que me salgo, creo que le dije algo, como “gracias por el asiento”, pero nada más.
-¿Así? Pobre güey, seguro se quedó pasmado.
-Yo creo, luego pensé qué mala onda de mí, de dejarlo así, pero ya no podía hacer nada, o sea, nada más me latió el tipo para un momento y de puro desmadre, ya sabes. Aparte pues, ¿cuántas veces se presentan esas oportunidades? Seguro le encantó, entonces que agradezca.
-Pus chale.
-Es que no lo tomé en serio, nada, ya no tengo ganas de tomar nada en serio. Puras cosas pueriles, te digo, es necesario abandonar la ilusión en todo, no esperar nada de nada y pues así mejor.
-No, yo creo que quizá no has encontrado a la persona indicada para que te sientas bien, aunque bueno, ¿yo qué te puedo decir? A mí tampoco me ha ido muy bien.
-No hay remedio para el amor, es algo que no vale la pena, sé que tú tienes la esperanza de algo, aunque digas que no estás ahorita muy ilusionado, pero la cosa es que tienes esperanza y yo no. ¿Qué más te puedo decir? Pura tristeza, es feo que a uno se le caiga el mundo, pero te digo, es algo que tiene que pasar.
-Ay... aguanta que está sonando mi celular.

Amanda tomó el último trago del capuchino mientras su amigo hablaba por teléfono. Vio la hora, habían estado ahí por casi dos horas sin que se dieran cuenta.

-Me tengo que ir-dijo él- Se me olvidó que iba a ir el Samy a la casa a que le prestara unas cosas; de todos modos ya es tarde ¿no?
-Sí, está bien, luego platicamos otro rato.

Pidieron la cuenta y pagaron. Ambos se despidieron con un abrazo y partieron hacia lados opuestos de la calle, cada uno para su casa, quién sabe cuándo se volverían a ver.


Music on: Deceptacon - Robbie Williams
Quote: "Damos la vida sólo a lo que odiamos". R. Castellanos
Reading: Hostias negras - Efrén Rebolledo

4 comentarios:

Anónimo dijo...

los momentos en los que pensamos que tan rentable es invertir?,que tan equilibrada queda la felicidad y el dolor en este tema ambiguo del amor,en un momento pensamos que un solo beso lo vale,y luego conforme pasa el tiempo ni besos queremos,actualmente estoy absolutamente entregado y quiero pensar que durara eternamente,pero si no,(por lo menos por ahora)un solo beso de mi hada me hace creer que asi es....un escrito diferente madame espero no tenga que ver con su estado de animo...saludos

.:. Fenrir Branford .:. dijo...

Aaaaayyy te adoro Adrianita, que gusto hallarme con este texto... ya tiene bastante tiempo no? Hehehe que bello aparecer dentro de tus disertaciones... ahorita ya corro pero te comento con calma en la noche n_n

Fernando Brambila O. dijo...

Por citar una película que una vez vimos (¿te acuerdas?) "yo no sé si pasó o no y no importa; en el momento en que lo escribes todo es ficción".

Pues como texto está muy bien, aunque siento que le sobran algunas cosas... digo, siento que es un texto muy personal, y eso está muy bien, pero también siento que ya escrito no le haría mal alguna revisión.

Eso sí, me gustó como trascribes los diálogos; esos sí se "sienten naturales", algo que no es fácil de hacer.

.:. Fenrir Branford .:. dijo...

Tú cállate Fer, no critiques nuestro coloquio xD hahaha y sobra decir que, ciertamente, es un texto muy personal.

Pues que decir... el desencanto hoy día bien podría expresarse a la décima potencia... realmente no creo que el amor en si sea pueril, lo que me parece pueril es que el grueso de las personas sean tan mediocres, cobardes y poco comprometidas como para poder vivirlo realmente. Eso es lo que hace que pase de ser una realidad a un mugroso ideal, y que invariablemente, aquellos que lo esgrimimos y lo perseguimos nos veamos privados de ello... pq no importa que tan vehemente sea el deseo, no se puede vivir el amor de a uno sólo... y es ahi cuando la pérdida de la esperanza es inminente.

Tanto así como que a uno todo le valga madres... no. Simplemente, el frío tiene que terminar destronando a las aguas cálidas bajo este pútrido cielo...